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Los rezagados, entre el temor, la contrición y mucha espera
 
Periódico La Jornada
Domingo 18 de abril de 2021, p. 24

Ignacia Calderón, vecina del barrio San Miguel, en Iztapalapa, tuvo miedo de aplicarse la vacuna el 4 de marzo, cuando le correspondía en su demarcación, y aunque dijo no estar convencida pidió su cita como rezagada ante la insistencia de sus familiares.

Sin embargo, debió formarse en una fila de kilómetro y medio en el centro de vacunación del Palacio de los Deportes. Su cita era a las 10 de la mañana, pero dos horas y media después iba a la mitad.

Como ella, cientos de personas acudieron de alcaldías distantes como Tláhuac y Magdalena Contreras para obtener la primera dosis al no acudir en la fecha que les correspondía, ya sea porque estaban enfermas, recién operadas, no había un familiar que las acompañara, no recibieron confirmación y hasta porque lo olvidaron.

Arriban de otras entidades

Llegaron personas de Veracruz, Guerrero y el estado de México a quienes sus familiares radicados aquí registraron como rezagadas, así como gente sin cita y junto con otros que iban por la segunda dosis, formaron una fila que rodeó la Escuela Superior de Educación Física. Iniciaba por Atletas, doblaba hacia Viaducto, Río Churubusco y regresaba para entrar por el corredor de las taquillas hasta la puerta siete, donde estaba el filtro para ingresar finalmente por la puerta cinco.

De allí corría en paralelo otra hilera de alrededor de medio kilómetro de personas en silla de ruedas y con bastón.

Algunas que no estaban en esa situación se formaron en ella, lo que generó reclamos a los Servidores de la Nación que se veían asediados por quienes pedían una silla, agilizar el acceso de su familiar por estar delicado de salud o ante la confusión que suscitó el que la fila se rencontrara en la entrada y aparentaba dos.

No faltaron altercados con los que intentaron colarse, pero tampoco la camaradería y solidaridad, como la de un grupo de adultos que se alternaba un banco para descansar o compartir con el vecino la sombra de su parasol.

Ignacia dijo que tenía miedo de la vacuna porque escuchó que producía trombosis y ella padece de la presión; la señora Esparza, de la colonia Juan González, en Venustiano Carranza, dijo que también estaba temerosa porque la primera vez que se puso la de la influenza duró tres meses con gripa, pero su hija la regañó y la registró en Locatel como rezagada.