Espectáculos
Ver día anteriorLunes 4 de abril de 2022Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Debes tener cuidado con las cintas que escoges, pues son como tatuajes, asegura Eric Bana

Remasterizan Chopper, que protagonizó, para celebrar su 20 aniversario

Foto
▲ El actor australiano, junto al vehículo con el que apareció en el filme The Castle.Foto tomada del Twitter de Greg Rust
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de abril de 2022, p. a11

No me hubiera gustado ser James Bond; sería demasiada fama para mi cabeza, afirmó el australiano Eric Bana en entrevista con The Independent. El actor fue una de las pocas personas que sabía que Daniel Craig, su coprotagonista en Múnich, estaba considerado para el papel a principios de 2005. No le interesaba convertirse en uno de los hombres más reconocidos del planeta. Soy capaz de hacer cualquier cosa que se me pegue la gana, cuando yo quiera. Hubiera sido una gran pérdida.

Hace más de 20 años, el actor mostraba su bravura en el clásico de culto australiano Chopper, remasterizada para conmemorar el aniversario de la cinta. Aunque el título pudo haber pasado inadvertido, Hollywood parece haber tomado nota de la transformación de Bana en un criminal perturbadoramente explosivo. Como consecuencia Ridley Scott lo llamó para participar en La caída del Halcón Negro; Ang Lee lo hizo su Hulk, y Steven Spielberg lo eligió para Múnich.

Sabía que iba a ser de corta duración, explica Bana de su inesperado ascenso a principios de los 2000. Sabía que si no me esforzaba iba a regresar a hacer lo que sea, y era feliz con eso. Al actor le gusta estar fuera del centro de atención, incluso está agradecido porque su papel como el superhéroe verde lo dejó escondido la mayor parte del tiempo detrás de los efectos especiales.

“En Hulk nadie sabía quién era. Todo estaba centrado en el director, luego en el sujeto grande y verde, y al final estaba yo, medio a un lado”. Debido a que era la cara de Hulk la que se mostraba en todos los carteles en lugar de la de Bana, asegura: Nunca me sentí como el protagonista.

Bana parece también estar feliz con haber participado en el mundo de los superhéroes antes de que se volvieran la norma cinematográfica, y no tiene la intención de regresar a ese universo. Debes tener cuidado con las películas que escoges hacer porque son como tatuajes. Hago el tipo de cintas que me gusta mirar. Creo que mi filmografía es un reflejo de lo que me gusta y lo que no, sostiene.

El reconocimiento tardío, tema recurrente

El reconocimiento tardío es un tema recurrente en la carrera del australiano. Incluso bromea con poseer un talento especial para protagonizar películas que no son apreciadas cuando se estrenan. Es el caso de Múnich, Hulk y Chopper, que pasó de ser poco vista a bien recibida, a renombrada película de culto que pudo haber resultado diferente.

Una parte poco conocida de Bana logró la astucia. La leyenda cuenta que el actor llegó al radar del director sólo porque alguien le recomendó ver uno de sus sketches de comedia. A mediados de los años 90, trabajaba en cualquier cosa para llegar a fin de mes. Un día, mientras atendía una barra, juntó el coraje para hacer un intento de stand-up.

Entonces se dio cuenta de que la mayoría de los comediantes eran promedio, y ganaban más que sirviendo cervezas. Se puso a escribir una rutina y su ascenso en el mundillo fue casi tan rápido como el que tendría en la actuación más tarde. Ser un total desconocido fue lo que lo llevó a Chopper. No tenía nada qué perder. Si hubiera sido un reconocido actor dramático, habría tenido más presión. Así que sólo me lancé a intentar ser él, sin nada qué perder.

Aunque poco se ha visto el lado cómico de Bana en Hollywood, el australiano no tiene interés tampoco por demostrarlo. “Mucha gente me dice: ‘Estás loco, tienes que enseñarle a estos estadunidenses lo que puedes hacer’, y a mí simplemente no me importa. Ya lo he hecho. Sé que puedo conseguirlo. No quiero ser el anfitrión de Saturday Night Live porque vivo en Australia. No tengo este sentimiento persistente de probar nada”.

De momento, la comedia la dedica sólo a su esposa de hace 25 años, Rebecca. “Las ideas flotan alrededor de mi cabeza y se las cuento y nos reímos, pero eso es todo, o vemos la tele y empiezo a hacer una imitación de alguien que me está molestando. Lo saco de mi sistema y sigo”, concluyó.