Opinión
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La caída del gobierno de Draghi
E

l fin del gobierno de Mario Draghi en Italia ha generado una serie de movimientos dentro de las formaciones políticas, movimientos que recuerdan más al mercado de fichajes que a una dimensión política. La decisión de Draghi de dramatizar el choque con el Movimiento Cinco Estrellas (M5S) creó espacio político a la Liga y a Forza Italia (FI) para jugar la opción electoral, así como a las diversas formaciones políticas (y grandes corporaciones de medios) para descargar toda la culpa sobre el M5S. Ministros de FI abandonaron el partido, o un diputado de M5S se pasó a Italia Viva. Hay cambios de camisetas aún en curso que a la fecha no permiten captar los límites de las coaliciones políticas que se presentarán a las elecciones del domingo 25 de septiembre. El primer partido en las encuestas, con 25 por ciento, es Hermanos de Italia (FdI), partido dirigido por Giorgia Meloni y que echa sus raíces en la historia del movimiento social italiano y, por tanto, de la cultura posfascista, tanto que el New York Times escribió de manera muy crítica sobre su posible victoria, a pesar del choque sobre quién será el primer ministro, es casi seguro que estará en coalición con la Liga de Salvini (12.4 por ciento) y FI, de Berlusconi (7.1 por ciento). Mucho más compleja es la geografía de lo que puede pasar en el centro: el Partido Demócrata (PD), que es el segundo partido, con cerca de 23 por ciento, se ha convertido definitivamente en el partido de referencia de las élites financieras y es una fuerza política responsable, es decir que aplica las directivas que vienen de la Unión Eu­ropea, el FMI y el Banco Central Europeo (BCE), y dice estar lista para expandir la malla de sus listas, pero no está claro cuánto dedicará a construir una coalición electoral, coalición necesaria para tratar de contrarrestar a la derecha por la ley electoral que es una mezcla entre un sistema proporcional y mayoritario.

La actual ley electoral, denominada Rosatellum, establece que alrededor de dos tercios de los escaños (244 en la Cámara y 122 en el Senado) se asignan de manera proporcional, mientras los 148 escaños restantes en la Cámara y 72 en el Senado se decidirán por la tendencia de los colegios uninominales, o sea que quien obtiene más votos toma un lugar por el Parlamento. En el centro también están las formaciones políticas creadas por Renzi, Italia Viva, (2.9 por ciento) y Calenda, Acción. Este último en coalición con +Europa, partido nacido de lo que queda de los Radicales Italianos, se da 6 por ciento. Tres partidos absolutamente liberales y fieles (como el PD) de la Agenda Draghi. Tanto que sueñan con una gran unión liderada por el ex jefe del BCE, que en tiempos de la Troika ha destruido Grecia – y no sólo– con políticas de austeridad, y adversas a cualquier tipo de relación con el M5S. M5S, que parece tener cerca de 10 por ciento y que parece avanzar hacia la ocupación del espacio libre a la izquierda y trata de proponerse, a pesar de las experiencias de gobierno primero con la Liga, luego con el PD, y después con la gran coalición de apoyo a Draghi, como entidad política cercana a las necesidades de las personas y que propone el salario mínimo y la defensa de la Renta de Ciudadanía, forma mínima de redistribución de la riqueza.

La izquierda es la ausente del debate. Después de los problemas y divisiones en el diálogo entre Refundación Comunista (RC) y Poder para el Pueblo, las dos fuerzas están tratando de encontrarse nuevamente intentando involucrar también al ex alcalde de Nápoles, De Magistris. La unión entre los Verdes e Izquierda Italiana se da en 3.6 por ciento mientras a Artículo Uno-MDP, partido nacido como escisión del PD, pero ahora vuelto a la órbita del mismo, con 2.2 por ciento. Muy a menudo, la izquierda electoral era fuerte cuando los movimientos y las realidades sociales y de abajo eran fuertes. Ahora que los movimientos y las fuerzas sociales (incluidos los sindicatos) no logran generar imaginarios y construir consensos en torno a formas alternativas de organización y de visión del mundo, los partidos son débiles e incapaces de generar propuestas, también porque cada vez parece más claro que las transformaciones sociales radicales no tienen cabida en los parlamentos.

Hay que agregar que las corporaciones de comunicación han apoyado a Draghi, su agenda y su visión económica, o sea lo más distante que pueda existir respecto de quienes tienen posiciones críticas sobre el capitalismo o sus paradigmas neoliberales y financieros. La llegada de Draghi fue aclamada como un acontecimiento salvador, olvidando que parte de los problemas económicos acumulados por Italia eran fruto de las presiones que ha ejercido el BCE de Draghi a lo largo de los años. La crisis del gobierno y su caída han generado aterradores pronósticos del colapso del país. Propaganda en favor de la tecnocracia a pesar de su fracaso. Ahora esas mismas fuerzas dicen que están asustadas por la posible victoria de Meloni, ciertamente no por su cultura posfascista, sino por sus aparentes distancias del paradigma dominante de hoy.

* Periodista italiano