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Negocios y empresas

El adiós de Best Buy

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espués de 13 años de participar en el mercado nacional, la cadena Best Buy, presidida en México por Fernando Silva, cierra sus operaciones esta semana. Parecería que su liquidación es un proceso fácil, en el que desocupa sus tiendas y dice adiós. Sin embargo, la quiebra de un negocio es complejo y costoso.

Cuando Best Buy inició sus actividades en México, en 2008, invirtió 45 millones de dólares y ahora que cierra sus puertas se calcula que el proceso le costará más de 100 millones de dólares. Se podría argumentar que en 13 años la empresa ganó mucho dinero y que lo que ahora pagará representa una cantidad menor. Sin embargo, si fuera rentable no se iría del país.

Hay que señalar que en Estados Unidos este grupo vive una situación distinta. La pandemia le ayudó a vender 21 por ciento más productos tecnológicos para el trabajo en casa en el trimestre más reciente, gracias a lo cual obtuvo cerca de 12 mil millones de dólares en ventas.

En el caso de México, esta firma llegó a tener 48 sucursales en 2019. Sin embargo, el mercado no cumplió con sus expectativas, en parte por la competencia de Amazon, que es más eficiente en el comercio por Internet y cuenta con precios más bajos para sus clientes. Además, la pandemia no ayudó a que la gente se desplazara a las tiendas de Best Buy y no logró adaptarse a la nueva realidad.

Pero con el cierre de las sucursales no se acaba el problema para esta firma, sino que apenas comienzan las negociaciones y los procesos legales para su liquidación formal. Ahora vienen revisiones con Hacienda y con el Seguro Social, la cancelación de los contratos de arrendamiento, el pago a los acreedores y el despido de trabajadores con las prestaciones de ley.

El ejemplo de este cierre bien organizado nos da una idea de empresas que viven o vivirán un proceso de quiebra a lo largo de los próximos meses y también nos explica por qué empresas inviables, como aerolíneas, agencias de viajes y cadenas de restaurantes, viven como zombis. Muchas empresas se niegan a quebrar formalmente por el alto costo económico que representa.