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Haitianos sobreviven con lo mínimo en la plaza Giordano Bruno
 
Periódico La Jornada
Martes 23 de mayo de 2023, p. 9

La espera de casi 400 haitianos para acudir a su cita y obtener refugio en México se alarga en la plaza Giordano Bruno, entre la incertidumbre por su condición migratoria, la falta de agua potable, comida, sanitarios y un techo seguro. La mayoría todavía duerme en casas de campaña que se anegan con la lluvia.

Entre el humo del carbón con el que cocinan arroz y frijoles destaca el llanto de niños, que son bañados a jicarazos. Fenil, de 46 años y su esposa Evelyn, de 43, con sus tres hijos ven el panorama muy complicado.

Como los cientos de isleños que continúan allí esperan a que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) pueda darles un documento que les permita permanecer en el país y así buscar algún empleo.

Su cita la tienen el 1º de junio y mientras los cinco se guarecen desde hace 13 días en una casa de campaña y a un lado preparan un poco de arroz en un anafre. Salieron de Haití hace siete meses con 15 mil dólares huyendo de la violencia, pasaron por Brasil y luego Guatemala.

Al igual que sus compatriotas tienen miedo después de que el viernes autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM) llegaron, en pleno aguacero, a desalojarlos de la plaza. Fenil pregunta: ¿conoce una casa para dormir, más o menos de 2 mil pesos? Aquí está muy caro.

Patrice, que conversa en un grupo, se anima y revela que entró a México como turista y realiza su trámite ante la Comar para tener una situación migratoria regular que le permita regresar a Chile donde está su familia. Así tendría sello de salida y entrada.

Hasta el improvisado campamento se acercó el profesor pensionado Luis Zamora: Decidí hacer algo por la comunidad, dice mientras de su mochila saca jabones, pastas dentales, talco para pies y su acompañante abre una maleta donde hay 10 pares de tenis para regalar.

Rejas y setos se han convertido en tendederos con ropa de todo color. El policía del módulo cercano informa que las quejas de vecinos son canalizadas a la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social de la Ciudad de México y al INM.

En cafés y restaurantes cercanos ya se ha vuelto habitual ver a los haitianos. Sólo en el comedor La Casona se pide en español y francés no hacer pipí, no hacer popó.