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Ucrania, en una devastación nunca vista desde la Segunda Guerra Mundial: Paul Auster

Recibió el honoris causa de la Universidad Autónoma de Madrid

Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 18 de junio de 2022, p. 3

Madrid. En el que quizás ha sido uno de los años más duros de su vida, por las muertes de su nieta e hijo, por la invasión de Ucrania, la tierra de sus ancestros, el escritor estadunidense Paul Auster viajó a Madrid para ser investido doctor honoris causa por la Universidad Autonóma de Madrid (UAM). Emocionado, recordó que la invasión rusa está a punto de entrar en su quinto mes, una devastación nunca vista en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Auster, de 75 años y con una de las obras literarias más admiradas de la actualidad, que lo ha convertido en candidato permanente al Nobel, viajó a España con el fin de recibir un reconocimiento a su trayectoria.

En abril pasado, su hijo, Daniel Auster, murió de una sobredosis, dos semanas después de que fuera acusado por un tribunal de homicidio involuntario por el fallecimiento, en noviembre de 2021, de su hija de 10 meses, también por sobredosis de drogas mientras estaba a su cuidado. Desde entonces, Paul Auster ha vivido en duelo y dolor, a lo que se suma la guerra.

A la sombra del pasado

Eso explica un poco su discurso tras recibir la distinción de la UAM, que inició con un recuerdo de 2017, cuando lo invitaron a Leópolis para participar en el Congreso Internacional del Club PEN. Ese día se convirtió en un relato que ahora se ve marcado en un momento en el que la invasión rusa de Ucrania ha entrado en su segundo mes, desatando horrores y devastación a una escala que no se había visto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, considero este pequeño ensayo como una premonición de lo que estaba por venir. A estas alturas (24 de marzo de 2022), Ivano-Frankivsk (el pueblo de su abuelo) ya ha sido bombardeada dos veces, y quién sabe lo que pasará allí en las próximas semanas y meses.

Así recordó, en su discurso, que “una serie de circunstancias me llevaron a Ucrania en septiembre de 2017. Tenía que estar en Leópolis, pero aproveché un día libre para viajar a dos horas al sur y pasar la tarde en Ivano-Frankivsk, donde nació mi abuelo paterno a principios de la década de 1880. No tenía más motivo para ir allí que la curiosidad, o lo que yo llamaría el atractivo de una falsa nostalgia, pues lo cierto es que nunca conocí a mi abuelo y sigo, al día de hoy, sin saber casi nada de él.

“Falleció 28 años antes de que naciera yo, a la sombra de un pasado no escrito ni recordado y, mientras viajaba hacia la ciudad que él había dejado a finales del siglo XIX o principios del XX, comprendí que el lugar en el que había pasado su infancia y adolescencia no era el mismo que en el que yo iba a pasar la tarde.

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▲ El autor estadunidense Paul Auster cuenta con una de las obras literarias más admiradas.Foto Europa Press

Aun así, quería ir allí, y al echar la vista atrás y reflexionar sobre las razones por las que quería ir, tal vez se reducían a un único hecho constatable: el viaje me llevaría a través de las sangrientas tierras de Europa del Este, el epicentro del horror provocado por las masacres del siglo XX, y si el hombre a la sombra de su pasado al que debo mi nombre no se hubiera marchado de esa parte del mundo cuando lo hizo, yo nunca habría nacido.

Auster recordó que en la época en la que nació su abuelo esta ciudad tenía una población de 18 mil habitantes, y en 1900 (año aproximado de su partida) vivían allí 26 mil personas, más de la mitad, judíos. En el momento de mi visita, eran 230 mil habitantes, pero durante la ocupación nazi eran de entre 80 mil y 95 mil, la mitad, judíos. Yo sabía desde hacía algunas décadas que después de la invasión alemana, en el verano de 1941, arrestaron a 10 mil judíos y los fusilaron en su cementerio, y que, para diciembre, encerraron a los supervivientes en un gueto, desde donde enviaron a otros 10 mil judíos al campo de exterminio de Belźec, en Polonia, que luego, entre 1942 y 1943, los alemanes condujeron a los que quedaban vivos en Stanislau, de uno en uno, de cinco en cinco y de 20 en 20, a los bosques que rodeaban la ciudad y los fusilaron hasta que no quedó uno solo; decenas de miles de personas asesinadas de un tiro en la nuca y enterradas en las fosas comunes que cavaron ellos mismos antes de que los mataran.

Actualmente, en la ciudad de sus ancestros, también judíos, sólo hay entre 200 y 300 de esa religión. Así relató su incursión en un pueblo donde anidaba la historia más terrible del siglo XX, que además escuchó de viva voz de algunos de sus protagonistas vivos.

Auster lamentó que casi un siglo después esa misma tierra devastada por el nazismo sea ahora objetivo de los bombardeos rusos.

La profesora Laura Arce, encargada de nombrar los méritos de Auster, señaló que es un escritor que representa los valores del humanismo como creador y crítico literario, por su acervo cultural y su vinculación con la cultura europea, su compromiso y su visión crítica de las sociedades contemporáneas.

Durante la sesión solemne de la UAM también se concedió el honoris causa al profesor y ensayista Richard L. Kagan, experto en la historia de la España de los Austrias.