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Recuerdo de la Nueva Universidad
L

a renuncia del doctor Pablo González Casanova a la rectoría de la UNAM en 1972 fue provocada con violencia, en diversas formas, incluso la ocupación de la oficina del rector con delincuentes armados. Esta violencia canceló el proyecto académico Nueva Universidad, concebido e impulsado por el rector y aprobado unánimemente por el Consejo Universitario de dicha institución. El proyecto de la Nueva Universidad estaba constituido por el Colegio de Ciencias y Humanidades y la Universidad Abierta.

El proyecto de la Nueva Universidad no era una reforma menor de la Universidad, tenía una indiscutible trascendencia cultural, ideológica, social y política para la educación y para el país. Precisamente por ello algunas instancias gubernamentales (Secretaría de Educación Pública y Secretaría de Gobernación) y sectores conservadores de la propia Universidad, lo vieron como una amenaza a lo establecido y a sus intereses, y acudieron a medidas extremas, violentas, para hacer renunciar al rector González Casanova y eliminar el proyecto.

Ha habido quienes, de manera errónea, consideran al proyecto de González Casanova como parte del proyecto de apertura democrática del presidente Luis Echeverría, lo cual como veremos es totalmente falso. La Nueva Universidad era la consolidación de diversas reformas promovidas desde la administración anterior, el rectorado del ingeniero Javier Barros Sierra, quien logró eliminar diversas medidas burocráticas y restrictivas impuestas por su antecesor, el doctor Ignacio Chávez.

La renuncia de González Casanova fue un momento definitivo de la cancelación del proyecto de la Nueva Universidad; quien le sucedió, el doctor Guillermo Soberón, se encargó de continuar su desmantelamiento mediante diversas medidas administrativas y políticas, aplicadas sin argumentación ni recato; incluso desde la misma oficina del rector se lanzó una campaña de desprestigio del CCH que incluyó la publicación de un periódico mural difamatorio distribuido en las instalaciones de la UNAM.

Como resultado de diversas medidas administrativas y reformas estatutarias y reglamentarias, impuestas durante las siguientes décadas, hoy institucionalmente el Colegio de Ciencias y Humanidades es una versión deformada del proyecto original. Arrinconado en una contrahecha Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades (una de las 30 escuelas y facultades de la UNAM) sobrevive algo de un proyecto que pretendía la transformación permanente de toda la Universidad.

De la misma manera, la Universidad Abierta es hoy una mera modalidad, una opción que se ofrece para cursar un número reducido de carreras y posgrados en la UNAM, con una matrícula modesta y un sistema de estudio semiescolarizado que reproduce varias de las reglas que dificultan el acceso a los conocimientos. En el proyecto original de González Casanova la propuesta no era abrir una puerta lateral para ingresar a la universidad, sino la apertura de toda la universidad, la eliminación de todos los cerrojos y candados administrativos y de reglamentación escolar que impiden o dificultan el acceso a los estudios universitarios, al conocimiento y la cultura, y la eliminación de todos los candados injustificados académicamente que impiden la demostración de los conocimientos adquiridos.

Aun cuando el proyecto original fue cancelado, el Colegio de Ciencias y Humanidades sobrevive como una realidad social, educativa y política. La trascendencia cultural, ideológica, social y política de la Nueva Universidad fue entendida muy bien por universitarios, estudiantes y maestros que se incorporaron con gran compromiso y entusiasmo para hacerla realidad; muchos de ellos hoy, medio siglo después, siguen trabajando con compromiso y entusiasmo y mantienen vivos los ideales originales.

En estos días, con motivo de la celebración del aniversario cien de González Casanova se hicieron diversos reconocimientos, básicamente se celebró que el ex rector impulsó la ampliación de la matrícula universitaria con la creación de los CCH (así se les dice ahora). Pero poca o ninguna referencia se ha hecho al sentido cultural, filosófico, científico de su propuesta de Nueva Universidad, concebida por González Casanova a partir de un diagnóstico profundo de la realidad universitaria y de la realidad cultural y social de la nación.

En palabras del entonces rector, el proyecto de la Nueva Universidad significaría “una transformación histórica de la vida educativa de la Universidad“, el objetivo era fortalecer su carácter de universidad.

Para ello, se buscaría unir a distintas facultades y escuelas que en su origen estuvieron separadas y vincular a la Escuela Nacional Preparatoria con las escuelas, facultades e institutos de investigación”. La creación del Colegio de Ciencias y Humanidades tenía el propósito de crear un órgano permanente de innovación de la universidad.

González Casanova declaró: Uno de los objetivos esenciales de la Universidad en el futuro inmediato es intensificar la cooperación disciplinaria e interdisciplinaria entre especialistas, escuelas facultades e institutos de investigación. El colegio será el resultado de un esfuerzo de la Universidad como verdadera universidad, de la integración de las facultades escuelas e institutos. La creación del Colegio de Ciencias y Humanidades constituye la creación de un motor permanente de innovación de la enseñanza universitaria y nacional.

El propósito no era pues solamente aumentar la matrícula del bachillerato con la puesta en marcha de cinco planteles (cinco CCH), era ante todo impulsar una reforma que hiciera de la UNAM una verdadera universidad, superando su condición de mero conglomerado de escuelas, facultades e institutos aislados unos de otros, superando su condición de falsa universidad. Además, se preveía que la Nueva Universidad se proyectaría al sistema educativo nacional, lo cual ocurrió en parte, pues en breve tiempo un buen número de instituciones educativas de varios estados adoptaron los planes y programas del bachillerato del CCH.