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Samara Colina sustituye con mujeres reales el anonimato de las esculturas femeninas

En Estas ruinas que vemos, la pintora y activista enfrenta el predominio de monumentos con personajes masculinos en Guanajuato

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▲ Majo Abreu interpreta a Terpsícore; Mariana Díaz a Talía; Sara Guerrero a Clío; Ashley a Calíope; Alejandra a Polimnia; Nora a Melpómene; Martha a Euterpe, y Polette a Urania, en una serie de Samara Colina (2023), óleo y acrílico sobre tela, 80 x 60 centímetros cada una.Foto cortesía de la artista
 
Periódico La Jornada
Miércoles 26 de abril de 2023, p. 7

En los lienzos de Samara Colina Borja (Ciudad de México, 1992) mujeres, con nombres y rostros verdaderos, sustituyen en los pedestales a las alegorías abstractas que caracterizan a las esculturas femeninas en la ciudad de Guanajuato, en uno de los estados con el mayor índice de violencia. La Giganta, La Paz o La Fe ahora tienen nombres y rostros de mujeres reales y no de los arquetipos adjudicados.

Viene de la imagen de la mujer construida a través de la mirada masculina, todos con cuerpos jóvenes, hipersexualizados y desnudos. Esas son las musas o las alegorías, señala la artista sobre su obra en la exposición Estas ruinas que vemos, en la galería Jorge Alberto Manrique del Instituto de Arte y Cultura de Celaya. Los intereses de Colina convergen en el tema de las formas simbólicas que se entrelazan en el espacio público, afirma durante una entrevista con este diario.

Guanajuato destaca como uno de los estados de la República azotado por altas cifras de feminicidios y desapariciones, además de la violencia del crimen organizado. La artista con perspectiva feminista apunta que se trata de una región de muchas particularidades, entre éstas ser muy conservadora, donde además nos sabemos muy vigiladas, nos tienen muy ubicadas, comenta en el sentido de aquellas que salen a las calles a protestar.

En el caso de la capital, al ser un punto muy turístico, mantienen controlada la situación de la violencia, pero de todas formas nos da miedo. Ha sido un estado muy indolente en cuanto a los feminicidios y la violencia de género, es de los pocos estados donde no se ha declarado la alerta de género, a pesar de que se ha solicitado en cuatro ocasiones por parte de los colectivos feministas.

Samara se percató que los monumentos y esculturas con cuerpos femeninos en esta ciudad, en la que creció, corresponden a alegorías abstractas, en su mayoría valores sobre lo que se espera de las mujeres, como las esculturas sobre la fachada del teatro Juárez, el Monumento a la Paz y el símbolo del estado, La Santa Fe. En cambio, en el caso de los hombres, se trata de personajes reales (héroes o personajes célebres).

“Hay seis monumentos dedicados a El Quijote, que no es un personaje histórico, pero tiene este carácter heroico, con nombre y apellido, uno más tiene Sancho Panza y dos Cervantes de Saavedra. Entonces, es darnos cuenta cómo incluso personajes ficticios tienen más monumentos en la ciudad que cualquier mujer real y concreta”, dice la pintora y activista.

Para hacer frente a dicha situación, pidió a conocidas que interpretaran corporalmente las poses de los reconocidos monumentos en los cuadros y combinó las siluetas de sus pedestales con las nuevas referencias concretas de varias de sus amigas.

Al participar activamente en el movimiento feminista en Guanajuato, transitar las calles e intervenir los espacios con mantas para pedir la despenalización del aborto, tuvo cercanía con los monumentos y observó lo que representaban las esculturas masculinas y femeninas. El siguiente paso fue visibilizarlo, primero con acciones colectivas; por ejemplo, renombrando a las musas que se encuentran en lo alto del teatro Juárez, con placas metálicas alusivas a mujeres concretas de Guanajuato, pioneras en sus disciplinas artísticas, durante fechas simbólicas como el 8 de marzo y el Día de las Madres. Entre ellas, Emma Godoy, Catalina D’Erzel y Elena Torres Cuéllar.

Después continuó con la realización del conjunto de 13 lienzos, en óleo y acrílico, en los que hace una recreación pictórica más personal, con amigas que posaron para hacer la serie. Además, un mapa permite visibilizar la relación de las esculturas de hombres y mujeres.

Posibilidades de diálogo

Hemos tenido que ser muy creativas, muy cautas también con las estrategias, que fueran innovadoras en muchos sentidos. No es que yo satanice o esté en contra de grafitear, pero sí sabemos que es muy perseguido. Por eso se proponen acciones para que la sociedad no fuera tan reaccionaria y hubiera posibilidades de diálogo, relata.

En otros de sus lienzos retrató de manera abstracta a los numerosos conjuntos de personas tomando el espacio con las manifestaciones públicas, donde destaca la plasticidad de la pintura.

Esta serie se exhibe actualmente en otra exposición, en la ciudad de Silao, en un diálogo con las propias reflexiones de los movimientos sociales que hizo el pintor José Chávez Morado. Lo que me interesa destacar es la euforia colectiva, también los elementos visuales que acompañan a la protesta, aunque tengo muchas específicas sobre la protesta feminista. Destacar la alegría de estar juntas, a pesar del dolor que nos congrega, toda esta uniformidad que hay en los elementos visuales del movimiento feminista; por ejemplo, los colores o la acción coordinada de los cuerpos manifestantes cuando levantamos la mano o brincamos al mismo tiempo.