Opinión
Ver día anteriorLunes 11 de julio de 2022Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desafíos migratorios México-Estados Unidos
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arece difícil hacer propuestas y tener acuerdos positivos en política migratoria con las elecciones de noviembre en Estados Unidos. Son momentos que se utilizan para la denostación hacia los migrantes y ganar posiciones políticas.

El objetivo es desviar la atención de los graves conflictos generados por el sistema. Se busca asignar culpas hacia seres vulnerables que son estigmatizados, con visiones cargadas de racismo y xenofobia volcando sobre ellos todas las frustraciones de un modelo que mercantiliza a los seres humanos.

Sin embargo, y a pesar de ello, no hay duda de que el presidente Andrés Manuel López Obrador debe aprovechar todos los foros y ocasiones para insistir en la necesidad de cambiar una política que ha sido terriblemente lesiva para los migrantes mexicanos. Exhortar para que se gestione una reforma migratoria integral que dé seguridad a los millones de indocumentados mexicanos que han dado su vida de trabajo a la sociedad y economía del país vecino; presionar para que se haga realidad el programa DACA para los jóvenes que llegaron con sus familias indocumentados y se les otorgue la ciudadanía; insistir en que los programas de trabajadores temporales deben acompañarse de opciones a la residencia permanente, porque el trabajo es permanente no temporal y negarse categóricamente al programa Quédate en México por ser contrario a los derechos humanos de los migrantes.

Andrés Manuel López Obrador propone que los programas de visas sean manejadas directamente por los gobiernos de ambos países y no resultado de acuerdos entre empresarios. Seguramente está pensando en una fórmula parecida al antiguo Programa Bracero. Vale la pena recordar que ese programa no evitó que los empresarios buscaran la forma de emplear ellos directamente a los trabajadores con el claro objetivo de decidir sobre salarios y jornadas. Y esto les fue posible porque el número de visas, como siempre, han estado por debajo de las necesidades laborales de la economía y sus sectores, aspecto que estuvo en la base de los enormes flujos migratorios indocumentados, muy conveniente para los empresarios. Desde entonces se han beneficiado sin límite de estos flujos de trabajadores, y mientras más bloqueos les oponen, más ganancias para los inescrupulosos patrones. Pero al mismo tiempo son enormes negocios para los delincuentes traficantes de personas que abusan sin freno de los migrantes y no hay castigo para ellos, pero finalmente pasan a trabajadores que son utilizados en Estados Unidos gracias a toda la corrupción desatada a lo largo de las rutas ­migratorias.

Estados Unidos enfrenta importantes carencias de fuerza de trabajo debido a la disminución de las tasas de fecundidad y, por tanto, requiere trabajadores migrantes para continuar con sus programas de desarrollo; sin embargo, bloquean sus fronteras. Si bien parece un sinsentido, la realidad es que los flujos humanos siguen llegando sin parar a sus fronteras y bajo condiciones de extrema vulnerabilidad. Estados Unidos ha sido históricamente un imán por ser sin duda una potencia económica, pero porque la propaganda ha sido muy efectiva, una visión tecnicolor del sueño americano, que dista mucho de la realidad.

Es urgente buscar nuevos caminos, nuevos aliados con los que se puedan articular visiones y posibilidades más simétricas. Por eso es importante que el presidente Andrés Manuel López Obrador aproveche el momento tan especial que está viviendo Latinoamérica, ahora que finalmente la izquierda en Colombia alcanzó el poder, y que es muy probable que Lula termine con el despropósito político de Jair Bolsonaro.

Por lo tanto serán 11 naciones soberanas de 19 que componen la región que, como señala Federico Fasano Mertens, se vestirán de izquierda y se convertirán en un ejemplo político del cambio histórico ante el ascenso de las derechas en Estados Unidos y Europa.

Una América Latina progresista e integrada que podrá enfilar sus enormes potencialidades y capacidades para superar la enorme desigualdad que la ha caracterizado, causa de los enormes flujos migratorios forzados.