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Petróleo mexicano: 91.80 dólares // Alza de 7.3% en tres días // Mayor registro en casi 2 sexenios

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▲ Plataforma petrolera en la Sonda de Cam-peche. Es la primera vez en este sexenio, y en prácticamente todo el anterior, que el precio del barril mexicano de exportación rebasa 90 dóla-res, con lo que se observa un efecto favorable para las finanzas de Pemex.Foto La Jornada
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l barril mexicano de exportación se cotizó ayer en 91.80 dólares, de tal suerte que en escasos días –que involucran la preguerra y la invasión a Ucrania– ha registrado un aumento de 7.3 por ciento (6.25 dólares), y 29 por ciento (20.51 dólares) si se considera lo que va del año, con lo que se observa un efecto favorable para las finanzas de Pemex. La situación imperante en Europa del este podría impactar en otros sectores de la economía mexicana, dados los probables coletazos por la conflagración, pero en el caso de la empresa productiva del Estado hasta ahora el resultado es positivo.

Es la primera vez en este sexenio (y en prácticamente todo el anterior) que el precio del barril mexicano de exportación rebasa 90 dólares. De hecho, al iniciar el gobierno de López Obrador el crudo nacional se vendía, en promedio, a 61.41 dólares, e incluso en abril de 2021, en un movimiento inaudito, llegó a regis-trar una caída tan severa que su precio, por decirlo así, resultó negativo.

En la jornada de ayer los precios del petróleo en el mercado global registraron alzas en todas sus presentaciones y variedades. Los dos marcadores internacionales (Brent del Mar del Norte y West Texas Intermediate) reportaron alzas de 3.02 y 5.03 dólares, respectivamente, y se vendieron a 100.95 y 96.62, en cada caso. Por lo que toca al crudo mexicano el alza fue de 2.99 dólares, y todo apunta a que seguirán al alza.

En vía de mientras, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC) advierte sobre la sacudida por la pandemia y, ahora, por los coletazos económicos derivados de la conflagración en Europa del este. México enfrenta un entorno desafiante: la crisis generada por el covid-19 propició cambios estructurales en el sistema productivo; hay sectores y variables en niveles históricamente bajos. A ello se suma la baja capacidad para generar crecimiento (que el país ha mostrado durante los últimos 40 años). A inicios de 2022 se han agregado elementos exógenos y endógenos que también incidirán: la guerra en Ucrania tiene elementos geoeconómicos, geopolíticos y geoestratégicos que afectarán a los mercados del petróleo, gas, minerales, bursátil, cambiario, de alimentos, logística, de proveeduría de insumos básicos e intermedios en las cadenas globales de valor.

Además, el IDIC señala que ello representa un cambio de época, pues se agregan las presiones inflacionarias desatadas en mayo de 2020 en las materias primas. Su alza se exacerbará por el conflicto armado. La consecuencia directa será un endurecimiento de la política monetaria de Estados Unidos y México; ello causará mayores restricciones para la inversión y el consumo. La debilidad del mercado interno es un factor por considerar, pues deja la recuperación nacional en manos estadunidenses.

Según el citado instituto, “para enfrentar el entorno descrito y crecer a una tasa de 5 por ciento anual se requiere inversión adicional de 100 mil millones de dólares por año y que el sector público genere un valor agregado positivo, algo que no ocurre desde 2015 (su promedio es de -0.3 por ciento en el periodo 2004-2020).

La estrategia de inversión debe considerar tres ejes básicos: el sector público debe hacer un esfuerzo para elevar su contribución a la inversión total y aumentar su parte de 2.5 a 6 por ciento como proporción del producto interno bruto (PIB), la cual debe privilegiar el uso de contenido nacional, se debe crear un programa de atracción de inversión extranjera directa hacia nuevos sectores productivos que eleven las ventajas competitivas de México (el programa debe garantizar el aumento de la capacidad productiva del resto de la economía, encadenamientos productivos internos y la creación de empleo formal); crear mecanismos de financiamiento a través de la banca de desarrollo para impulsar la inversión en sectores estratégicos”.

Durante 2020 y 2021 la inversión productiva tuvo su menor nivel como proporción del PIB desde 1997. Sin embargo, en los últimos 29 años este indicador prioritario ha estado por de-bajo de la registrada en 1993, es decir, se trata de un problema estructural, no coyuntural.

Las rebanadas del pastel

¿Buenas noticias? Las delegaciones rusa y ucrania acordaron ayer una segunda ronda de negociaciones, según lo anunciaron ambas partes. Habrá que ver.