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De la otra ciudad

Todo empezó con un proyector de 16 mm

El gusto por el cine motivó a la cooperativa Toxcatli a abrir su propia sala en Tláhuac

La familia Barrios y amigos llevan 24 años de acercar el séptimo arte a sus vecinos en el Foro Arteria

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▲ Una pequeña sala de barrio, como en el filme de Tornatore, éxito de la cooperativa Toxcsatli que alegra las tardes a vecinos de todas las edades en la alcaldía Tláhuac.Foto Cristina Rodríguez
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▲ Una pequeña sala de barrio, como en el filme de Tornatore, éxito de la cooperativa Toxcsatli que alegra las tardes a vecinos de todas las edades en la alcaldía Tláhuac.Foto Cristina Rodríguez
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▲ Una pequeña sala de barrio, como en el filme de Tornatore, éxito de la cooperativa Toxcsatli que alegra las tardes a vecinos de todas las edades en la alcaldía Tláhuac.Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de marzo de 2023, p. 29

El amor por el séptimo arte llevó a un grupo de amigos de las facultades de Psicología y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a crear en 1999 la cooperativa cultural Toxcatli, que fue pionera en su tiempo.

Los hermanos Sergio y Carolina Barrios comentan que su inicio se remonta cuatro años antes, cuando el primero trabajaba en un taller artesanal adonde llegó un proyector de carrete de 16 milímetros, que no sabíamos para qué servía, pero el encargado nos lo dio y logramos hacerlo funcionar.

Con Filiberto Castillo, Víctor Pólito y Alfredo de la Rosa, la charla de amigos de acercar a la gente al cine, que era muy caro, los encaminó a concretarlo con los pocos recursos materiales y dinero que tenían, pues el único lugar donde se podían ver las películas era la Cineteca, recuerdan.

Su sueño arrancó con la exhibición gratuita del cortometraje Por qué en Mixquic hay tantos perros, precisamente en San Andrés Mixquic, uno de los siete pueblos originarios de la entonces delegación Tláhuac, que sus habitantes ni conocían, pero se enamoraron de él porque es hermoso.

Después siguieron con la presentación de diversas películas como Macario, donde actúa el recién fallecido Ignacio López Tarso, y Django sin cadenas, en espacios abiertos gracias a que la delegación los contrataba, aunque eso les significaba hacer malabares para cargar los carretes.

A 24 años de distancia de la conformación de la cooperativa, que ahora integran los hermanos Carolina, Sergio y Mónica, su mamá Rosalba Robledo y Adriana Ortega, esposa de Sergio, los estuches metálicos en los que se guardaban las cintas para su traslado han sido suplidos por una memoria USB.

Su registro como cooperativa cultural les ha permitido acceder a diversos apoyos de instituciones como Imcine, Focine y la Secretaría de Cultura, con las cuales crearon su propia sala de proyección, desde los cimientos, en lo que era el jardín de doña Rosalba.

Las manos creativas de los integrantes de la cooperativa, de familiares y amigos dieron forma al Foro Arteria, ubicado en la calle Hugonotes 94, colonia Miguel Hidalgo, en la alcaldía Tláhuac, donde de domingo a viernes hay dos o tres funciones gratuitas diarias.

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▲ Una pequeña sala de barrio, como en el filme de Tornatore, éxito de la cooperativa Toxcsatli que alegra las tardes a vecinos de todas las edades en la alcaldía Tláhuac.Foto Cristina Rodríguez

El cine de barrio, que se remonta al que había el siglo pasado, está dirigido principalmente a la gente que vive en la zona, porque además de las cuatro salitas que se tienen en la alcaldía, no hay más, por lo que aquí ofrecemos películas mexicanas, documentales y cine alternativo, señalan.

Con la exhibición, explicaron Carolina, Sergio y Silvia, se llega a diferentes públicos como son amas de casa, adultos mayores y niños, que han encontrado en este espacio una forma de esparcimiento sana y un punto de reunión cotidiano, convirtiéndonos en una gran familia.

Destacaron que el apoyo de 120 mil pesos otorgado por la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo, les permitió comprar una pantalla para exhibiciones al aire libre; mientras con sus ahorros lograron adquirir un nuevo proyector, con lo cual han consolidado la cooperativa Toxcatli.

Además de continuar con sus proyectos de capacitación, que ha permitido llevar este cine de barrio a otras alcaldías y cursos para niños en escuelas y sus propias instalaciones, para alejarnos de la violencia o caer en otras situaciones, a lo cual han respondido muy bien.

Los apoyos económicos recibidos han servido para ampliar y mejorar a la sociedad, que forma parte de la red de empresas cooperativas culturales de la Ciudad de México, destaca Sergio al término de la película Nausicaa del Valle del Viento, de Hayao Miyazaki, de Japón.

Sin embargo, reconocen que se requieren de más recursos para sobrevivir y salir adelante, por lo que además de exhibir películas; ofrecen a los amantes del cine palomitas, nachos y jugos; rentan y alquilan equipo, proyectores, pantallas y el foro, además de capacitar a quienes lo deseen para formación de cineclubes y producción de videos.

Hoy, nuestro sueño continúa.