La boxeadora mexicana Saraí Arenas murió una semana después de un combate. El 22 de mayo, en Cuernavaca, detuvieron la pelea que sostenía ante Danna Paola Ponce en el tercer episodio, el réferi decretó nocaut técnico. Sin embargo, la peleadora bajó del cuadrilátero por su propio pie, sin signos evidentes de daño, según consignó la prensa. Los malestares se manifestaron en los días posteriores y por lo cual fue hospitalizada.

Esto ocurrió durante un torneo llamado Barrio de Campeones, certamen que permite a boxeadores amateurs y profesionales novatos competir en pocos episodios. El promotor de la función, Dionisio Martínez, declaró a la prensa que la contienda no tuvo momentos irregulares ni dramáticos. Fue una pelea normal como cualquiera, se bajó bien del ring y la revisó el médico. Unos días después se reportó y estuvo con algunas compañeras. Después recibimos la noticia de su muerte, dijo a la prensa.

El Consejo Mundial de Boxeo, organismo que no tiene ningún vínculo con este tipo de funciones, puso en marcha un protocolo que desarrolló para casos en los que ocurren accidentes con boxeadores para determinar si existe alguna relación con su actividad profesional.

El formulismo implica una investigación sobre el proceso previo, durante y posterior a la pelea. El cumplimiento de los requisitos médicos (resonancias en la cabeza, examen físico general), pesaje reglamentario, etcétera. Así como los pormenores sobre posibles incidentes durante la función. Ante esta situación nuestro organismo activará el protocolo denominado Accidentes en el Ring, para saber cuáles fueron las causas de este deceso y para ello se hará una investigación profunda, informó el ente rector de boxeo.

El pugilismo femenil en México no ha reportado muertes ni lesiones por combate. Existen escasos incidentes. En diciembre de 2020, Jacky Calvo sufrió un edema cerebral provocado por un cabezazo durante una pelea, pero se recuperó por completo.