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Tumbando caña

Pregoneros del Recuerdo, 65 aniversario

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▲ La fallecida cantante Aminta Ruiz Pasos, con Pregoneros, en 2003.Foto archivo
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a agrupación veracruzana Pregoneros del Recuerdo se fundó el 13 de diciembre de 1955, destacando desde un principio con sonoridad fresca y aleatoria, de armonías y ritmos muy caribeños en un momento en que se estaban consolidando las maneras de hacer música afroantillana bailable en su estado natal y se experimentaba con todo lo que venía del Caribe.

El sonido de los Pregoneros, apoyados en guitarra, clarinete, trompeta con sordina e instrumentos de percusión, sobresalía al de las grandes bandas y orquestas del momento por su mesura y recogimiento, muy acorde al bolero, las guarachas y sones cubanos finamente arreglados con un sabor muy propio, muy veracruzano. Esta forma de recrear la música afroantillana y su empatía con el bailador la destacaron como una de las principales agrupaciones en el ámbito sonero.

Arturo Pitalúa Alvaré, actual director del grupo, piensa que todo eso fue propiciado por una suma de factores: músicos profesionales, un medio ambiente como el puerto de Veracruz y un director instrumentista y arreglista que se las sabía de todas, todas, don Carlos Pitalúa Rojas. “Mi padre fue la pieza fundamental en el desarrollo y consolidación del sonido de los Pregoneros del Recuerdo. Fue un gran músico que supo resumir todas sus experiencias y todas esas influencias de músicas caribeñas que escuchó desde niño para dotar de una personalidad tonal al grupo. La sonoridad que propuso a partir de la incorporación del clarinete y la trompeta con sordina tocada a dúo, resultó innovadora en nuestro país y a la fecha es un sonido único en el mundo, ya que nadie, a excepción de nosotros, la cultiva.

Mi padre era clarinetista y le gustaba mucho cómo se escuchaba esa combinación. El clarinete fue uno de los primeros instrumentos que se emplearon en el son, pero poco a poco fue siendo desplazado por la trompeta, de más poder sonoro. Sin embargo, la riqueza de matices que aporta el clarinete es, a pesar de tantos años de olvido, muy rica y variada. Muchos dicen que el color tonal nuestro es un tanto parecido al del cuarteto de Pedro Flores, que también usaba un coro de trompeta con sordina y clarinete; puede que así sea, ya que mi padre era muy afín a esa agrupación.

Cuenta Arturo que don Carlos fue un músico precoz que desarrolló un sentido musical muy especial. A los seis años de edad ya tocaba los timbales en la danzonera que dirigía mi abuelo y a los 13 había organizado su propia agrupación en la que empezó a destacar como saxofonista, clarinetista y orquestador.

Por esos años, la década de los 40, se vivía una efervescencia musical en el puerto de Veracruz, pues el son cubano había entrado con fuerza y el porteño lo bailaba con las agrupaciones locales o con las que ocasionalmente lo visitaban de Cuba. Recuerdo que en la casa había una gran colección de discos de orquestas cubanas y puertorriqueñas, y eran muy frecuentes las veladas bohemias y las descargas rumberas. Yo crecí con todo eso, así que lo sonero me viene de cuna, apunta Pitalúa Alvaré.

El inicio de los Pregoneros del Recuerdo fue en la fiesta del 25 aniversario de la radiodifusora porteña XEU, el 13 de diciembre de 1955. “A partir de ahí hemos tenido muchas etapas por las que han transitado muchos músicos importantes que han dejado huella en la agrupación. Instrumentistas como el pianista Luis Martínez, el timbalero Nicolás Alfonso Cachorro, los cantantes Juan Sigüenza Juanelo y Ángel González El Picky, y los guitarristas Hugo Ceballos y Güicho Iturriaga.

Hoy me siento orgulloso de mantener viva la tradición y esa gran musicalidad que nos heredó mi padre. Los Pregoneros del Recuerdo siguen siendo lo que aspiró en vida: un grupo cien por ciento sonero que tiene como propósito difundir la buena música afroantillana, en especial la de autoría jarocha. Contamos con un archivo de más de 700 composiciones, muchas de ellas seleccionadas y arregladas por mi padre, canciones que poca gente conoce y que pertenecen al repertorio popular del Caribe.

Al hacer referencia a los 65 años de trayectoria de la agrupación y la permanencia de ésta en la escena musical, Pitalúa Alvaré señala que no ha sido fácil. Todo ha sido un constante remar contracorriente. No contamos con muchos espacios laborales ni con instancias gubernamentales que nos apoyen, y nuestros trabajos discográficos son poco difundidos por la radio.

Dice que las formas de supervivencia para una agrupación como Pregoneros son las habituales en el medio. Nosotros agarramos todas las chambas que nos caen. Lo mismo tocamos en un restaurante-bar que en una discoteca, salón de baile, universidades o festivales de culturas como el Cervantino o el Afrocaribeño. Ahora, en tiempos de Covid, estamos haciendo algunos conciertos virtuales.

Los tiempos por venir –reflexiona– son inciertos. La única certeza que tenemos es seguir haciendo música, que es lo que nos da alegría y aliento de vivir.