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En la pandemia no veíamos el futuro, de ahí surgió Cuando el tiempo se rompió, dice Betsabeé Romero
 
Periódico La Jornada
Domingo 5 de junio de 2022, p. 5

El tiempo se rompió durante la pandemia. Con esta idea, la artista Betsabeé Romero (Ciudad de México, 1963) empleó parabrisas estrellados como metáfora de cómo nuestras ventanas hacia el mundo no nos permiten ver a futuro. Es una sensación que tuvimos; vivimos distanciados, no teníamos una visión del horizonte más que el día a día, afirmó con motivo de la exposición Cuando el tiempo se rompió, en el Museo de la Ciudad de México.

Estos paraísos rotos son el punto de partida después de la pandemia. Me hicieron pensar que tenemos que detenernos y reconciliarnos con la naturaleza desde el accidente, no negarlo, partiendo de lo fragmentado, esas líneas que nos unen y nos hacen humanos.

La exposición individual se conforma por 28 obras, entre instalaciones y piezas separadas, nunca expuestas en la capital del país, con temáticas frecuentes en la trayectoria de la creadora mexicana durante dos décadas, como la migración y la iconografía indígena, que se suman a su reciente interpretación de la crisis sanitaria.

Temas que no dejan de existir; en lugar de que la política y la economía las solucione, se han ido complicando, declaró en conferencia de prensa, antes de la inauguración de la muestra individual hace unos días. He trabajado los temas hace más de 20 años, porque creo que el arte tiene esa misión: no de lo inmediato ni la noticia de ayer.

Mujeres y niños que cruzan las fronteras reciben especial alusión, pues es la población más frágil y está migrando en porcentajes muy altos, como se ha visto recientemente en Ucrania. He incluido este gran éxodo que es el más grande después de la Segunda Guerra Mundial, pero que se junta con la situación difícil en nuestro lado, la de los migrantes de México y Centroamérica y su paso hacia Estados Unidos, sin legitimarse con una política que desde Trump se volvió más difícil, con la pandemia se agudizó y con Biden no se ha arreglado.

A partir del encierro obligado durante el confinamiento, Betsabeé Romero retomó el acto pictórico, mediante el cual experimenta con distintos materiales, como la gráfica y el grabado con espejos. Trabajé en cautiverio en mi taller durante la pandemia; reflexioné sobre el virus y el planeta secuestrados por ese ente tan pequeño, y qué pista nos da la ciencia desde esta nueva geopolítica del poder.

En estos cuadros plasma iconografías alrededor del covid-19, como peces chinos, aviones rotos, ojos, cámaras vigilantes, diagramas de virus y bacterias, laboratorios, medicamentos y vacunas.

Exploración conceptual

La exposición fue pensada para el recinto ubicado en Pino Suárez 30, en el Centro Histórico –una zona muy querida–, alrededor de cuatro ejes temáticos, con una museografía específica para este espacio, a pesar de que las piezas ya han sido mostradas antes. Las obras fueron creadas en los 10 años recientes; esa selección es una exploración conceptual de esta década de producción que se ha exhibido principalmente en el extranjero. Por tal razón, la artista consideró que no es una retrospectiva.

Hormas de zapatos antiguas, rotas, provocan una reflexión en torno a la migración; banderas blancas que se colaron en las fronteras con El Paso, Texas, y San Diego, California, que tienen que ver con el tráfico de personas y de armas. También siluetas humanas sobre colorido papel picado.

Por otra parte, con llantas de autos grabadas con iconografía de cosmogonía indígena hace un homenaje, y destaca una idea común entre los pueblos del continente americano que de alguna manera pueden ayudar a rescatar este planeta, ya que, al parecer, los valores de Occidente nos han metido en un naufragio tremendo.

El proyecto se gestó primero como libro. Esta publicación se presentará como complemento documental en el contexto de la exposición que concluye en agosto.