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The Royal Ballet vuelve al escenario con un programa dedicado a Balanchine y Robbins
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▲El programa tendrá temporada hasta el 13 de junio y una transmisión en vivo este viernes.Foto del sitio del Royal Ballet
 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de junio de 2021, p. 6

La compañía inglesa The Royal Ballet, una de las más destacadas del mundo, celebra la rica historia de la danza clásica estadunidense por medio de obras de George Balanchine y Jerome Robbins, para una noche de danza fresca y estimulante. El programa Balanchine y Robbins tendrá una temporada hasta el 13 de junio y una transmisión en vivo el día 11, que puede ser visto en la página del Royal Opera House: https://www.roh.org.uk/

El programa incluye dos obras de Balanchine, Apollo y Chaikovski Pas de Deux. Zoe Anderson, en una reseña publicada en el periódico inglés The Independent, recuerda que Balanchine creó Apollo en 1928, cuando tenía 24 años, aunque ya era atrevido para desmontar todo y enfrentarse a lo nuevo.

Acompañado por una partitura nítida de Stravinsky, es un ballet de clasicismo firme, con bordes agudos que aún se ven modernos. Apenas se aprecia la narrativa. Apollo nace, ve los obsequios de las musas y asciende al Olimpo. La coreografía se desenvuelve en formas maravillosas: extremidades que se entrelazan a la manera de guirnaldas o abiertas en líneas resplandecientes.

Vadim Muntagirov, en el papel de Apolo, es un dios, joven y sereno, que responde con elegancia y detalle llamativo. Anna Rose O’Sullivan, Mayara Magri y Yasmine Naghdi hacen un gran trío de musas.

Chaikovski Pas de Deux, de Balanchine, es todo un espectáculo, que combina el detalle etéreo con la técnica osada. La bailarina Natalia Osipova empieza con un ataque brillante; luego, se desacelera para enfatizar la curva voluptuosa del paso, para alejarse a toda velocidad. Reece Clarke, su pareja, es dueño de un salto fuerte y línea limpia.

Dances At a Gathering, de Jerome Robbins, emplea 10 bailarines en el escenario que juegan con la música para piano de Chopin. Los pasos son brillantes; sin embargo, Robbins le da una cualidad espontánea, casi improvisada. Construyen un sentido poderoso de conexión entre los ejecutantes, una calidez que se siente especialmente conmovedor en estos momentos.

Alexander Campbell, como el hombre en café, posee una técnica de salto y un fraseo musical magníficos. Con cada paso, parece adentrar al espectador cada vez más en su flujo de pensamientos. Francesca Hayward flota con la ligereza que le da el aire. Marianela Nunez baila con una calma radiante, mientras Laura Morera es elegante en verde, con bromas irónicas y saltarinas.