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Economía moral

El enfoque de Salud Única Estructural y la pandemia

J

ohn Bellamy Foster e Intan Suwandi (JBF-IS), en el artículo que empecé a comentar en la entrega anterior (10/7/20), citan a un grupo de científicos que han desarrollado el enfoque de Salud Única Estructural (SUE). Entre ellos, Robert G. Wallace (RGW), quien es un epidemiólogo evolucionista y es conocido por su libro Big Farms Make Big Flu (Monthly Review Press, NY, 2016). Según JBF-IS, los pensadores de SUE pertenecen a una nueva epidemiología basada en el materialismo histórico que se apoya en un enfoque dialéctico de la destrucción ecológica y en la etiología de la enfermedad, que se construyó sobre la base de una larga tradición de luchas socialistas y análisis crítico de las epidemias, entre las cuales mencionan a Engels, quien en las Condiciones de la clase obrera en Inglaterra analiza la base clasista de las enfermedades infecciosas; a Marx en sus discusiones al respecto en El capital; al zoólogo británico, amigo de Darwin y Marx, E. Ray Lankester, quien en su Kingdom of Man caracterizó las fuentes antropogénicas de la enfermedad y sus bases en la agricultura capitalista, los mercados y las finanzas; y R. Levin Is capitalism a disease? ( Monthly Review, septiembre, 2000). Las nuevas zoonosis, dicen citando a RGW son las inadvertidas consecuencias del intento de direccionar la ontogenia y la ecología animal hacia la rentabilidad multinacional, produciendo nuevos patógenos mortales. Y añaden:

“La agricultura extradoméstica ( off-shore) consistente en monocultivos de animales genéticamente similares a los domésticos (eliminando los cortafuegos de la inmunidad), incluyendo lotes masivos de crianza de cerdos y amplias granjas avícolas junto con la rápida deforestación y la mezcla caótica de aves y otros animales salvajes con la producción industrial animal –sin excluir los mercados húmedos– han creado las condiciones para el esparcimiento de patógenos tales como SARS, MERS, Ébola, H1N1, H5N1 y ahora SARS-CoV-2 ... La premisa operativa subyacente es que la causa de Covid-19 y de patógenos similares no se encuentra sólo en el agente infectuoso o su curso clínico, sino también en las relaciones ecosistémicas que el capital y otras causas estructurales han controlado para su ventaja propia.”

Mirando la totalidad, JBF-IS señalan que la restructuración imperial de la producción (siglo XX tardío y siglo XXI temprano), que conocemos como globalización, fue el resultado de dos arbitrajes (captura de la diferencia de precios) globales: del trabajo y de la tierra. Citan a Eric Holt-Giménez ( Foodie’s Guide to Capitalism), quien señala que el precio de la tierra en buena parte del Sur Global es tan bajo en relación con su renta potencial (lo que vale por lo que puede producir) que la captura de la diferencia (arbitraje) proveería a los inversionistas con una ganancia considerable. Los beneficios efectivos de cultivar dicha tierra son un aspecto secundario de la transacción, puesto que la nueva tierra es introducida en el mercado global de tierras en el cual las rentas esperadas pueden capitalizarse ahora. Otra cara de este fenómeno es conocida como despojos de tierra o grandes cercamientos ( land grabs) del siglo XXI (recordando los cercamientos que expulsaron a los campesinos de la tierra que cultivaban en los siglos XV a XVII y dieron origen al proletariado), aceleradas por los altos precios de los alimentos en 2008 y 2011, y por la búsqueda de activos tangibles para los fondos privados a la luz de la incertidumbre generada por los activos financieros después de la Gran Crisis Financiera de 2007-2009. El resultado ha sido, señalan nuestros autores, la migración masiva más grande de la historia humana en un proceso global de descampesinización que ha alterado la agroecología de regiones enteras, remplazando la agricultura tradicional con monocultivos y empujando a las poblaciones a los barrios miseria urbanos. En la siguiente sección de su artículo, Foster y Suwandi abordan la interrupción de las cadenas globales de mercancías como resultado de la pandemia:

“Los nuevos patógenos generados sin intención por los agronegocios… son residuos tóxicos del sistema de producción capitalista, rastreables a las cadenas de mercancías de los agronegocios… Pero, en una especie de venganza metafórica de la naturaleza, como fue descrita primero por Engels y Lankester, el efecto dominó de los desastres ecológico y epidemiológico combinados… han interrumpido todo el sistema global de producción. El efecto de los cierres y del distanciamiento social… ha sacudido las cadenas internacionales de oferta/valor produciendo un gigantesco efecto látigo desde la oferta y la demanda de las cadenas globales de mercancías. Aún más, la pandemia Covid-19 ha ocurrido en el contexto de un régimen global neoliberal de capital monopolista-financiero que ha impuesto austeridad en todo el mundo, incluso en la salud pública. La adopción universal de producción justo a tiempo ha dejado a las corporaciones y a establecimientos, como los hospitales, con pocos inventarios… El resultado es una desvertebración de toda la economía global… Las actuales cadenas globales de mercancías… están organizadas para explotar los costos laborales unitarios más bajos (tomando en cuenta tanto los costos salariales como la productividad) en los países más pobres, al tiempo que la tecnología avanzada introducida en las nuevas plataformas de exportación del Sur Global genera en muchas áreas una productividad comparable con la del Norte Global, lo que resulta en enormes márgenes de ganancia sobre el precio de exportación de bienes de los países más pobres. Los enormes excedentes así generados se introducen en la contabilidad del producto doméstico de los países del Norte. Sin embargo, se deben entender como valor capturado en el Sur. Todo el nuevo sistema de explotación internacional asociado con la globalización de la producción constituye la estructura profunda del imperalismo tardío del siglo XXI.”

A modo de conclusión provisional, y antes de entrar a un análisis detallado de la complejidad e invisibilidad de las cadenas de mercancías actuales, los autores señalan que: la pandemia Covid-19, con sus cierres y distanciamiento social, es la primera crisis de la cadena global de oferta. Esto ha llevado a pérdidas en el valor económico, amplio desempleo y subempleo, colapso corporativo, mayor explotación, y hambre y carencias extendidas. Clave para entender tanto la complejidad y el caos de la crisis actual es el hecho que ningún director general (CEO) de una corporación multinacional tiene un mapa completo de la cadena de mercancías de la corporación.

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