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La halterista cerró 2021 con medalla olímpica y el PND

La pandemia nos recordó que no somos heroínas, sino seres humanos bajo mucha presión: Aremi
 
Periódico La Jornada
Miércoles 29 de diciembre de 2021, p. a12

Dejar de mirar a los atletas como semidioses hace mucho bien a los propios atletas. Los humaniza. Les recuerda que es legítimo sentir dolor en el cuerpo, miedo, acobardarse, incluso, luchar contra la ansiedad y la depresión, exhibir que son personas como cualquier otra. Aremi Fuentes, levantadora de pesas y medallista olímpica en Tokio 2020, sintió todos los estragos que un cuerpo y una mente bajo presión constante padece. Fue el preludio de un difícil cierre de 2021 en el que subió al podio olímpico en halterofilia, algo que no conseguía el deporte mexica-no desde Soraya Jiménez, y que recibió el Premio Nacional del Deporte.

Aremi fue arrollada como todos por la crisis sanitaria que envió a la humanidad al confinamiento y al miedo. Canceladas todas la competencias internacionales, cerrados los espacios de entrenamiento, los deportistas tuvieron que improvisar contra el deterioro físico y mental que representó parar por completo.

Además sufrí un par de lesiones que no me permitían entrenar como acostumbro, ya no se di-ga competir como debía, recuerda Aremi; antes de esos problemas físicos estaba muy motivada, palpaba esa medalla, la sentía como muy al alcance de mi mano. Pero con las lesiones y después de todo lo que trajo la pandemia, empecé a perder confianza y me deprimí.

Reparar el cuerpo y la mente

No sólo tenía que reparar su cuerpo sino también su estabilidad mental. El trabajo sicológico fue estratégico en el proceso de Aremi rumbo a los Juegos de Tokio 2020, que terminaron por posponerse en ese año y fueron realizados en el verano de 2021.

Cuando vio a la tenista Naomi Osaka renunciar a participar en torneos importantes, Aremi entendió de lo que hablaba la japonesa, pero sobre todo se sintió identificada con la gimnasta estadunidense Simone Biles, atleta que ha ganado todo y rechazó competir en varias finales porque su salud mental estaba en riesgo.

Recordamos que no somos héroes ni heroínas, sino seres humanos bajo demasiada presión, cuenta Aremi; vivir en esa situación todos los días no es fácil de manejar para cualquiera. Por eso es importante recordar el valor del trabajo sicológico de los atletas de alto rendimiento, porque como cualquier humano estamos expuestos a sufrir no sólo en el cuerpo, sino en la mente. Si uno de esos dos factores falla, no hay éxito, en cambio sí hay sufrimiento.

Aremi dice que su medalla de bronce en levantamiento de pesas tiene un valor más simbólico que el de un tercer lugar. Subir al podio en esa disciplina no ocurría en el deporte mexicano desde Sidney 2000 con la inolvidable Soraya Jiménez cuando conquistó aquel histórico oro. Luz Mercedes Acosta tuvo medalla de bronce en Londres 2012 y antes Damaris Aguirre en Pekín 2008, pero ninguna de ellas subió al podio durante las competencias, sus preseas las obtuvieron tiempo después por descalificación de las rivales.

La gente me premió con su cariño, recibí homenajes y patrocinios, pero sobre todo recordar lo duro que fue ese trayecto, hace que al final me sienta campeona. Hoy soy medallista de Tokio y Premio Nacional del Deporte, suficiente motivación para llegar a París 2024, finaliza.