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Adiós, Diego
Fue una convulsión para toda Argentina, en especial para los barrios más pobres
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▲ Fanáticos rodearon la carroza en la que transportaron el cuerpo de Diego Armando Maradona a una funeraria en Buenos Aires.Foto Ap
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▲ El 23 de julio de 2011 se reunieron Maradona, Fidel Castro y Hugo Chávez.Foto Estudios Revolución/Cubadebate
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 26 de noviembre de 2020, p. 6

Buenos Aires. Fue como un rayo que paralizó al país. Diego Armando Maradona había muerto y la noticia se extendió en minutos pasado el mediodía sacudiendo a todos los sectores de la sociedad, especialmente a los barrios populares, de donde él salió un día como un adolescente que manejaba la pelota de futbol como si fuera un mago.

Nunca se fue del todo de aquel barrio, Fiorito, donde desde niño salía a gambetear en los potreros (terrenos baldíos), lugar de juego de los niños pobres aquí, en América y en el mundo, envueltos en las polvaredas, sin imaginar que un día iba a jugar en los estadios más grandes del mundo.

Maradona, Pibe, Cebollita, Pelusa apodos preferidos por él, surgidos en los suburbios, en los arrabales de los que nunca se fue, como nunca olvidó sus orígenes.

Se convirtió en el gran rebelde del futbol, desafiando siempre al poder y a las mafias que crecieron alrededor de ese deporte, que se transformó en un gran negocio, desplazando la esencia de su origen popular.

Pareciera también una coincidencia mágica que Maradona muriera este 25 de noviembre, cuando se recordaba el cuarto aniversario de la muerte del comandante Fidel Castro Ruz, sucedida el 25 de noviembre de 2016 .

Fidel le inspiró siempre un respeto profundo a Maradona y esto fue clave en su recuperación cuando en enero de 2000 viajó a La Habana para someterse a un proceso de rehabilitación, ya que había sufrido un problema cardiaco, en buena parte por su adicción a las drogas, su mayor debilidad y necesitaba estar en paz, en un lugar seguro, sin el acoso de la prensa.

Su amistad con Fidel Castro se mantuvo en el tiempo. En 1987 había recibido un premio en La Habana y en 1994 viajó como turista a Cuba y admiraba la capacidad de resistencia de ese pueblo. En noviembre de 2016 llegó para despedir a su amigo Fidel que para él era el mayor héroe de la historia de todos nosotros al que agradecía por su ejemplo de lucha contra los que nos quieren controlar a todos en referencia a Estados Unidos.

Fidel admiraba de Maradona la fidelidad a sus principios, aún en medio de grandes contradicciones como consecuencia de la fama, que como decía el Diego gusta, pero también mata.

Muy pocos hablan de sus posiciones políticas, defendiendo las causas de los pueblos. Acompañó a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, a los Hijos de los desaparecidos. Defendió siempre, sin importar el costo político, la memoria del ex presidente Juan Domingo Perón y de Evita Perón, de los que supo por la historia oral transmitida por sus padres y sus vecinos, todos peronistas. Lo mismo sucedió con Hugo Chávez Frías en Venezuela, a quien acompañó en los momentos más difíciles y al que consideró su amigo en todos los combates.

Continuó con la solidaridad hacia el gobierno de Nicolás Maduro, con Evo Morales de Bolivia, con quien compartía además una complicidad futbolera. Apoyó a Luiz Inácio Lula da Silva, a Dilma Rousseff, a todos los gobiernos populares y esencialmente a Néstor Kirchner, a Cristina Fernández de Kirchner, a quienes siempre defendió y con quienes compartió muchos momentos de su vida. Hace muy poco tiempo, al cumplir 60 años, estuvo con el presidente Alberto Fernández, a quien abrazó largamente, condenando con dureza las campañas mediáticas y políticas contra su gobierno.

Luchó sin descanso contra la dirigencia de la Federación Internacional del Futbol Asociación (FIFA) a los que, rebelde y siempre transgresor, enfrentó en distintos momentos, Entre otros combatió a Joseph Blatter, pero también a Gianni Infantino, que hoy está siendo procesado y fue especialmente crítico cuando éste nombró a Macri en esa institución.

Es una vergüenza siempre rodeados de ladrones, como Macri. Esa dirigencia nunca tuvo la pasión del futbol, sólo del dinero, de los negocios. No sabe lo que es el corazón del futbol, el alma del futbol.

También se enfrentó al brasileño Joao Havelange cuando decidió que se jugara a la hora del mediodía en México en 1986, bajo un sol inclemente. No somos tratados como humanos los jugadores. Tenemos que defendernos decía al fundar un sindicato de jugadores de futbol.

Es imposible olvidar en la historia de Diego Maradona, aquel 5 de noviembre de 2005, cuando encabezó la enorme comitiva del llamado Tren del ALBA (Área para el Libre Comercio de los Pueblos de América Latina) junto a personalidades políticas, artistas, cantantes, intelectuales, dirigentes sociales y de derechos humanos, que salió de Buenos Aires hacia Mar del Plata para rechazar los intentos colonialistas de la Cumbre de las Américas, que el ex presidente George W. Bush, pensaba usar como plataforma para que sus colegas de América latina firmaran el acuerdo del ALCA.

Era nada más y nada menos que el proyecto colonialista por excelencia que fue rechazado por los presidente del Mercado Común del Sur (Mercosur) Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, agregándose Venezuela y algunos otros. Un día histórico para la región cuando el entonces presidente, Néstor Kirchner, le dijo un rotundo no al ALCA, en un discurso memorable, ante la mirada asombrada de Bush, que había venido con una amenazante flota y miles de integrantes de sus fuerzas de seguridad.

Pero aquí lo esperó la derrota también en las calles. La comitiva que vino desde Buenos Aires se unió a los participantes de la rebelde Cumbre de los Pueblos, reunida en otros espacios y que congregó a integrantes de movimientos sociales, políticos, de derechos humanos como una gran contracumbre. Fue la marcha más grande en la historia de Mar del Plata.

ALCA, al carajo dijo el ex presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías ante una multitud, que no cabía en el estadio de esa ciudad y que se extendía por las calles adyacentes. En ese palco estaba entre otros representantes populares Maradona.

Ese era el otro Maradona, el mismo rebelde, el siempre transgresor, el que dejó muchas frases para la historia como: Todos los días, cuando me levanto, le doy un beso a Fidel. O como él decía, imperfecto como humano. No soy ni Dios ni un ídolo, ni un rey, soy Maradona y nadie me lo cree.

Y para que nadie dudara: soy completamente izquierdista, de pie, de fe y de cerebro.