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Presupuestos y valores
E

l presidente Joe Biden ha enviado al congreso estadunidense su propuesta de presupuesto de 5.8 billones de dólares para el ejercicio fiscal octubre 2022-septiembre 2023 (expresados en nuestras magnitudes). Al entregarlo, Biden señaló que los presupuestos son una declaración de valores y el presupuesto que estoy proponiendo hoy envía el claro mensaje de que valoramos la responsabilidad fiscal, la seguridad en casa y alrededor del mundo y que proponemos la inversión que necesitamos para continuar nuestro crecimiento equitativo para construir una América mejor.

Este planteamiento recuerda el señalamiento de J. Schumpeter en el artículo de 1918, La crisis del estado tributario: “El espíritu de un pueblo, su nivel cultural, su estructura social, las acciones que su política propone, todo ello y más está escrito en su historia fiscal… la revisión de los eventos marcados en la historia fiscal está expresada en las leyes sobre el comportamiento social y resultan de las fuerzas que conducen el destino de las naciones, así como la manera en la que las condiciones concretas, particularmente las formas organizacionales crecen y desaparecen. Las finanzas públicas son uno de los mejores puntos de partida de la investigación sobre la sociedad…”

La propuesta presupuestal de Biden, concentrada en reducir el déficit fiscal más que en planes expansivos, plantea reducir la brecha entre el gasto y el ingreso público mediante el incremento de impuestos a las grandes corporaciones y a los estadunidenses más ricos, que generarán ingresos adicionales por un monto de 1.5 billones de dólares. El presupuesto propuesto permitirá aumentar el gasto público 7 por ciento, atendiendo tres prioridades: la lucha contra la violencia doméstica (anti -gun violence), por inmuebles adquiribles y por destinar recursos para inversión en manufacturas que permitirán enfrentar cuellos de botella en la cadena de abastecimiento.

Los valores que sostienen los gobiernos a través del presupuesto público se expresan en el gasto público y también en los ingresos públicos. En el gasto se indican propósitos contenidos en prioridades que se pueden concentrar en programas sociales, en programas de inversión o en una combinación de ambos. Puede sostener propósitos de reactivación económica, de estabilización, de desarrollo regional o sectorial, de redistribución del ingreso. Biden ha propuesto destinar recursos al desarrollo de infraestructura portuaria, junto con el financiamiento, construcción y rehabilitación del acervo inmobiliario, buscando contribuir desde la política fiscal a la disminución de presiones inflacionarias, así como incrementar el gasto militar para mejorar su capacidad de respuesta.

La expresión de estos valores se acompaña necesariamente con una propuesta de ingresos públicos que puede cubrir el monto del gasto comprometido, o bien puede ser insuficiente generando déficit, el que puede cubrirse con endeudamiento público, ya sea emitido para el mercado doméstico o para mercados financieros globales, o bien con préstamos de organismos financieros internacionales. Puede también proponerse financiar el déficit con incrementos en las tasas tributarias, con impuestos especiales o con aumentos en los precios de los bienes que produce el sector público.

El esfuerzo que desarrollaron muchos gobiernos para contrarrestar los efectos negativos de la pandemia en la actividad económica y en el bienestar de su población, llevó a incrementar el déficit fiscal y consecuentemente la deuda pública. La manera en la que un gobierno enfrenta estas dificultades expresa los valores que sostiene ese gobierno.

En este ámbito, Biden ha propuesto aumentar la contribución de las grandes corporaciones y de los más ricos para que con nuevos impuestos colaboren en el financiamiento de un presupuesto que busca continuar con la recuperación de esa economía, controlar una inflación que pudiera salir de control, mejorando las capacidades militares y de seguridad doméstica. Estos propósitos, además, se cumplirán tratando de corregir una distribución del ingreso terriblemente concentrada.

Disminuir la desigualdad impone que los más ricos aporten más para que crezca el bienestar social. Aumentar impuestos es, en consecuencia, aumentar la capacidad de que un gobierno pueda cumplir con sus responsabilidades sociales. Se trata no sólo de la búsqueda de mayores ingresos públicos, sino de la expresión del compromiso gubernamental de que las políticas públicas deben financiarse con aportaciones de los más beneficiados por un orden económico que naturalmente produce desigualdad. A mayor progresividad tributaria, mayor bienestar social. Una acción gubernamental financiada de esta manera está en condiciones de aportar al desarrollo social sin comprometer a las siguientes generaciones con endeudamientoadicional.