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American curios

¿Aplausos por el espectáculo?

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▲ En Boston, Massachusetts, activistas proaborto protestaron ayer, Día de la Madre en Estados Unidos, frente a la sede de gobierno local contra una posible decisión de la Suprema Corte que revocaría el derecho federal a la interrupción del embarazo.Foto Afp
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on que el tema de la gala anual del Museo Metropolitano (MET), el evento de moda del año, fue la edad dorada, mientras multimillonarios oligarcas que han acumulado más riqueza que nunca se disputan el control de la llamada libertad de expresión y suprimen la manifestación de los derechos laborales de sus trabajadores; con que mientras las celebridades desfilaban ante las cámaras se filtró que la Suprema Corte está por anular derechos fundamentales de las mujeres; con que se debate si ha estallado la segunda guerra fría incluyendo propuestas sobre si se deben o no usar armas nucleares, y con que se revela que el ex presidente Donald Trump evaluó usar tropas militares con órdenes de disparar para suprimir protestas sociales aquí y lanzar misiles de manera clandestina contra México, el país amigo, así, es cada vez más difícil resumir de manera coherente lo que pasa en Estados Unidos.

La edad dorada, frase de Mark Twain en una obra que escribió en 1873 burlándose de los excesos de avaricia de los más ricos, se refiere al periodo entre 1870 y 1900 marcado por un auge económico generado por la industrialización cuyos beneficios se concentraron en las capas ricas encabezadas por los llamados barones ladrones, entre ellos John Rockefeller, J.P. Morgan, Andrew Carnegie y Cornelius Vanderbilt, y que fue acompañado con extensa corrupción política. No se sabe si los directores del evento del MET seleccionaron el tema cual comentario social (todo indica que no), pero no podría ser más atinado en una coyuntura donde los nuevos barones del capital, el uno por ciento más rico, ahora concentran mayor riqueza que la acumulada por todo el 92 por ciento de abajo, y donde la fortuna colectiva de los 727 multimillonarios (aquellos con fortunas de más de mil millones) se incrementó más de 1.7 billones de dólares durante una pandemia que devastó a los pobres y costó más de un millón de vidas (https://inequality.org/great-divide/updates-billionaire-pandemic/).

Pero, algunos de ellos, invierten millones para suprimir los derechos laborales de sus trabajadores, y se dicen preocupados por las garantías y libertades fundamentales de este país. Recientemente, el mayor potentado de Estados Unidos, Elon Musk, criticó al Washington Post, cuyo dueño es el tercero de la lista de megamillonarios, Jeff Bezos, por haber publicado una columna escrita por el decimotercer hombre más rico del mundo, Michael Bloomberg, quien alerta de que el intento de Musk por tomar el control de Twitter podría poner en peligro la libertad de expresión en el país. Hace recordar la frase del periodista A. J. Liebling, quien escribió en 1960 que la libertad de prensa es garantizada sólo para aquellos que son dueños de una.

En tanto, la filtración de que una mayoría de la Suprema Corte está por anular el derecho federal al aborto después de 49 años sacudió al país la semana pasada, pero sólo envalentonó a fuerzas conservadoras a promover medidas más extremas. En Luisiana, por ejemplo, legisladores están impulsando un proyecto de ley que califica de homicidio la interrupción voluntaria del embarazo, y otros estados están impulsando la prohibición total del aborto.

Por otro lado, la guerra en Ucrania se está volviendo un conflicto de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, inaugurando una segunda guerra fría con un guion ya bien pulido y ensayado. Durante la Segunda Guerra Mundial, Washington era conocido como el arsenal de la democracia. Construimos las armas y el equipo que ayudó a defender la libertad y la soberanía en Europa. Eso es verdad, de nuevo hoy, declaró la semana pasada un presidente Joe Biden, emocionado con nostalgia bélica. El debate ahora incluye, otra vez, argumentos de expertos sobre cómo ganar en una guerra atómica.

Un incendio comenzó detrás del escenario en un teatro. El payaso salió para alertar al público; ellos pensaron que era una broma y aplaudieron. Lo repitió; la aclamación fue aún mayor. Pienso que es justo así como el mundo llegará a su fin: ante aplausos generales de tipos que creen que es una broma. Soren Kierkegaard.

Tina Turner. Ball of Confusion. https://www.youtube.com/watch?v=r9sruij8Srg