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75 Festival de Cannes
Crónica desde la cama
E

sto de estar en cuarentena en Cannes, sin poder ver películas, me recuerda cuando uno se enfermaba de niño y no podía ir a la escuela. Entonces los compañeros informaban lo que habían hecho en clase. Así, ahora me entero leyendo crónicas ajenas sobre el restreno en la sección Cannes Classics de La mamain et la putain (La mamá y la puta), obra de culto del desaparecido Jean Eustache, realizada en 1973 y nunca estrenada en México.

Restaurada a la calidad 4K, la película francesa, al parecer, pasó la prueba del tiempo (casi cumple 50 años) y fue largamente ovacionada, igual que dos de sus intérpretes, los ya muy veteranos Françoise Lebrun y Jean-Pierre Léaud, que estaban en la sala para atestiguar cómo pasa el tiempo. Sirva apuntar que La mamain et la putain dura tres horas y 37 minutos, lo cual, en su época, parecía excesivo. Ahora, en cambio, es la duración promedio de cualquier aventura Marvel.

Más tarde, ocurrió la inauguración formal del festival que pude ver en su transmisión televisiva. La maestra de ceremonias fue la actriz Virginie Efira (el año pasado protagonizó aquí Benedetta, de Paul Verhoeven), quien, tras el discurso de rigor procedió a presentar a Forest Whitaker, el actor estadunidense premiado con una Palma de Oro honorífica. Luego se dio a conocer a los miembros del jurado con especial atención en el actor francés Vincent Lindon, quien lo preside. Tanto Whitaker como Lindon fueron objeto de esos montajes que pretenden resumir una larga carrera con unos cuantos títulos.

Los sendos discursos de esos actores fueron pronto opacados por una imagen que apareció proyectada en la pantalla del auditorio Lumiére, la del presidente ucranio Volodymir Zelensky, quien pronunció un largo y sentido discurso sobre la invasión rusa de su país y concluyó: Estoy seguro de que el dictador va a perder, refiriéndose a ya-saben-quién. Huelga decir que su aparición provocó otra ovación de pie.

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▲ En el certamen cinematográfico, Tom Cruise recibió la Palma de Oro honorífica. Antes de la ceremonia, el actor protagonizó un espectáculo al llegar en helicóptero mientras el cielo era pintado con los colores de la bandera francesa.Foto Afp

La película inaugural fue la francesa Coupez! (¡Corte!), de Michel Hazanavicius, remake de la japonesa Kamera o tomeru na!, de Shin’ichirô Ueda, que trata sobre la filmación de una cinta de zombis caníbales, que acaba por ser verdad. Voy a hablar de puro prejuicio, pues Hazanavicius, responsable de la muy sobrevalorada El artista (2011) me parece un mamarracho, un autor de pastiches demasiado elementales. Cito la crítica de Owen Gleiberman de la publicación Variety que confirma mis temores: “Es una desprolija e irritante película de un solo chiste. Y que repite el mismo chiste una y otra vez. (…) La mayoría de lo que vemos es estridente y desagradable, como un zombi que arroja vómito amarillo en la cara de alguien”.

No podía faltar el escándalo entre la prensa. Y el responsable fue nada menos que Thierry Frémaux, el director artístico del festival. Después de haber concedido una entrevista para la publicación Deadline sobre la programación de Cannes, Frémaux pidió que se modificara el contenido de ésta y se eliminaran algunas preguntas. Deadline protestó censura. Y en su conferencia de prensa del lunes, el director se refirió al caso afirmando: Yo tengo el derecho de controlar lo que digo y hasta de cambiar de opinión, ¿por qué no? Prefiero hablar con normalidad y decidir luego lo que quiero conservar en la entrevista. No debe extrañar que el apodo de Frémaux en cierto círculo de la prensa es Napoleón.

Twitter: @walyder