Opinión
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El ángel de Néstor salvó a Cristina
U

no. La pistola del loco suelto que en la noche del jueves 1º de septiembre gatilló dos veces a medio metro de la cabeza de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) apuntaba, de paso, a desestabilizar la vapuleada democracia argentina. De puro milagro o impericia, el arma del gatillero se trabó y el proyectil quedó en el cargador.

Dos. El fallido magnicidio tuvo lugar frente al domicilio de la vicepresidenta en Buenos Aires, mientras una multitud cumplía el undécimo día de solidaridad con ella, luego de que un fiscal de la tremenda corte pidió 12 años de prisión y la inhabilitación por vida. ¿Algo o alguien meció la cuna del asesino? Fácil, muy fácil, suponerlo.

Tres. Veamos qué nos dice un celebrado liberal del siglo XX: En una sociedad ilimitadamente tolerante, su capacidad de ser tolerante va a ser finalmente reducida por los intolerantes (Karl Popper). Ahora bien: ¿y quién o cómo se controla la intolerancia de los intolerantes? ¿La sociedad abierta imaginada por Popper (1945)?

Cuatro. Quedémonos, mejor, con nuestros propios pensadores. En Operación masacre (1957), Rodolfo Walsh escribe: Que la oligarquía esté temporalmente inclinada al asesinato, es una connotación importante que deberá tenerse en cuenta cada vez que se encare la lucha contra ella, para no dejarse conmover por las sagradas ideas, los sagrados principios y, en general, por las bellas almas de los verdugos (citado por Horacio Verbitsky, editorial de El cohete a la luna, 3/9/22).

Cinco. Conociendo el paño, prefiero detenerme en la brutal campaña de insidia y odio programado, que los medios corporativos y redes antisociales vienen ejecutando sobre la sociedad argentina, desde hace 14 años. Cosa que ofrece lecturas más complejas y sugerentes que las meramente conspirativas.

Seis. La campaña empezó a finales de 2007, con el triunfo electoral de Cristina (54 por ciento de los votos), y el paro agrario-patronal que se extendió 129 días (marzo-julio de de 2008),

Siete. El odio antikirchnerista es cultivado por diarios como el oligárquico La Nación, el multimedios Clarín, o el tóxico portal sionista Infobae, entre otros. En 2016, por ejemplo, una revista de plumas selectas publicó en la portada un dibujo de Cristina en trance de llegar al orgasmo, mientras una multitud la aclama en Plaza de Mayo (Noticias, Ed. Perfil, 7/9/16).

Ocho. Así, los niños que en 2008 tenían cinco años, vivieron su infancia y adolescencia en una sociedad que, vertiginosamente, naturalizaba el lenguaje violento, soez, sexista, misógino, racista, homofóbico. Años en que la mentira y las fake news consiguieron un poder superior a la verdad de las noticias reales.

Nueve. V. gr.: cuando Mauricio Macri (jefe de jefes de las mafias argentinas), perdió las elecciones en 2019, su primer comentario fue: Esto no existió. Y en los últimos meses, canales y radiodifusoras de aire consultaban a especialistas que decían que la desaparición física de Cristina (sic), resolvería los problemas del país.

Diez. Inimaginables, las consecuencias de haber visto, en vivo y en directo, la masa encefálica de Cristina estallando por los aires, y salpicando a sus seguidores. Absolutamente inimaginables. Detenido por jóvenes kirchneristas, el frustrado asesino (35 años) fue entregado a la policía.

Once. En Casa Rosada, el presidente Alberto Fernández convocó a partidos políticos, gremios de las tres centrales sindicales y asociaciones de derechos humanos. Allí, se acordó un resbaladizo documento de consenso, que reclamaba poner fin al discurso de odio. Tras ser leído en Plaza de Mayo, 300 mil personas cantaron el himno nacional, a viva voz.

Doce. Macri y dirigentes de oposición, como la fascista Patricia Bullrich y Horacio Rodrígez Larreta (jefe de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires), se abstuvieron de repudiar el crimen, cuestionando el documento: ideológico, partidario, incita a la violencia (sic), dijeron.

Trece. En comparación con el empleado contra Eva Perón, el odio antikirchnerista ha pegado saltos de siete leguas, dando igual si es explícito, edulcorado, implícito o liberal. Y cuando algunas voces sensatas proponen regular el libertinaje expresivo, sus autores se victimizan, guareciéndose en la libertad-de-expresión, el derecho a pensar-distinto, la tolerancia

Catorce. Con cinismo a prueba de bombas atómicas, 116 diputados del bloque macrista acaban de pedir al presidente la destitución de Victoria Donda, titular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el ­Racismo.

Quince. En un artículo, Donda escribió: “Las armas de los odiadores las cargan los Macri, los Bullrich, los Milei…”. Hija de padres desaparecidos, Victoria nació en cautiverio, y aún trata de averiguar el día de su cumpleaños (Escuela de Mecánica de la Armada, julio-agosto de 1977).