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Las nuevas políticas públicas para crear lectores deben tener dimensión humana, afirma Natalia Porta
 
Periódico La Jornada
Martes 6 de octubre de 2020, p. 4

La pandemia ha evidenciado las desigualdades sociales entre quienes tienen acceso a la tecnología y quienes no; vivimos momentos no sólo de incertidumbre, sino de cambios fuertes en las prácticas culturales y educativas, expresa la escritora y periodista argentina Natalia Porta, invitada al foro Estrategias para recuperar la cadena del valor del libro y la lectura, organizado por la UNAM, que comienza hoy.

No habrá recetas para encarar el mundo que viene. No sabemos dónde nos va a dejar parados todo esto. No sabemos cómo van a funcionar las bibliotecas, por ejemplo, añade Porta, coordinadora del Plan Nacional de Lectura de Argentina y organizadora del Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura de la Fundación Mempo Giardinelli.

Soy bastante optimista. Pienso que la historia demuestra que la humanidad ya pasó por experiencias como ésta y se recuperó. Entre tanto, podemos encontrar formas de estar juntos que no sean agobiantes, que sean significativas, que no dejen de lado las dimensiones humanas y afectivas de las relaciones en la tarea hermosa que hacemos: compartir literatura.

Natalia Porta participará el jueves en la mesa ¿Cómo diseñar políticas públicas para el fomento de la lectura? Este diseño, dice, es “pensar en políticas que no pierdan su dimensión humana pese a que necesitan el andamiaje de la técnica de las políticas públicas, la edición de resultados de éstas, de la sistematización de procesos, pero que no pierdan la dimensión humana.

“Con dimensión humana me refiero a que las cosas tienen que durar. No hay actividades de lectura en las que uno se proponga acompañar a lectores incipientes a convertirse en grandes lectores de un día para otro. Es necesario que las políticas se sostengan en el tiempo mucho más allá de los cambios de gobierno.

Las políticas tienen que ser una invitación a sumarse a la conversación acerca de las lecturas, a compartirlas, conversar con comunidades pequeñas que pueden estar en red con otras. Cuando pienso en políticas, pienso en redes que se sostengan en el tiempo, pienso en relaciones reales. Y cuando las redes maduran, por mucho que haya hecho uno desde el Estado o desde donde le toque estar, por muy centralizadas que hayan nacido las cosas, se vuelven muy horizontales y sostenibles por quienes las hacen de abajo; creo en las políticas que se hacen de abajo hacia arriba.

–¿Cuál era el reto antes de la pandemia en cuanto a fomento a la lectura y cuál es el reto hoy? ¿Cómo cambió este desafío?

–No sé; todos los días me levanto con la misma pregunta. Lo que es seguro es que nadie tiene la respuesta, y que cuando podamos salir de casa, que ya empezamos a hacerlo, cuando podamos volver a encontrarnos a discutir estas cosas cara a cara, lo primero que será necesario hacer son enormes encuentros para ver juntos dónde nos dejó parados esta situación.

Sobreoferta de diálogos

“¿Hacia dónde vamos? Creo que eso va a cambiando día a día. Las acciones de las bibliotecas, de los estados, de las organizaciones no gubernamentales que se dedican a esto, fueron modificándose a lo largo de la pandemia; hubo un activismo muy voluntario al principio, luego fue el descubrimiento de esta manera de comunicar y, entonces, ahora hay como una sobreabundancia de diálogos y de conversatorios a toda hora, como dicen en Madrid: ‘a cierta hora o das una conferencia o te la dan’.

“Vivimos en un momento raro en que estamos sometidos a una simultaneidad; pensaba en la cantidad de ferias de libro que se están haciendo y que en realidad es como un continuado de encuentros que puede ser de un pequeño pueblo con los de la gran capital europea, pero que después siguen con los de la capital latinoamericana, y después una provincia argentina, pero hay un continuado de conversación, y parece que hay que estar en todas.

“Hay una demanda interna de no perderse nada, porque todos necesitamos pensar con los demás; por eso no sé cuánto va a durar esto. Me gustaría ser mucho más asertiva.

Hay una gran planificación que, por ejemplo, para la gestión del plan de lectura, imaginé con mis compañeros al principio de este año y eso voló; ahora estamos construyendo los caminos hacia el norte que toda la vida tuvimos: que la mayor cantidad de personas sienta la necesidad y el deseo de leer, que sepa que es importante para sus vidas; además, trabajando desde el Estado, garantizar que las condiciones materiales y de otro orden también estén aseguradas, porque para eso están los gobiernos, concluyó Porta.