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Regresa The Liverbirds con ‘Diddley Daddy’

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La banda inglesa, formada por cuatro mujeres, surgió en los sesenta en Liverpool, desafiando las convenciones de su época. Foto tomadas de su cuenta de Facebook
16 de marzo de 2024 10:16

Cuando Mary McGlory vio a Los Beatles en La Caverna en 1962, decidió formar una banda. Los Fab Four acababan de tener su primer éxito Love Me Do.

Un año más tarde, McGlory estaba de vuelta en ese club, esta vez con sus compañeras de banda: la bajista Sylvia Saunders, la guitarrista Valerie Gell y la prima de Mary, Sheila. Tras el concierto, el presentador Bob Wooler les preguntó si les gustaría ir tras bambalinas. Así que todas entramos, recuerda McGlory. Estaban John Lennon y Paul McCartney y Bob les dijo: ‘chicos, estos son las Liverbirds. Va a ser la primera banda exclusivamente femenina’. Y John nos miró y dijo: ‘¡Ajá! Las chicas no tocan la guitarra”. Pero le reviramos: ‘espera. Te lo mostraremos’”.

Primer concierto (1962)

Saunders y McGlory son supervivientes de The Liverbirds. La primera, quien a sus 77 años es el bebé de la banda, vive en Lancashire (Inglaterra), mientras que Mary, de 78 años, habla desde Hamburgo (Alemania). La pareja no sólo está acelerando el regreso de la banda, sino que este mes publicó un libro de memorias: The Liverbirds: Our Life in Britain’s First Female Rock’n’Roll Band, que cuenta la historia de cuatro chicas de clase trabajadora que desafiaron las convenciones de su época.

Saunders y McGlory tenían 15 y 16 años respectivamente cuando The Liverbirds tocó su primer concierto. Era finales de 1962, el lugar: una iglesia en Liverpool y el público, puros jubilados. En ese entonces, su set comprendía cuatro pistas instrumentales, incluyendo Apache, de The Shadows y el tema principal de la serie de televisión Steptoe and Son. Pero después de renunciar a sus trabajos diarios (Mary había sido contadora en una fábrica de embutidos y Sylvia trabajaba en una empresa de catálogos), ensayaron todos los días, ampliaron su repertorio para incluir a Chuck Berry, Chubby Checker y Bo Diddley, y se graduaron para tocar en La Caverna.

McGlory señala que había pocos modelos a seguir para las mujeres en el rock. “Estaba Beryl Marsden, quien estaba en Liverpool y cantaba con un grupo de chicos llamado The Undertakers. Pero no había chicas tocando instrumentos. A pesar de lo jóvenes que éramos, queríamos demostrar que las mujeres podíamos hacerlo.

Nuestros padres habían pasado por los años de la guerra, añade Saunders, así que queríamos hacer algo completamente diferente con nuestras vidas.

En noviembre de 1963, The Liverbirds abrió para The Rolling Stones. También tocaron con The Kinks y fueron fundamentales para ayudar a éstos a grabar You’ve Really Got Me. El día de la grabación, a The Kinks les robaron sus instrumentos de su furgoneta, por los que McGlory y compañía prestaron sus guitarras para el día. Ray Davies le devolvió el favor presentando a Saunders y McGlory a su entonces novia Pam Birch, quien les dijo que podía tocar la guitarra y quien remplazó a Sheila. La llegada de Birch, escribe Saunders en el libro, fue como la última pieza de un rompecabezas.

Debido al éxito meteórico de los Beatles, los promotores se dirigieron directamente a la ciudad, incluidos los de Hamburgo. Así que cuando Manfred Weissleder, que dirigía el Star-Club de esa ciudad ofreció a The Liverbirds una residencia, aprovecharon la oportunidad. Su plan era permanecer en Alemania durante seis semanas que se convirtieron en cuatro años. Fueron teloneras de Chuck Berry, e incluso, forjaron porros en el backstage con Jimi Hendrix. Entre los shows de Star-Club, hicieron una gira por Europa y lanzaron dos álbumes: Star-Club Show 4 (1965) y More of the Liverbirds (1966).

McGlory recuerda: debemos haber tenido mucha confianza en nosotras mismas para haber hecho todo eso a una edad tan temprana. Podría haber salido terriblemente mal. Sé que cuando vinieron a Hamburgo unos años más tarde, mis padres se llevaron una terrible sorpresa. Vieron dónde habíamos estado viviendo y trabajando (en el barrio rojo de la ciudad). Si lo hubieran sabido (de antemano), no creo que lo hubieran permitido.

Sufrieron sexismo

La banda sufrió sexismo a lo largo de los años. El propio Chuck Berry las invitó durante unos shows en Las Vegas con la condición de que tocaran desnudas de la parte de arriba (a lo que se negaron). Mientras tanto, la prensa de Reino Unido se opuso con vehemencia a la noción de una banda de chicas.

Antes de partir hacia Hamburgo, las Liverbirds fueron entrevistadas y fotografiadas por The Sunday People. “El fotógrafo nos dijo: ‘lucen felices’ y luego ‘ahora miren tristes, chicas’”, dice Saunders. El artículo resultante iba acompañado de una foto de ellas pálidas y miserables. El titular dictaba: Madres, no dejen que esto les pase a sus hijas.

Fuimos muy ingenuas, reflexiona Saunders.

Lo que llama la atención en el libro es la camaradería de las Liverbirds y cómo se cuidaban unas a otras. La suya no fue sólo una asociación musical, sino una amistad durante la cual se aconsejaron a través de la nostalgia, los problemas con los chicos y un intento de desplumamiento por parte de su primer mánager. Curiosamente, antes de mudarse a Alemania, Saunders y McGlory hicieron un pacto para permanecer vírgenes hasta que se casaran. Sylvia, nos decepcionaste con eso, ¿no?, se ríe McGlory, señalando la aventura de Saunders con Klaus Voormann de Manfred Mann. Lo hice, Mary. Lo siento, responde Saunders.

Las Liverbirds finalmente se separaron en 1968. Poco antes de una gira por Japón, Saunders descubrió que estaba embarazada y su médico le advirtió que no tocara la batería. Mientras tanto, el novio de Valerie Gell, Stephan Hausner, tuvo un accidente que lo dejó paralizado, por lo que Gell tomó la decisión de convertirse en su cuidadora. Saunders se trasladó a España con su marido, el músico escocés John Wiggins, mientras que McGlory se quedó en Hamburgo con Dostal, con quien dirigía una editorial musical.

Escribir las memorias fue, dicen, una experiencia feliz. Decidimos que teníamos que ser sinceras pese a que ambas ya tenemos nietos.

Una reunión en 1998 les mostró que todavía tenían público. Girls Don’t Play Guitars es un musical basado en su historia que se presentó en 2019. Les presentó a una nueva generación. Las niñas vinieron a verlo con sus madres y después dijeron que querían aprender a tocar un instrumento, lo cual fue encantador, refiere Saunders.

Tras las muertes de Birch en 2009 y Gell en 2016, Saunders y McGlory asumieron que sus días como intérpretes y artistas de grabación habían terminado. Pero luego conocieron a Molly Cutler y Lisa Wright, quienes interpretaron a Gell y Birch en el musical. La pareja se unió a ellas en el pasado mes de noviembre para grabar un nuevo álbum, que saldrá a finales de primavera.

Saunders dice que su primera reacción cuando se planteó un álbum fue: “No he tocado en años. Soy pensionada. Pero al cabo de una hora, decidí ‘bueno, podríamos intentarlo’”. The Liverbirds lanzó un nuevo sencillo Diddley Daddy, una nueva versión divertida producida de la realizada en 1965.

Diddley Daddy ya está disponible. The Liverbirds: Our Life in Britain’s First Female Rock’n’Roll Band llegó a estantes el 14 de marzo.

© The Independent

Traducción: Juan José Olivares

 

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