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Desafios monetarios 2022
E

l miércoles pasado, el Comité Federal del Mercado Abierto de la Reserva Federal de Estados Unidos anunció en su junta periódica que aceleraría la reducción de la inyección de liquidez a los mercados al disminuir su compra de activos en 30 mil millones de dólares al mes. La decisión del comité significa, entre otras cosas, que dicha compra de activos terminará en marzo y no en junio, como inicialmente estaba previsto, lo cual permitiría el incremento de tasas de interés de manera anticipada.

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, argumentó que la decisión responde al riesgo que implica tener una inflación más larga y persistente, producto de los cuellos de botella en las cadenas de suministro globales en un entorno de reactivación económica; cuellos de botella que pueden llegar a agravarse en caso de que la variante ómicron genere estragos considerables en la recuperación económica.

Las preocupaciones sobre la inflación expresadas por Powell fueron secundadas por 12 miembros del comité, quienes esperan al menos tres incrementos continuos en las tasas de interés en 2022 y un número similar en 2023. Aunque la volatilidad en los mercados ha sido una constante en los tiempos recientes, la reacción de los mismos ante el anuncio realizado por Powell fue limitada, debido a que éstos ya habían procesado las políticas anunciadas por el presidente de la Reserva Federal.

A medida que la economía global se recupera de la pandemia, la política monetaria expansiva adoptada por los Bancos Centrales de diversos países tenderá a ser más restrictiva. La decisión de esta semana de acelerar la reducción de compra de activos y sus consecuencias implícitas (incremento de las tasas en 2022) son una muestra patente de que la Reserva Federal, el Banco Central más determinante en el mundo, guiará y liderará dicho proceso.

Esto, por supuesto, supone grandes retos para las economías emergentes. La normalización de las tasas supone el reacomodo de capitales a nivel global, lo cual incrementa los riesgos de salida de capital para dichas economías.  

En México, este proceso ha avanzado de manera consistente y hasta el momento ha contenido parcialmente la salida de capitales, la cual ha sido ordenada y no ha derivado en movimientos abruptos como la depreciación en la moneda. Una de las razones que han permitido el reajuste ordenado de la economía es la prudencia con la que el Banco de México (Banxico) ha conducido su política monetaria. Mantener una tasa relativamente alta ha permitido compensar la incertidumbre derivada del contexto económico incierto que atraviesan México y el mundo.  

La decisión de Banxico de incrementar la tasa de interés de referencia en 0.5 puntos porcentuales da cuenta de una decisión que reconoce implícitamente el desafío que la inflación representa para la economía en el corto y mediano plazo. La Junta de Gobierno, en su comunicado publicado por Banxico el jueves, evaluó la magnitud y diversidad de los choques que han afectado a la inflación y a los factores que la determinan, el riesgo de que se contamine la formación de precios y los retos por el estrecho margen de las condiciones monetarias y financieras globales. Habrá que ver si dicho incremento le permitirá, o no, contar con espacio para ajustes posteriores derivados de las decisiones provenientes de la Reserva Federal.

En todo caso, la inflación será uno de los retos más importantes de cara al próximo año. En este escenario, es relevante que las autoridades financieras, los poderes Ejecutivo y Legislativo, así como la hacienda del país, estén conscientes de que México, particularmente en este contexto, no está exento de salidas de capital adicionales.

Como ya se ha mencionado en este espacio, la normalización de la política monetaria ocurrirá en un entorno de ajuste de la política industrial de nuestro principal socio comercial, que buscará revitalizar su planta manufacturera mediante incentivos (a vehículos eléctricos, por ejemplo), lo cual, por supuesto, representa un riesgo para la industria asentada en nuestro país, además de una probable desaceleración de la economía China que afectará a las economías exportadoras de materias primas.

Hasta ahora el proceso ha transcurrido, más o menos, de manera ordenada y sin sobresaltos considerables. Mantenernos en esta ruta requerirá que nuestro Banco Central reconozca y atienda los continuos desafíos y que los ajustes porvenir continúen el camino que hemos seguido hasta ahora.