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Decisiones de política monetaria
E

l 12 de agosto pasado, la Junta de Gobierno (JG) de Banxico decidió por mayoría de votos aumentar 25 puntos base la tasa de interés interbancaria a un día, llevándola a 4.5 por ciento. Esta decisión prosigue la del 14 de junio, que incrementó 25 puntos base la tasa de interés, que en ese momento estaba en 4 por cierto. Hay que recordar que, en los momentos más duros del confinamiento, esta tasa disminuyó hasta 3 por ciento, buscando estimular el uso del crédito. La reversión de esta línea de política en este momento, indica que para la JG los riesgos de que la inflación siga aumentando son suficientemente importantes para proponerse frenar los aumentos de precios elevando la tasa de interés.

En la composición actual de esta JG hay tres miembros que han sido propuestos por el gobierno de la 4T y aprobados por el Senado: J. Heath, G. Esquivel y G. Borja. Los otros dos miembros, el gobernador Díaz de León e I. Espinosa, fueron nombrados en la administración de Peña Nieto. Los criterios para que el Ejecutivo federal actual decidiera proponer a los tres nuevos miembros, tendrían que haber sido diferentes a los que prevalecieron en las anteriores administraciones privilegiando visiones económicas distintas del llamado pensamiento único. Sin embargo, para aprobar la decisión del 12 de agosto, uno de los tres miembros nombrados por el gobierno de la 4T votó a favor del aumento de tasa y los otros dos votaron en contra de este aumento.

Reconociendo que los tres nuevos miembros de la JG, en efecto, fueron escogidos con base en una visión diferente del funcionamiento económico y, en particular, de la influencia de la tasa de interés en la dinámica económica, lo cierto es que al valorar la situación que existe tanto en la actividad económica a nivel global, como en la economía mexicana, por lo menos uno de los nuevos miembros de la JG terminó aceptando la visión económica que ha dominado el accionar de los bancos centrales, basada en el paradigma del llamado nuevo consenso monetario. Este consenso señala que con la tasa de interés como instrumento básico de política monetaria es posible alcanzar la meta de inflación establecida.

Sin embargo, aunque predomina esta visión en diferentes bancos centrales, no necesariamente conduce a las mismas decisiones de política monetaria. Mientras que el Sistema de la Reserva Federal estadunidense (Fed) ha mantenido prácticamente sin cambios la tasa de interés de referencia en niveles de alrededor de uno por ciento y ha planteado que en 2021 la mantendrá, el Banco de México en el curso de los pasados meses la ha incrementado desde 3 hasta 4.5 por ciento. La explicación de estas diferencias no está sólo en la concepción teórica que guía a los que deciden la política monetaria, sino también en el mandato que establecen sus ordenamientos legales. La Fed tiene un mandato dual y Banxico tiene un mandato único.

El mandato dual del banco central estadunidense que le obliga a reducir la inflación, pero buscando que la tasa de desempleo se mantenga en condiciones aceptables, le ha llevado desde la gestión de Bernanke en 2007 a plantear una política monetaria extraordinariamente laxa, llegando a rendimientos reales negativos en ciertos momentos. Además, reconociendo que, aunque existan tasas de interés muy bajas, la economía no necesariamente reacciona con el dinamismo necesario, introdujeron decisiones novedosas de relajación monetaria, el Quantitative Easing, que llevaron a la compra de cantidades importantes de dólares denominados en diversos instrumentos financieros en manos de bancos privados, primero de corto plazo y luego de largo plazo, para liberar recursos que pudieran ser destinados al crédito.

Con un mandato único, nuestro banco central se ha ocupado fundamentalmente de la estabilidad de precios aplicando las medidas que corresponden estrictamente al nuevo consenso monetario. Por eso, en la crisis de 2008 detuvieron abruptamente la reducción de la tasa de interés porque percibieron que los riesgos inflacionarios se incrementaban, lo que por supuesto afectó negativamente el desempeño de la economía. Este año, de nuevo, aun con mayoría de nuevos miembros, la JG decidió incrementar la tasa de referencia porque en la opinión de tres miembros de la JG los riesgos de que la inflación no se ajuste a la meta establecida por ellos mismos son altos.

La JG no consideró, porque su mandato no se lo señala, cuáles serán las afectaciones en la producción y el empleo por este incremento de la tasa. Pronto habrá un nuevo gobernador del Banco de México, lo que no cambiará significativamente las decisiones de política monetaria que se tomen. Estas decisiones seguirán ancladas en la misma base teórica ya que el mandato único permanecerá. Para el gobierno de la 4T debiera ser fundamental alinear la política fiscal con la monetaria, lo que sólo es posible si se amplía el mandato del Banco de México. Aceptar el mandato único es aceptar que los neoliberales sigan al mando de la política monetaria.