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¿La fiesta en paz?

Hay que regresarle la fiesta a la sociedad y ofrecerle, por los ojos, funciones vibrantes, pintor Antonio Rodríguez

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▲ Actualizar y difundir la rica tradición cartelera de México si no se quiere afear la función antes de comenzar, sostiene el pintor Antonio Rodríguez.Foto Tumbo, de Antonio Rodríguez
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a fiesta brava detenida es como un carro abandonado en el desierto. Se le pega el motor y es muy difícil echarlo a andar otra vez. Hoy se requiere como nunca el verdadero apoyo de verdaderos taurinos. ¿Quiénes son éstos? Bueno, los que logren anteponer la inmensa verdad de la fiesta a las pequeñas verdades de un protagonismo exhibicionista disfrazado de reflexiones bizantinas. Por otra parte, el lamentable distanciamiento entre la política y la tradición taurina del país, es decir, la escasa o nula comprensión de muchos acerca de la enorme importancia política de la fiesta de los toros, hace que funcionarios de nuevo cuño, desinformados o mal asesorados pero oportunistas, en lugar de enfocarse en la solución de los problemas que enfrenta la ciudadanía, incurren en el infantil pretexto de querer prohibir la fiesta de los toros como si así suprimieran la crueldad en la sociedad, se arranca de largo el destacado pintor taurino Antonio Rodríguez.

“Como aficionados −añade− necesitamos que regrese a las plazas el toro de verdad. En México, los hay y buenos, pero entre el consumismo y el aturdimiento extendido se nos fue olvidando que esta fiesta primero es de toros y sólo después de toreros más o menos famosos. Como aficionados queremos, también, algo que parece paradójico pero es obligado: que junto con la seriedad del ganado se mejoren los precios, se adapten éstos a una realidad socioeconómica muy golpeada y, a la vez que se anuncien carteles más atractivos, se tome en cuenta el bolsillo de la gente.

“¿Qué tal entradas al dos por uno? Es una manera de que las empresas empiecen a ponerse en los zapatos del público y se olviden de recuperar pérdidas como primera finalidad. Recurrir a una mercadotecnia menos convencional y más imaginativa que provoque curiosidad e interés. Ya basta de fotografías deslavadas como si se tratara de candidatos y no de protagonistas de un espectáculo de color y de pasión, no desfile de vanidades. En México hay artistas buenos que no hemos sido aprovechados para la promoción visual de la fiesta, para una presentación gráfica más impactante y llamativa de ésta, no sólo en carteles sino haciendo ruido en los medios audiovisuales, en anuncios exteriores y en transportes urbanos. Urgen propuestas y diseños menos tímidos y más convincentes. Urgen mentalidades menos cuadradas en los toros y en el resto de las actividades por retomar.

“Convocar a concursos de toda índole como manera de regresarle la fiesta a la sociedad y ofrecerle, por los ojos, encuentros vibrantes con toreros de distintos países pero enfrentando el toro con edad y trapío, sin olvidarse, repito, de la economía del aficionado. En este sentido empresas, ganaderos y diestros tendrán que reducir pretensiones sin reducir calidad. Ése es el gran reto, porque de nada sirve promover atractivamente un espectáculo que va a ofrecer más de lo mismo. La gente necesita mejores estímulos visuales taurinos, carteles pictóricamente vistosos y más en estos tiempos de sobresaturación de imágenes.

Las empresas deben convencerse de que el atractivo visual de carteles y boletos coadyuva a la asistencia de público a las plazas. ¿De plano el público se va a quedar con boletos de máquina que sólo colecciona el cesto de basura? A la fiesta de los toros le urge recuperar su grandeza y su atractivo emocional y saber venderle a la gente estas cualidades. Si no actualizamos esa rica tradición cartelera, se estará afeando la función desde antes de comenzar, remata el pintor Antonio Rodríguez.