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Aura García-Junco se apropia del poeta Ovidio y elabora un manual para el amor y las relaciones
 
Periódico La Jornada
Viernes 12 de noviembre de 2021, p. 5

Una casi desconocida en un bar le hizo a Aura García-Junco (Ciudad de México, 1988) el descubrimiento de cierto estatus de tullida sentimental. El momento de revelación y rompimiento lanzó a la escritora Aura García-Junco a tachar versos del poeta Ovidio para indagar su propio manual para el amor y las relaciones. Un exhaustivo, reflexivo y personal resultado es el libro El día que aprendí que no sé amar, que publica Seix Barral.

Hablo del poliamor o de las relaciones abiertas, por ejemplo, pero no me interesa decir que esa es la única manera de relación sana, que estás atrasado o en la prehistoria. Para mí eso no es algo útil, ni que aporte a alguien; te vuelve una especie de fundamentalista de cierto tipo de relaciones. Más bien me interesa que desde donde estamos parados pensemos qué queremos y sus repercusiones, dice la autora.

Entre este torbellino de cambios es necesario pensar la idea de amar y estudiarla en toda su complejidad. Las citas con aplicaciones como Tinder, la fantasía del amor romántico, los estándares de belleza y las relaciones abiertas son algunas de estas aristas desde la experiencia personal, pero con un transfondo filosófico, político, social y hasta económico.

El origen de este libro es muy personal: Fueron una serie de rupturas y cuestionamientos en mi vida, revela Aura García-Junco. Me obligaron a pensar cosas y motivó una búsqueda personal. Así inició una investigación de varios temas alrededor del arte amatorio, cada uno con su propia bibliografía y conversaciones al respecto y, también, sacando de mi experiencia. Un libro así no se podía escribir sin poner el cuerpo.

Fueron tres años dedicados a investigar, con una parte teórica calculada, y a escribir con un estilo ágil, muy personal, con episodios de anécdotas reales, porque la fracción práctica se llama vida. Era muy importante que el libro fuera accesible, divertido y ameno. Que no se sintiera como de teoría o académico, porque siento que eso aleja a los lectores y lo que me interesaba era acercarles el tema. Pero, al mismo tiempo, al ser una investigación tenía el deseo de que las fuentes estuvieran disponibles para quienes decidan adentrarse a ciertos puntos, si no, el libro sería un ensayo personal, totalmente.

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▲ La escritora comparte en entrevista el proceso creativo de El día que aprendí que no sé amar, publicado por Seix Barral.Foto Andrea Martínez

La también ensayista y traductora fue incluida por la revista Granta en su lista de las mejores narradoras en español menores de 35 años. En 2019 hizo su debut literario con la novela Anticitera, artefacto dentado. Su segunda publicación editorial es este nuevo manual sobre el arte de amar en el vertiginoso siglo XXI, esta época pantanosa.

Explica que existe un supuesto de que no aprendemos a amar, sino que es algo natural. Sin embargo, es en la familia y a partir de lo que sucede en nuestra infancia cuando se adquieren modelos internalizados que no reflexionamos mucho. También nos enseña la cultura popular, las series que nos dicen qué es el amor, las canciones, las películas y los libros. Es complejo, pero básicamente es el entramado social, que empapa y dibuja las relaciones amorosas.

Desde el inicio de las páginas, García-Junco establece el uso del lenguaje inclusivo, que levanta pasiones; hay quienes se enojan muchísimo y hay quien lo defiende a capa y espada. Yo estoy del lado de utilizarlo, no se lo impondría a nadie; me parece muy útil para considerar identidades que normalmente no lo son. Aunque yo no hago un análisis de las identidades no binarias, sí me propongo incluirlas de alguna forma o al menos mencionar que existen. Implica una disrupción del lenguaje muy importante; cimbrar el lenguaje con cosas nuevas me parece pertinente en este libro, y no complica la lectura, en mi opinión.

Entre cada breve capítulo del libro coloca a parte de los escritos del Ars amatoria del poeta romano Ovidio. Tacha varias de las palabras para darle un nuevo sentido. Es uno de los escritores de la antigüedad que más aprecio. Yo estudié letras clásicas, entonces, es literatura que tengo muy presente. Especialmente me llamó la atención que es de los pocos libros de la antigüedad que se sigue utilizando como muy aplicable y contemporáneo. Hay muchas personas, especialmente hombres, que decidieron tomar a Ovidio como manual de ligue o para amar. Pero es insostenible; hay pasajes como el rapto de las Sabinas donde glorifica la violación y ya es inadmisible. Me pareció divertido jugar a tacharlo y crear escrituras.