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El pueblo está inmerso en echar para adelante la revolución

A los impactos por la pandemia se ha unido una intensificación oportunista del bloqueo de EU

Frente al reto de que avance la economía para beneficiar a la población de la isla, el diplomático admite que el trayecto no será sencillo. Afirma que a medida que se recrudece el carácter del imperialismo, más creemos que el modelo cubano ha sido viable

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▲ El embajador de Cuba en México, Marcos Rodríguez Costa, durante la entrevista.Foto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Martes 22 de febrero de 2022, p. 12

Cuba tiene ante sí un gran desafío: refrendar la revolución como proyecto viable para su pueblo. El debate está en marcha y el contexto actual exige que una de las prioridades se enfoque en el avance de su economía para beneficiar a toda su población.

El embajador de la República de Cuba en México, Marcos Rodríguez Costa, admite que el trayecto no será sencillo ante las adversidades que enfrenta la isla: las consecuencias por el covid-19; el prolongado bloqueo económico, financiero y comercial establecido hace casi 60 años por Estados Unidos; los grupos contrarrevolucionarios de Miami y trabas internas del propio sistema cubano.

En entrevista con La Jornada, analiza la situación interna en su país, las protestas de julio pasado, el papel que Cuba juega en la geopolítica continental y su histórica relación con México.

Enfatiza que la revolución –emprendida y consolidada por la determinación de Fidel Castro– ha sido viable para nuestro pueblo y en su renovación deben estar quienes la han vivido y defendido, y no los sectores que responden a un modelo extranjero.

Rodríguez Costa, con larga trayectoria diplomática que incluye encargos sobre todo en representaciones cubanas en África y Medio Oriente, asumió su nueva misión en México a inicios de diciembre de 2021.

En la primera entrevista que otorga a un medio mexicano, se refiere al bloqueo, a sus consecuencias en lo económico y social, y no advierte voluntad de Joe Biden para aliviarlo. Expone, además, que el incumplimiento migratorio de la autoridad estadunidense para dar 20 mil visas anuales a los connacionales cubanos fomenta la migración irregular.

–¿Qué representa para Cuba su relación con México?

–Es histórica. Hay confluencias: la identidad entre nuestros pueblos, en lo social, lo cultural, lo académico, lo político. No olvidamos que en los años 60, al inicio de la revolución, por presiones de Estados Unidos, casi la totalidad de los gobiernos de América Latina intentaron aislarnos, y en ese momento México asumió una digna posición y se mantuvo al lado de Cuba, como lo ha hecho en el absoluto rechazo mundial al bloqueo. Para Cuba es muy importante su relación con México. Es uno de nuestros principales puntos de comercio e intercambio económico en la región y se puede avanzar mucho más. Cuba está interesado en que los inversionistas mexicanos participen en el desarrollo económico de nuestro país.

Hoy vivimos un momento muy positivo. Hay que destacar las manifestaciones que han tenido el presidente Andrés Manuel López Obrador y otros líderes de su país en favor de Cuba. Otro factor es la visión latinoamericanista compartida. En nuestro caso, basada en las históricas posiciones de nuestro gran líder Fidel Castro, que siempre estuvo al lado de América Latina.

–¿Observa un escenario para que se dé un contrapeso regional a la visión estadunidense?

–Es un momento de muchas definiciones para la región. La pandemia ha sido muy difícil y, pese a lo negativo, nos brinda la opción de generar unidad. Diversos instrumentos, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, constituyen hoy un referente en ese objetivo. Siempre desde el respeto a las posiciones políticas de cada país, a su soberanía, independencia y libre determinación, pero en camino de crear unidad desde la diversidad. La geopolítica actual en el mundo exige que América Latina –que representa a 700 millones de personas desde el río Bravo hasta la Patagonia– sea una sola.

–¿Cuál ha sido el impacto del bloqueo? ¿Empeoró con el covid-19?

–Todos los presidentes estadunidenses han tenido la posibilidad de tomar medidas que alivien su impacto. El bloqueo se afianza en una decisión congresional en Estados Unidos y no es fácil terminarlo de un mazo, pero cualquier presidente tiene prerrogativas que pueden contribuir a mitigarlo. En el periodo del presidente Barack Obama se dio una aproximación, lo que demostró que aun con las diferencias ideológicas podíamos sentarnos y conversar. Pero hoy, a los impactos por la pandemia se ha unido un recrudecimiento oportunista del bloqueo. Donald Trump aplicó 200 medidas contra Cuba que intensificaron la situación y el nuevo gobierno estadunidense las mantiene. Nos ha impactado en lo económico, en el turismo, en la alimentación de nuestra gente.

La pandemia abrió oportunidades. Desarrollamos cinco candidatos vacunales, dos: Abdala y Soberana, con aplicaciones. En Cuba tenemos casi 90 por ciento de cobertura y por su eficiencia, los contagios por ómicron no tienen nada qué ver con los que hay en el resto del mundo. Somos un país latinoamericano que logró desarrollar antídotos. Ha sido también una oportunidad para ratificar nuestra solidaridad con el mundo: brigadas médicas cubanas fueron a América Latina, Asia y África para combatir la pandemia.

–Frente a eso, ¿cuál es el desafío para Cuba?

–El principal reto para Cuba, al igual que para gran cantidad de países en desarrollo, es del progreso económico del país para alcanzar beneficios para nuestro pueblo. Otra aspiración es que exista un respeto a la voluntad, a la soberanía y al rumbo que el pueblo cubano determine para el país […]. La revolución han sido 60 años de mejora para nuestro pueblo, para nadie es un engaño la calidad de la salud en Cuba, de la educación, de la seguridad social y el nivel de independencia que ha sentido nuestro pueblo en este tiempo, con sus altas y sus bajas. No quiere decir que todo el mundo esté en favor de la revolución, pero hay un apoyo mayoritario sobre el sistema político en Cuba. En la medida que se recrudece el carácter del imperialismo, de lo colonial y la intención de imponer voluntades en nuestro continente, más creemos que el modelo revolucionario cubano ha sido viable. Se nos ha acusado de querer ‘exportar’ la revolución, y para Cuba es el modelo adecuado, pero no obligamos a otro país a adoptarlo. La libertad, la independencia, la soberanía, son elementos sagrados.

–¿Responde a la juventud, muchos de los inconformes en las manifestaciones eran jóvenes?

–Creo que el análisis es otro. En el mundo entero los jóvenes son un sector de la población que por naturaleza cuestiona y piensa de otra forma, y en Cuba no es distinto. Nuestros jóvenes agrupados en su escuela, en su universidad, hoy son realmente el ejemplo. Lo otro ha sido diferente, lo hemos explicado, hoy se dan varios factores como la pandemia, la situación internacional y el recrudecimiento del bloqueo que afectan la situación económica y social en Cuba. Lo que pasó en julio, con las protestas, fue un aprovechamiento de la contrarrevolución fuera de Cuba, en Miami, que trataron de aprovechar ese caldo de cultivo para influir en el país y crear una situación (de crisis). Pero hemos demostrado que Cuba está en paz.

“Lo dijo el propio Fidel en su momento, que todo requería un cambio. Cuba está tomando importantes medidas en ese sentido. Nos hemos aproximado a los actores económicos, se crearon las pequeñas y medianas empresas, se revisa el Código de Familias. Son cosas nuevas. Cuba se está adaptando al mundo y nuestro pueblo lo está viendo. Cuando se analiza qué sector se manifestó, vemos que hubo delincuencia, atacaron propiedades, vandalizaron. Se ha transparentado el actuar de la justicia (contra los detenidos) y en Cuba, al igual que en el mundo entero, esos actos deben sancionarse.

“Es un momento muy difícil para nuestro pueblo y, por eso, el pueblo está inmerso en echar para adelante la revolución. No sólo es el bloqueo y la pandemia, son también trabas internas que el presidente Miguel Díaz-Canel ha reconocido. Puede haber disidencia, pero los que hoy se llaman ‘disidencia’ no responden a un proyecto nacional, sino a uno extranjero que aspira a otro tipo de sociedad; no puede ser así. Hay que vivir la revolución para poder defenderla. La posición de la revolución es con el que quiera la independencia y la libertad de nuestro país.”