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Economía moral

Historia de una vocación, tercera entrega // Mi lectura inicial de la antropología filosófica de Marx

E

n las entregas del 2 y 9 de abril empecé a relatar la historia de mi vocación por la superación de la pobreza, el florecimiento humano y el bienestar humano, a la que me he dedicado desde 1980. Elemento clave, sin el cual no hubiese ampliado la mirada y no habría pasado de centrarme en la superación de la pobreza económica a mirar esta superación como paso inicial hacia el florecimiento humano, fue mi encuentro con la obra magistral de György Márkus, Marxismo y antropología (Grijalbo, 1973/1985). Mi lectura inicial la plasmé en Pobreza y necesidades básicas (PNUD, Caracas, 1990) y hoy resumo dicha lectura incial. Empecé señalando que necesidades humanas (NH) remite a una concepción del ser humano (SH) o esencia humana (EH). Para poder desarrollar una concepción del SH, de la EH, es requisito identificar propiedades que fundamenten la unidad del género humano y expliquen su diferencia respecto de las demás especies. Ello permite distinguir N animales de NH y entender el carácter histórico-social de éstas. Esta tarea antropológico-filosófica, ha sido realizada por G. Márkus siguiendo a Marx. Los rasgos esenciales del SH, ligados entre sí, que lo identifican como género y lo diferencian de las demás especies, son: a) su actividad vital es el trabajo; b) es un ser social; c) es un ser consciente; d) es un ser universal; y e) es un ente natural libre. Veamos estos rasgos. Aunque el SH comparte con otras especies su rasgo de ser natural activo, la diferencia radica en sus actividades vitales: la animal se orienta sólo a aferrar y consumir los objetos de su N, mientras el trabajo humano se orienta a satisfacer las N no directamente, sino a través de mediaciones. Esto tiene dos consecuencias: 1: Ello va ampliando el ámbito de las cosas que pueden servir de objetos de su trabajo, convirtiendo así al SH en ser natural universal, potencialmente capaz de transformar en objeto de sus N y de su actividad todos los fenómenos naturales. Al ampliar los objetos de su actividad, desarrolla sus capacidades (C) y N. La característica primordial del SH es la autoactuación que forma su propio sujeto. ( Ser histórico-universal). 2. Ese carácter mediado del trabajo produce y supone una ruptura de la fusión animal de N y objeto, de sujeto y objeto. En contraste con la actividad animal, en la que coinciden motivo (estímulo) y objeto (al que se orienta la actividad), en el trabajo humano dejan de coincidir motivo y objeto. Por eso, no existe para el animal ningún mundo como objeto independiente, ni existe el animal mismo como sujeto independiente de su objeto: el animal no es consciente del mundo ni autoconsciente. En cambio el mundo objetual aparece al SH con independencia de su relación con él, como realidad objetiva frente a la cual llegan a la conciencia como subjetivos los deseos humanos, los fines y las N, el mundo interior emocional e intelectual del hombre. El trabajo engendra el ser consciente y autoconsciente del SH. El lenguaje fija los rasgos estructurales de la conciencia social general: en él las situaciones concretas se transforman en elementos con significación socialmente fijada y general, independiente de los individuos. Como consecuencia de la multilateralidad y universalidad de la actividad práctico-material del SH se produce la universalidad de su conciencia. En el trabajo (pero no sólo en él) también están dadas las condiciones del ser humano como ser social: el SH no puede llevar una vida humana más que en su relación con los demás y a consecuencia de esa relación. El trabajo es siempre social en doble sentido: 1) es grupal o bien los SH producen para los otros; 2) la actividad es siempre histórico-social, pues los medios de trabajo utilizados y la C de usarlos descansan siempre en la apropiación y aplicación de fuerzas productivas y formas de actividad creadas por las generaciones precedentes. El SH se constituye en ente social universal. La universalidad del SH se expresa en los tres rasgos señalados: en relación al trabajo, el SH es un ente natural-universal. Como ser-social es ente social-universal e histórico-universal. En cuanto ser consciente, encontramos la universalidad de su conciencia. El SH como ser libre, es un rasgo vinculado a los anteriores. La libertad tiene doble significado. En su sentido negativo, libertad respecto de algo, libertad de las determinaciones y relaciones que se han convertido en cadenas, posibilidad de liberación que está ya dada por la autoconciencia del SH que convierte su propia vida en objeto de su actividad. En sentido positivo, la libertad significa “el desarrollo de los controles y del dominio del hombre sobre las fuerzas de la naturaleza, sobre las de la naturaleza externa y sobre las de su propia naturaleza: el desarrollo de la creatividad humana, de las fuerzas esenciales humanas, que se convierte en fin de sí mismo”.

El texto anterior basado en Márkus, al que acudí buscando una concepción del SH, de la EH, que permitiera entender y fundamentar las NH, permitió también establecer propiedades que fundamentan la unidad del género humano y explican sus diferencias con las demás especies. A propósito eliminé de este texto las siguientes referencias a las NH: 1. Si bien el punto histórico de partida de la producción es el conjunto originario de las N biológicas del SH, a partir de ahí son las N generadas por la producción las que orientan el proceso de producción. Las N son tan producidas como los productos y como las varias habilidades de trabajo. La producción genera no sólo el objeto del consumo sino también el modo del consumo. Este carácter histórico, cada vez más universal de las NH que contrasta con las N permanentes, biológicamente determinadas del animal, se manifiesta, por un lado, en la humanización de las N biológicas: El hambre es hambre, pero el hambre que se satisface con carne cocida, comida con cuchillo y tenedor, es un hambre muy distinta del que devora carne cruda con ayuda de manos, uñas y dientes. Se manifiesta también en la creación de nuevas N desvinculadas de las N biológicas: Cuando el consumo emerge de su primera inmediatez y de su tosquedad natural, es mediado como impulso por el objeto. El objeto de arte, de igual modo que cualquier otro producto, crea un público sensible al arte,capaz de goce estético. De modo que la producción no solamente produce un objeto para el sujeto, sino también un sujeto para el objeto. Una nueva N desvinculada de las N biológicas es la de apropiarse del lenguaje, las fuerzas productivas, las formas de actividad y los conocimientos creados por las generaciones precedentes (N de instrucción, de aprendizaje). El SH al transformar la naturaleza va creando su propio entorno cultural que da lugar a nuevas N y modifica la forma de satisfacción de otras. Las N de curiosidad científica, la estética, la religiosa, se desarrollan a partir de la separación recíproca de las varias formas espirituales de producción y de la separación de ellas respecto de la producción material; pero su raíz está en el carácter del SH como ser consciente y autoconsciente. Se me agotó el espacio. Queda fuera la pregunta sobre el SH en la historia, donde aparece la alienación y la divergencia entre la evolución de la especie y la del individuo, que abordaré en la siguiente entrega.

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