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Curador de Millon condena que gobierno mexicano criminalice las pujas francesas

Es incoherente denunciar al mercado galo y no al de otras galerías europeas o de América, señaló Serge Reynes en entrevista // Una política de nacionalismo cultural los aislará, consideró

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▲ Piezas que remató Millon el 28 de enero pasado. De derecha a izquierda, del lote 37, portador de corte. Jalisco, estilo San Sebastián, 100 aC-250 dC, y del lote 45, Venus. Colima, 100 aC-250 dC, según la descripción que da la subastadora en su página de Internet, de donde se obtuvieron las imágenes.
 
Periódico La Jornada
Viernes 4 de febrero de 2022, p. 2

El experto en arte antiguo Serge Reynes, curador de la casa de subastas francesa Millon, condenó, en entrevista con La Jornada, lo que consideró una campaña del gobierno mexicano para intentar criminalizar el mercado de arte precolombino de las subastas públicas en el extranjero y a sus actores.

El experto en subastas públicas desde 1997 criticó que esta campaña es una de las varias que se han llevado a cabo en los pasados 10 años, destinadas a dar una visión distorsionada de la realidad de nuestra profesión.

Fustigó que de forma incoherente, las autoridades mexicanas pueden denunciar las subastas francesas, pero no toman ninguna medida contra las galerías europeas y americanas que comercian con arte precolombino.

La firma Millon Asociados es una de las que encabezan la venta de piezas mesoamericanas en Francia. Sus subastas tituladas Les empires de Lumiere (Los imperios de la luz), realizadas en 2020 y 2021, reunieron piezas provenientes del territorio que en la actualidad es México y con precios para algunas que superaron decenas de miles de euros.

El pasado 28 de enero, la subastadora realizó su Venta de cuadernos de viaje: apertura de temporada de ventas. Casi la totalidad de los lotes –unos 30– estaba vinculada con México, aunque algunas de las piezas fueron catalogadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia como de reciente manufactura y, por tanto, se calificó la transacción de fraudulenta por el gobierno mexicano.

Reynes sentenció que una política de nacionalismo cultural para cualquier elemento patrimonial tendría el efecto de aislar a México de la escena cultural internacional, y negar el trabajo de los museos europeos y las ventas públicas.

Afirmó que “aunque México defiende ahora su derecho a recuperar objetos de arte basándose en las leyes de 1827 y 1972, cabe señalar que en el pasado las obras precolombinas fueron compradas en suelo mexicano por extranjeros y exportadas a Europa en particular, con la plena aprobación de su gobierno.

Recordemos que hasta los años 80 del siglo pasado, los espacios de venta dedicados al arte precolombino estaban abiertos al negocio y comerciaban con los extranjeros sin ser molestados.

El curador refirió que México ha exigido al gobierno francés que verifique que los operadores de subastas, incluidas las casas de subastas, cumplen todas las obligaciones legales nacionales e internacionales, pero las subastas organizadas ahí cumplen estrictamente las normas nacionales y los convenios que Francia ha ratificado.

Explicó que según estos lineamientos, en las ventas públicas se verifica sistemáticamente la procedencia de los objetos y que, incluso, en aras de la transparencia, las casas de subastas francesas no pueden aceptar objetos de origen problemático y dudoso.

Serge Reynes, también un veterano asesor de la comisión francesa de peritaje aduanero, añadió que desde hace años cada pieza en venta es centro de una investigación en profundidad de la policía y los servicios aduaneros de su país.

Todos los objetos precolombinos importantes van acompañados por un certificado de Art Loss Register, una base de datos independiente con sede en Londres que recoge toda la información relativa a las obras perdidas o robadas en todo el mundo, añadió sobre la base legal de su actividad.

Destacó que las autoridades francesas luchan contra el tráfico real y el blanqueo de dinero mediante su propio marco legal, y las subastas ofrecen un espacio de transparencia de los fondos en circulación.

Entendemos que el dinero mal habido puede generar tráficos e intereses que van mucho más allá del amor al arte, reconoció Reynes, pero sostuvo que los subastadores, toda la profesión y las autoridades francesas, conscientes de estos problemas, son los primeros en querer luchar enérgicamente contra cualquier deriva delictiva.

Estableció un paralelo sobre objetos franceses anteriores al siglo XVI adquiridos en México: “¿Cómo se podría cuestionar la posesión de sus objetos, sabiendo que contribuyen a la influencia de la cultura y el patrimonio franceses en el extranjero y que fueron adquiridos legalmente por estos ciudadanos mexicanos?

¿Podemos imaginar que un día Francia tenga una política de nacionalismo cultural y reclame la posesión de todos estos objetos que se conservan en los museos mexicanos o en colecciones privadas?