La Paz. El presidente boliviano, Luis Arce, suspendió ayer su visita a Potosí, región sureña que declaró duelo por la muerte de un campesino en disturbios derivados de una huelga de sectores de oposición, que cumplió su tercera jornada consecutiva.

Arce pospuso hasta que haya una oportunidad conveniente su visita a Potosí, que celebra cada 10 de noviembre una fiesta cívica, y espera que cese la violencia en ese departamento, informó una fuente a Sputnik.

La muerte del campesino, de 23 años, parte de un grupo que enfrentó a activistas cívicos que llamaban al paro, aumentó la tensión que rodea a la protesta que comenzó el lunes por sectores de vendedores minoristas y transportistas, a la cual se sumaron con fuerte discurso antigubernamental los comités cívicos de varias regiones.

La ministra de la presidencia, María Nela Prada, indicó que la ley contra el lavado de dinero no afecta en nada a los vendedores que se ganen honestamente la vida, y añadió que las movilizaciones que exigen que se derogue la medida tienen el objetivo de confunidr al pueblo para desestabilizar al gobierno

Potosí, Santa Cruz y Tarija eran las regiones más afectadas por las protestas.

Los líderes del paro, el comerciante Francisco Figueroa, y el presidente del Comité Cívico cruceño, Rómulo Calvo, ratificaron ayer el carácter indefinido de la protesta que buscaba de inicio la anulación de dos leyes polémicas sobre lavado de dinero y una estrategia quinquenal de desarrollo.

El gobernador de Potosí, Jhonny Mamani, responsabilizó de la violencia al comité cívico que lideraba la protesta.

Esta muerte de un hermano campesino es resultado de esas convocatorias de los grupos cívicos incitando a la violencia; estos hechos no son coincidencia, son preparados, alentados y ejecutados, afirmó Mamani.

En varias ciudades también se denunciaron agresiones a periodistas que cubrían las protestas.