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La avidez de los estudios hace imposible que forjemos una carrera, acusan guionistas en huelga
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▲ Montserrat Luna-Ballantyne porta una máscara de Darth Vader, de Star WarsFoto Ap
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▲ Mark Rozeman, con un muñeco Din Grogu, personaje de The Mandalorian, frente a los estudios Universal.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 5 de mayo de 2023, p. 8

Los Ángeles. Cansados de que su trabajo se haga más precario en la era del streaming, detrás de las luminarias de Hollywood los escritores de cine y televisión fueron a huelga por la crisis existencial de una fábrica de sueños que maltrata a la fuente de sus historias.

Lo que los estudios tratan de hacer básicamente es convertir nuestra labor en un trabajo por encargo, y hacer imposible para los escritores tener una carrera, aseguró Sarah Fischer, presente en una protesta de huelguistas frente a Warner Bros.

Luego de 10 años de trabajar de asistente, en especial en grandes series de Marvel, como Agents of SHIELD, esta mujer en sus treinta acaba de ser admitida en el Sindicato de Guionistas (WGA, por sus siglas en inglés).

La organización, que representa a unos 11 mil 500 escritores, inició esta semana una huelga no vista desde hace 15 años, luego de que fracasaran los diálogos con estudios de Hollywood y servicios de streaming.

Fischer busca empleo desde noviembre y se angustia porque sus ahorros están disminuyendo rápidamente.

Su caso no es el único. El modelo tradicional de la televisión en el que los guionistas eran contratados para trabajar en series compuestas de una veintena de episodios por temporada, permitiéndoles trabajar buena parte del año, sufrió un vuelco con la irrupción de las plataformas de streaming, con Netflix a la cabeza.

Ahora las temporadas pueden ser de sólo seis a ocho capítulos, por lo que el trabajo es más escaso y los equipos de guionistas más y más reducidos.

Manejar en Uber o pasear perros

Tengo amigos que vienen de terminar programas exitosos y que literalmente están manejando Uber o paseando perros (...), sólo para llegar a fin de mes, contó Fischer.

La profesión siempre se ha enfrentado a la naturaleza intermitente de las producciones de Hollywood, pero ahora ya no es una carrera sostenible, afirma Brittani Nichols, de 34 años.

Esta escritora de la exitosa serie Abbott Elementary denuncia el descarrilamiento de los derechos de autor llamados regalías, que se suman los salarios de los guionistas por cada reutilización de la obra.

Si bien éstos pueden ser muy altos para los shows que se emiten en televisión tradicional impulsada por publicidad, son muy bajos cuando una serie se difunde por medio de plataformas de streaming que no comparten cifras de su audiencia.

Así, el colchón financiero que permitía a los guionistas atravesar los periodos inactivos casi ha desaparecido, explicó Nichols.

Luego de 10 años en este oficio los sobres verdes que recibe por la utilización de sus obras en plataformas de streaming tienen sumas ridículas.

Es casi nada. Tal vez puedo comprar un pedazo de pizza, lamentó.

Antes de su éxito con su trabajo para televisión, esta afroestadunidense apenas podía pagar el alquiler de 3 mil 900 dólares por un departamento en Los Ángeles, donde el precio de los arriendos es exorbitante.

Todos los programas en los que trabajaba me empleaban por seis, ocho, 10 semanas, y eso no da para sostenerse un año entero en Los Ángeles, aseguró.

El mínimo para un escritor de la plantilla, del rango más bajo, es de 4 mil 500 dólares por semana. Pero muchos guionistas consultados por Afp no llegan a sumar sino algunas semanas de trabajo por año. Todos subrayan que con los costos ocultos de su oficio, como son el agente, el administrador, el abogado y los impuestos, la mitad de ese dinero vuela.

Con la llegada del streaming el oficio se ha vuelto más precario. Según cifras de la WGA, casi la mitad de los escritores de televisión recibieron el mínimo sindical en 2022, contra sólo un tercio en 2014.

Incluso los más experimentados sienten la presión financiera. Algunos, como Adam Pava, dicen que Hollywood fue contaminado por la cultura de Silicon Valley, hogar de Netflix y de Uber.

Con 48 años, recientemente Pava tuvo que negociar con un estudio que le proponía un contrato inferior en 150 mil dólares a la suma percibida por su anterior película. La regla no escrita de que la remuneración de un guionista no disminuye con el tiempo, ya no existe.

El vuelco del streaming ha hecho que los ejecutivos se inspiren más en costumbres del mundo de la tecnología que del viejo Hollywood. En el pasado, la misión de los estudios era hacer grandes películas. Hoy buscan calmar a los accionistas, sostuvo.

Los escritores están enfurecidos con las directivas de los estudios que culpan a Wall Street de presionar por mayor rentabilidad, suprimiendo puestos de trabajo –en Disney unos 7 mil empleos están por desaparecer–.

Son tiempos duros, (...) pero todo es el fruto de la avidez de la industria, acusó Danielle Sanchez-Witzel, del WGA, al recordar que las demandas del sindicato representan sólo 2 por ciento de los beneficios de los estudios. Sólo exigimos nuestra parte de lo que creamos.