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Tras 27 años, el Multiforo Alicia cerró sus puertas

Fue la casa de los músicos incómodos reprobados y apestados, que tenían un montón de audiencia, afirmó Nacho Pineda

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▲ Nacho Pineda, para quien las actividades de ayer no fueron el adiós.Foto María Luisa Severiano y Facebook
 
Periódico La Jornada
Lunes 13 de marzo de 2023, p. a11

El Muliforo Cultural Alicia, lugar emblemático de la contracultura en México, cerró ayer sus puertas tras 27 años de ser un espacio de la música que no pertenece al monstruo del mainstream y que ha dado a los creadores las alas de la libertad.

El Alicia ha sido terreno fértil de manifestaciones independientes y autogestivas. Es un semillero de nuevas generaciones de músicos y artistas, así como un crisol de propuestas y plataforma de distintas tribus urbanas y de fenómenos callejeros.

Abrió el primero de diciembre de 1995 en avenida Cuauhtémoc 91-A –donde aparecía un grafiti con un sonriente gato de Cheshire, personaje de Alicia en el País de las Maravillas– con la presentación de los grupos Antidoping, Limbo Zamba, Vantroi, Los Ácidos y un performance a cargo de Los invasores. Igual se presentaron cientos de libros y por su escenario pasaron todas las bandas importantes de la contracultura y el underground mexicano hasta sumar miles de conciertos. Tex-Tex, Jaguares, Panteón Rococó, Los Esquizitos, Cabezas de Cera, Lost Acapulco, La Lupita, Botellita de Jerez, San Pascualito Rey, León Chávez Teixeiro, Rafael Catana, Arturo Meza, Fausto Arrellín, Gerardo Enciso, Nina Galindo, Jaime López, Café Tacvba, Manu Chao, Ska-P, Los Auténticos Decadentes, Albert Pla, Sargento García, Fermín Muguruza, Aztlan Underground... La lista es larga.

Pero también, durante su vida, este laboratorio de culturas subterráneas resistió el hostigamiento de autoridades y de grupúsculos allegados a éstas que lo quisieron censurar y cerrar en varias ocasiones. El pretexto: falta de normatividad. Más bien, una malograda Ley de Espacios Culturales Independientes de la Ciudad de México, que en opinión de Nacho Pineda, entre otros, beneficia más a la iniciativa privada y excluye a espacios de este tipo.

Los espacios estamos bien así, no necesitamos dinero, nada más que no nos jodan, concluía Nacho en una entrevista reciente. Todo esto al margen de que en recientes tiempos, incluso, fue objeto de ataques de grupos conservadores y de neonazis. Todo por ser un espacio de libertad.

Fuerza de la leal comunidad de parroquianos

Pero el Alicia se mantuvo en pie por la persistencia de su timonel Nacho Pineda, su gran equipo, pero sobre todo por la fuerza de su leal comunidad de parroquianos de dos o tres generaciones. Son muchas vueltas al círculo, comentó titular del multiforo a La Jornada.

El Alicia se despidió ayer definitivamente con el acto Adiós y buenas rolas. Se trata de la venta (y algunos se regalarán) de carteles, volantes, camisetas, bolsos... artículos alusivos al foro y discos, muchos álbumes de artistas que impulsó y produjo el foro y que dejaron esencia perenne impregnada en las paredes del sitio de la colonia Roma. Durante el día, hasta las ocho de la noche, se pudo caerle al lugar, donde hubo pinchadiscos amenizando el ambiente.

El Alicia fue un espacio de amigos para los músicos reprobados y apestados que nadie quería: bandas de ska, hardcore, hip-hop, surf, punk rock, trash, rockabilly, regué y los nuevos géneros del metal, según contó Pineda en estas páginas. Pero también fue el nicho que dio cabida a movimientos contraculturales musicales como los Rupestres y otras sonoridades de experiementación. ”Eran los músicos incómodos, no las bandas bonitas, y aquí era su casa porque, además, tenían un montón de audiencia”.

Eran los músicos que no tenían acceso ni a la radio ni a grandes festivales ni a espacios de rock enfocados en lo comercial. Como un hoyo fonqui, calificaba Pineda a su lugar, que en realidad era de todos.

Adaptaron un sitio casi abandonado

Se dice que cuando llegó Nacho al lugar, estaba casi abandonado, pero lo pintamos, lo arreglamos, le metimos audio. Sabíamos que nuestro público de Tacubaya, Iztapalapa, San Felipe y Vallejo no tendría para pagar entradas altas y nunca quisimos venderle alcohol, queríamos que vinieran a escuchar música, a ver cine, video, a disfrutar de la literatura, charlas, talleres y que tuvieran acceso sin necesidad de beber. En los conciertos sólo vendían cerveza, mas no en los talleres o charlas, que eran continuas y de entrada libre.

Alicia tenía programado terminar su ciclo en su cuarto de siglo, pero la pandemia de covid-19 hizo que se pospusiera la bajada de telón. Aún así, el pasado 31 de diciembre se anunciaba que en febrero era el fin. Nacho se aventó el tiro para sortear la pandemia y con el dinero ahorrado que se tenía para el cierre lograron pagar la renta y los salarios de los 15 trabajadores del recinto.

Por eso se determinó crear este bazar que simboliza la entrega de los alicios con su gente.

En una breve llamada telefónica con La Jornada, Nacho Pineda calificó a este último capítulo de El Alicia de este no es un adiós.

Pineda lanzó una convocatoria para prestar el espacio a fin de que que se celebre una boda colectiva entre personas que se hayan conocido y enamorado en el lugar y que estén a punto de unirse en matrimonio. Si se juntan 15 parejas, hacemoa la fiesta y el rito, aseguró.