Opinión
Ver día anteriorSábado 24 de octubre de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
México SA

Obesidad, tecnología y erario // Subsidios para fines privados

L

os gobiernos del régimen neoliberal utilizaron discrecionalmente recursos públicos que, se supone, debían destinar al beneficio de la mayoría de los mexicanos. No fue así, desde luego, y, como muestra, de la manga se sacaron un programa de inversión en investigación y desarrollo de tecnología (IDT) con fondos presupuestales que sólo favoreció a los grandes consorcios privados, todos con abultadísimas utilidades, mientras los dineros erogados por el Estado se iban a fondo perdido.

Para cerrar la semana tecnológica, van tres ejemplos sobre el uso y destino de tales recursos públicos, con la literatura y pretextos utilizados por el comité interinstitucional (Hacienda, Economía, Educación Pública, Conacyt, SAT y Presidencia de la República) que autorizaba los subsidios para el fin descrito. Va, pues.

Barcel, “estímulo fiscal. Objetivo y alcance: instalación de un sistema de generación de aire para la sección en la que se realiza el escurrimiento de la tostada en el total de las líneas de producción, reduciendo el consumo de aire comprimido, y a su vez reduciendo gastos de generación, mantenimiento y refacciones en los compresores. Resultados y beneficios del proyecto: reducción de gastos en energía eléctrica necesaria para la generación de aire comprimido en las áreas de escurrimiento de tostadas, y una generación menor de aire caliente resultante del enfriamiento del aire comprimido en las unidades compresoras. Estímulo fiscal solicitado 200 mil 637.65 pesos… Nombre del proyecto: diseño, desarrollo e implementación de una línea para elaborar dulce de leche tipo macarrón”.

Bimbo: objetivo y alcance: desarrollo de un sistema de levantado automático de producto obteniendo directamente de la línea las bolsas con producto para ser colocadas de manera automática dentro de las tinas o charolas proporcionadas a su vez por un otro sistema automático logrando así una reducción significativa de gastos operativos y asegurando mejor calidad. Lograr la automatización total del último proceso de la línea de producción de tal forma que evitemos la manipulación excesiva de producto y mejorando la productividad de la línea y la calidad del producto. Resultados y beneficios del proyecto: el sistema disminuye la manipulación del producto, permite entregar al cliente un producto con mejor imagen y estética, reducción de costo laboral. Aumento en la productividad de la línea por más de 120 mil dólares debido a la reducción de cuadro básico.

Sabritas: Descripción del proyecto: la plataforma de maíz representa para la empresa una de las más importantes en ventas. El proyecto incluye varias iniciativas de investigación y desarrollo tecnológico Algunas de las iniciativas son: desarrollar una nueva tecnología de saborización y generar y desarrollar nuevas botanas de maíz más saludables e innovadoras. Beneficios: incrementar el portafolio de productos innovadores, incremento en ventas y participación de mercado. Patentes: Se mantienen como secreto industrial. Estímulo fiscal: 8 millones 763 mil 71 pesos. Proyecto: mejorar la resistencia de las papas fritas; investigación de nuevos sabores y sistemas de saborización; desarrollo de nuevos conceptos en la plataforma de papa; sistema de lavado de materia prima a la entrada de proceso. Resultados y beneficios: ampliar el portafolio de productos; incrementar las ventas de productos de papa y participación de mercado; generación de secretos industriales.

¡Viva la obesidad!

Las rebanadas del pastel

De la lectoría y los apoyos para IDT: en este barullo de los fideicomisos y asignaciones monetarias a empresas, falta el punto esencial para el desarrollo tecnológico de un país: las patentes. En alguna ocasión estuve en una charla que impartió un funcionario del Conacyt (en el periodo de Enrique Cabrero) y la pregunta que le hice fue: ¿quién se queda con las patentes que se derivan de los proyectos? Su respuesta fue de espanto: ¡las universidades y la empresa se ponen de acuerdo, pero el Conacyt no se queda con ellas! (David Luviano, [email protected]).