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Presentan en el MNA Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena: Medio siglo de historia

El volumen incluye textos de Luz Emilia Aguilar Zinser e imágenes de Lourdes Grobet

 
Periódico La Jornada
Martes 11 de octubre de 2022, p. 4

El Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena (LTCI) es el proyecto de teatro comunitario más importante en Latinoamérica, si no es que del mundo, afirmó la escritora Luz Emilia Aguilar Zinzer, coautora del libro que reúne fotografías de Lourdes Grobet sobre esa iniciativa cultural.

La presentación de Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena: Medio siglo de historia, realizada el domingo pasado, en la Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (Filah), fue un doble homenaje póstumo a Grobet y a María Alicia Martínez Medrano, fundadora del LTCI, así como una celebración del papel transformador de las comunidades mediante ese gran proyecto teatral y educativo.

El laboratorio, que se creó en Oxolotán, Tabasco, en 1983, con la escenificación de Bodas de sangre, de Federico García Lorca, luego fue repetido en X’ocen, Yucatán (1989); Yoreme, Sinaloa (1989) y Ciudad de México (1990).

Aguilar Zinzer, autora de los textos, destacó la necesidad de esa labor, y comentó que Grobet, cuyo deceso ocurrió en julio pasado, llevaba años impulsando el proyecto fotográfico, ya que tenía más de 40 mil negativos tomados durante unas cuatro décadas.

Recordó que entabló una amistad conmovedora con Martínez Medrano, quien falleció en 2018. Cooperó muchísimo al darme sus materiales. Fui varias veces a Mérida con ella. Recorrimos las comunidades de la selva maya y me sorprendió la calidad de las personas que la rodeaban, como Delia Rendón o Silvia Estela Duarte.

“Aquí tenemos una historia que cuenta la biografía de una mujer que estuvo en el 68, que tuvo que pagar altos precios por su integridad; la corrieron de una escuela en Nueva Orleans por estar en contra de la discriminación contra negros y mexicanos que trabajaban ahí, no le dieron el título de la preparatoria, se metió a estudiar sicología y pedagogía e hizo un elaboradísimo programa de guarderías.

Se metió en el teatro a finales de los años 60 y trabajó en las brigadas teatrales del movimiento estudiantil de 1968. Ella iba a ser oradora, está consignado en el libro. La persiguieron. Se tuvo que ir a Yucatán y ahí empezó toda esa gran aventura. Este es un referente fundamental del teatro mexicano, aunque rara vez se toca el tema de María Alicia.

Es un libro semilla: Lucina Jiménez

Lucina Jiménez, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, dijo en la presentación realizada en el Museo Nacional de Antropología: “Este libro es semilla, porque el teatro que impulsó María Alicia Martínez Medrano nació de la tierra; no sólo habla de la historia y la vida de las comunidades, sino que éstas se envuelven de estas historias del teatro universal con rigor y disciplina, con una construcción escénica que no restó ni un ápice metodológico al trabajo de una mujer como ella.

“Su exigencia no era sólo en su relación con las y los demás; la exigencia era con la propia construcción dramática de aquello que estaba representando: la posibilidad de esas comunidades de transformarse con la escena.

Es un libro semilla, porque está viajando con el laboratorio hoy día representado por Delia Rendón, que trabajó, caminó, se formó, dialogó y entró en contradicciones, y se formó nuevamente y volvió a trabajar siempre con Martínez Medrano. Recoge una poética visual, una pluma inteligente y comprometida que no traiciona la trayectoria del laboratorio con todas sus contradicciones.

La actriz Angélica Aragón, quien participó en el laboratorio en Tlayacapan, Morelos, sostuvo que este proyecto es ejemplo de lo que se debe hacer para integrarnos como mexicanos. Más allá de lo loable de su calidad artística, era importante que hacía algo que ya no se hace ni en la universidad: enseñaba a sus alumnos a pensar.

La dramaturga y periodista Estela Leñero dijo que el LTCI es un “ejemplo de unión entre el teatro y la comunidad.

Un proyecto humano, educativo y social, que abarca una forma integral: el disfrute del arte, de la música y sus tradiciones.