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Tabasco: cambiar el modelo depredador
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a tragedia que afecta a 300 mil habitantes de Tabasco no se debe sólo al mal estado de las grandes obras hidráulicas. El presidente López Obrador sabe que los problemas que padece dicha entidad, y también Veracruz, Campeche, Chiapas y Yucatán, se remontan a los años 50 del siglo pasado. Su origen: sacar del atraso a una vasta región del trópico húmedo por medio de un modelo económico que resultó depredador de los recursos naturales y de la vida tradicional de miles de familias campesinas e indígenas.

Entre los objetivos de ese modelo destacan: 1) impulsar modernas actividades agroalimentarias; 2) dotar de tierra a miles de campesinos que carecían de ella en el centro y norte del país; 3) establecer nuevos polos de desarrollo vía la extracción de hidrocarburos, las industrias químicas y agroquímicas y una refinería; 4) construir puertos para enviar la producción al exterior y cubrir la demanda interna; 5) establecer una amplia red de comunicaciones para movilizar los nuevos productos, y 6) crear centros de población para la numerosa mano de obra inmigrante.

En tres décadas fueron taladas millones de hectáreas de selvas milenarias con una rica biodiversidad y que protegían de la lluvia a Tabasco y entidades vecinas y ayudaban a regular la circulación del agua. Hubo hasta un Programa Nacional de Desmontes que benefició a empresas de políticos y funcionarios. A varios columnistas de prensa les adjudicaron contratos que traspasaban al mejor postor. El propósito de convertir la región en gran productora de alimentos terminó en el reino de la ganadería extensiva (creció en pocos lustros más de 10 veces) y unos cuantos monocultivos.

A la par, Tabasco se convirtió, junto con el sur de Veracruz, en enorme pozo petrolero en torno al cual se movieron las actividades económicas, políticas y sociales. Allí se extrae la inmensa mayoría de los energéticos requeridos por el país; también se exportan. Tiempos en que los mexicanos debíamos aprender a administrar la abundancia, como dijo el presidente López Portillo. Pero ésta no llegó a Tabasco en forma equilibrada. Dos planes agrícolas: El Chontalpa y el Balancán-Tenosique, se quedaron a medias. Un buen tiempo los 24 ejidos que integraron el primero de ellos obtuvieron logros importantes. En cambio, la mayoría de la población rural siguió en la pobreza. Un estudio del Centro de Ecodesarrollo y el Instituto Nacional de la Nutrición mostró que las comunidades tradicionales tenían mejores patrones de alimentación y menos costosos, que en los dos planes citados.

Por el petróleo y las grandes obras públicas, Villahermosa y otros centros urbanos crecieron anárquicamente sobre áreas inundables. Esta forma de expoliar la naturaleza hizo que unos cuantos se hicieran de enorme fortuna. Cuando terminó la abundancia basada en los hidrocarburos, la realidad mostró la desigualdad social y económica, la obra pública mal hecha.

En tanto, varios especialistas advirtieron a las instancias oficiales sobre la necesidad de mantener el buen estado de las seis grandes cuencas hidrográficas y los vasos de las cuatro hidroeléctricas. No los escucharon. Como fruto, por la deforestación, miles de toneladas de tierra azolvaron las primeras restándoles capacidad de transportar líquido. Y los vasos de las hidroeléctricas mermaron su capacidad de almacenamiento.

Hace medio siglo, especialistas de reconocidos centros de investigación plantearon la necesidad de cambiar el modelo depredador y establecer uno acorde con las características ecológicas, sociales y geograficas de Tabasco. También lo hizo un grupo de jóvenes funcionarios encargados de diversos proyectos en la entidad. Y este siglo se sumaron las advertencias sobre los efectos negativos del cambio climático en la franja litoral del Golfo y Caribe de México por el aumento del nivel del mar y por huracanes y lluvias cada vez más intensas. El aparato burocrático ignoró esas advertencias y el resultado son las grandes inundaciones y los problemas sociales, económicos y de seguridad pública que viven Tabasco y entidades vecinas.

El 2 de diciembre las instancias oficiales darán a conocer las medidas para resolverlos. El lema de esta administración es primero los pobres. Ojalá lo sean esta vez. Y que nunca más sean las principales víctimas de las lluvias, desviando las crecientes aguas a sus poblados y cultivos a fin de proteger a Villahermosa.