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En el 30 aniversario luctuoso de Messiaen, el Cenart fue escenario de un hito musical

El Cuarteto Internacional de Bellas Artes interpretó la compleja pieza Cuarteto para el fin de los tiempos, del compositor francés // Es una obra llena de simbolismos, de aves, del tiempo y su disolución, dijo el pianista Alejandro Barrañón en entrevista con La Jornada

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▲ Portada del devedé del documental La liturgia de cristal, de Olivier Mille, que reúne testimonios de Messiaen, de su esposa, la pianista Yvonne Loriod, y de alumnos del compositor.Foto de Lorena Alcaraz/ cortesía del Cenart
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▲ Imagen de un momento del concierto a cargo del Cuarteto Internacional de Bellas Artes en el Cenart.Foto de Lorena Alcaraz/ cortesía del Cenart
 
Periódico La Jornada
Domingo 5 de junio de 2022, p. 2

La música de las aves y del tiempo, y su disolución, sonaron en el Centro Nacional de las Artes (Cenart) al conmemorar el 30 aniversario luctuoso del compositor francés Olivier Messiaen. En un suceso que pasará a la historia, el Cuarteto Internacional de Bellas Artes interpretó el Cuarteto para el fin de los tiempos, de Messiaen.

El Cuarteto Internacional de Bellas Artes está integrado por Manuel Ramos en el violín, Adolfo Ramos en el violonchelo, Manuel Hernández en el clarinete y Alejandro Barrañón en el piano.

La programación incluyó Elegía, del compositor mexicano Santos Cota.

Los músicos hicieron historia al interpretar, por primera vez en el auditorio Blas Galindo del Cenart, el Cuarteto para el fin de los tiempos, una de las obras de cámara del siglo XX más emblemáticas, que no es muy frecuente ver en los programas de concierto.

El público que asistió al concierto también presenció otro hito en el terreno de la música de cámara: la ejecución de Elegía, pieza originalmente concebida para alientos, pero este año Santos Cota escribió una instrumentación especial para el Cuarteto Internacional de Bellas Artes.

Sonoridades llenas de color

Sobre la presentación que se realizó en homenaje a Olivier Messiaen, creador de la música sinestésica, que se repetirá este 10 de junio en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el pianista Alejandro Barrañón conversó en entrevista con La Jornada.

“Cuarteto para el fin de los tiempos es una pieza emblemática. Siempre me ha gustado y atraído mucho la música de Messiaen porque está llena de color. Él escribió un estudio que tituló Tratado de ritmo, color y ornitología. Le gustaba mucho ir a los bosques, donde hay gran variedad de aves; incluso, transcribió muchas de las melodías de los pájaros. Decía que los mejores maestros de melodía para él eran las aves”.

Otro aspecto que destacó Barrañón es la sensibilidad del compositor francés con el color, porque era sinestésico. Tenía la capacidad de ver colores a través de las armonías, además estudió la música de diferentes culturas, así que su pensamiento musical es muy amplio; sintetiza muchos planteamientos que absorbió de la música de todo el mundo. Construyó su lenguaje.

El pianista explicó que Cuarteto para el fin de los tiempos es una de las obras más estudiadas de Messiaen por toda la simbología que plasma. “Se asumía católico, y hay elementos que nos remiten a Jesús, a la eternidad y al paraíso.

“El primer movimiento se llama Liturgia de cristal, y la primera indicación dice ‘polvorosamente armonioso’; desde ahí, el intérprete debe crear un mundo sonoro que se relacione con eso.

Como ejecutor, construyes la interpretación con estos símbolos que remiten a cuestiones más trascendentes del espíritu, de la conciencia, no sólo a un cúmulo de ritmos y sonidos; hay algo más.

El músico dijo que la pieza no se toca con frecuencia porque es difícil de montar. Como ejemplo mencionó el tercer movimiento, El abismo de los pájaros, “un solo de clarinete bastante largo que requiere control en la respiración, en la afinación, en las intenciones, en los cambios de color.

Realmente, todos los movimientos requieren eso, mucha precisión en los ritmos, porque en la partitura hay cosas que no están con compás. Hay un movimiento que todos tocamos al unísono, y cualquier desfase, por muy pequeño que sea, se nota, pero son ritmos que no están estructurados con compases, son cambiantes, es muy rica la rítmica.

En opinión de Alejandro Barrañón, la pieza de Messiaen está llena de simbolismos relacionados con los pájaros, con el tiempo y su disolución, una especie de desgarramiento del tiempo.

Desde 2015, el Cuarteto Internacional se presenta en diferentes escenarios; desde entonces, los intérpretes han logrado entenderse, ya que uno de los grandes secretos para realizar una colaboración es sentir a la otra persona, explicó.

Estamos muy conectados en ponernos en la sensibilidad de los otros, y eso requiere muchos ensayos de muchas horas.

El Cuarteto Internacional de Bellas Artes se presentará nuevamente con la obra de Olivier Messiaen y Santos Cota el viernes 10 de junio a las 18 horas en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez y Eje Central Lázaro Cárdenas).