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“Es ingenuo creer que el mundo es cool”, sentencia que subyace en Isla Decepción

Debut como novelista de la escritora chilena Paulina Flores // Aborda las historias de tres personajes que quieren huir de sus pensamientos o de formas de esclavitud moderna // Pese a todo el horror, hay una especie de esperanza, cuenta en entrevista desde Barcelona

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▲ Paulina Flores obtuvo el Premio Roberto Bolaño con su ovacionado primer libro, Qué vergüenza, integrado por cuentos, publicado en 2016.Foto cortesía de Seix Barral
 
Periódico La Jornada
Sábado 4 de junio de 2022, p. 2

El rescate de un moribundo en alta mar, en la punta más al sur de Chile, es el nudo de misterio y soledad en la novela Isla Decepción, de Paulina Flores (Santiago, 1988). Aférrate al miedo, es el consejo de sobrevivencia de un chamán coreano que prevalece en un lugar remoto y aislado para conocer el relato contemplativo de un padre e hija, así como la esclavitud que viven migrantes asiáticos a bordo de un barco pesquero de calamares, y la brutalidad policial contra el pueblo mapuche. Son prófugos modernos que buscan liberarse.

Quería alejarme de la realidad, dar paso hacia otra orilla, dice en entrevista sobre su debut como novelista, con vuelcos inesperados envueltos en una atmósfera poética. Pese a todo el horror, hay una especie de esperanza. Uno puede ser digno generando lazos de amistad o dando gracias. El sol sale y es muy importante, cambia todo, estés trabajando en una fábrica en Bangladesh, en una oficina en la Ciudad de México o en Santiago de Chile. No dejes de darte cuenta que el sol está brillando; es como una forma de resistencia.

Punta Arenas, localidad en el estrecho de Magallanes en el Ártico, con un viento incesante y brutal, es donde se sitúa la narración. Desde Santiago son tres horas en avión, casi 3 mil kilómetros de distancia, es como ir de Barcelona a Moscú, comenta la autora, el mejor lugar para escenificar esta historia; el sol se esconde muy tarde y amanece a las 4 de la madrugada, con un sol esplendoroso. Son condiciones climáticas muy extremas, hay una sensibilidad como de frontera en la gente que vive ahí; también hay un orgullo de estar en un lugar muy difícil, en términos rutinarios; es un sur agreste. Si alguien sobrevive a Punta Arenas, sobrevive a cualquier lugar.

Tres personajes tejen el hilo emocional de la historia: Miguel, un electricista que se mudó a Punta Arenas y dejó atrás su historia familiar después del doloroso divorcio; su hija, Marcela, que llega de improviso a visitarlo después de una crisis personal por una ruptura amorosa, y Lee, un hombre de origen asiático a quien Miguel sacó del mar y ahora se esconde en esta remota tierra.

Marcela y Miguel quieren estar solos, huir con sus pensamientos, y aun en el fin del mundo no lo logran. Están en un presente humano, en el cual se comunican y tienen que estar juntos. A veces sin hablar el mismo idioma.

 

Un reportaje, el origen

Después de su ovacionado primer libro, Qué vergüenza, integrado por cuentos que publicó en 2016 y con el que ganó el Premio Roberto Bolaño, la escritora chilena de 32 años presenta su primera novela, que tomó un lustro de trabajo, con pandemia y estallido social en medio. Conversa en una tarde de fin de verano desde Barcelona, adonde se mudó para cursar una maestría en escritura creativa en la Universidad Pompeu Fabra.

Se sentía presionada porque estaba demorando mucho en terminar, sobre todo una minuciosa edición, hasta que tuvo que dejarlo ir a la imprenta de Seix Barral.

Lo bonito de los libros, del lenguaje y este arte de la imaginación es que al final el lector es libre de hacer su interpretación; vamos juntos de la mano, pero también es bonito encontrar nuevas lecturas que yo no hubiera imaginado. Es un momento de nueva vida, va abandonándome.

En 2013, el diario El Mercurio publicó el reportaje de Rodrigo Fluxá Misterio en el estrecho de Magallanes, noticia extraña y real sobre los barcos-fábricas que mantienen a los trabajadores en condiciones de esclavitud. Algunos saltan a las heladas aguas de la Patagonia para huir de las condiciones inhumanas.

Sorprendida ante estas historias de esclavitud en el siglo XXI, Paulina Flores inició la travesía, donde se atravesó también la situación de los indios mapuches de Walmapu. Están la migración, el ambiente, entender que todo esto pasa en nuestra época. También es una especie de espejo falso pensar en la industria casi esclavista de países del tercer mundo del este asiático. Pero en Chile también existe el problema de la migración, y recuerda la manifestación días atrás en la ciudad de Iquique, donde quemaron cosas de personas venezolanas que viven en las calles.

“Es ingenuo pensar que el mundo es un lugar cool. Es un poco despertar a eso.”

Como una experiencia complementaria, la escritora ofrece al final de las páginas de Isla Decepción un código QR que dirige a una lista de canciones que menciona a lo largo la novela, entre ellas algunas de LCD Soundsystem, Frank Ocean, Pet Shop Boys, Mercedes Sosa, Morrissey y Juan Gabriel.

En el fondo, el libro soy yo. Me volqué absolutamente; es como los tatuajes que tengo. Me siento más cercana a Lee, en referencia a su experiencia estética al decir: Mundo, te amo. No te puedo odiar a pesar de todo. Paulina Flores ha aprendido de la contemplación budista la meditación y la resignificación del silencio.