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El documental debe adaptarse a la experiencia del cine y alejarse del periodismo: Herzog

Su reciente trabajo, Family Romance LLC, ya está disponible en streaming

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▲ En una multitud, un hombre encuentra a una joven y le dice que es su padre, parte de la cinta del realizador alemán.Foto Lena Herzog
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Sábado 4 de julio de 2020, p. 5

Un hombre en medio de una multitud se encuentra con una adolescente. Le asegura que es su padre y justifica años de ausencia para enmendar su relación rota. Después de pasar la tarde juntos, paseando entre árboles de cerezos y fotografiando cada instante con sus teléfonos celulares, acuerdan dar continuidad al rencuentro. Así transcurren los primeros minutos de Family Romance, LLC, la más reciente obra de ficción del controversial Werner Herzog, donde las apariencias son vistas sin juicios de valor y como parte de lo cotidiano.

A los pocos segundos de esa secuencia inicial descubrimos que todo ha sido un montaje. No sólo para el espectador que, confundido por su estética de bajo presupuesto y recursos digitales, podría pensar que está ante un documental más del director, sino también para los personajes de la historia que atestiguamos.

El hombre mencionado es Ishii Yuichi, quien interpreta a un personaje con su mismo nombre y misma profesión. Se trata del dueño de una empresa que alquila personas para fingir ser alguien más, de acuerdo con lo que la ocasión requiera.

Así como él ha sido contratado para hacerse pasar por el padre de la joven Mahiro o como fotógrafo que asedia a una chica que pretende ser famosa, otro de sus colegas puede ser visto suplantando al marido alcohólico de una mujer que prefiere tener un sustituto antes de ser humillada socialmente durante una fiesta familiar. Casos como estos son los que atiende la empresa que da nombre a la película y que, por sorprendente que parezca para muchos, realmente opera en Japón, donde Herzog filmó toda la historia en secrecía.

Obligado por las innumerables dificultades burocráticas por las cuales todo cineasta prefería evitar hacer una cinta en territorio nipón, Herzog termina haciendo de lo estético parte de su discurso, mostrándonos imágenes como salidas de un video amateur hecho con celulares y sin iluminación profesional. Lo que estos elementos técnicos –o la ausencia de los mismos– termina sumando a la historia de Ishii es un dejo de artificialidad que cimenta un comentario sobre las máscaras que los humanos usamos para relacionarnos.

Juego de humo y espejos

Si todo acto es una simulación a la orden de nuestras necesidades sociales, que además hoy en día pueden ser capturadas y compartidas desde un aparato tecnológico, ¿qué rastro genuinamente humano permanece en nuestro interior y qué papel juega el arte en este infinito juego de humo y espejos que confundimos con una ‘vida real’?

Al respecto, Werner Herzog platicó con nosotros de cara al lanzamiento de Family Romance, LLC que ya puede ser vista en streaming como parte del catálogo de MUBI México, después de su paso por festivales internacionales como el de Cannes, Francia.

–La película puede ser analizada como un comentario sobre el arte de pretender. El cine se trata de representar la realidad y pretender que la estamos viendo, incluso el cine documental o esta película, que se trata de una mezcla basada en algo real…

–Perdona que te interrumpa, pero no es una mezcla. Es una película de ficción actuada, con un guion, dirección y muchos ensayos. Lo que ocurre es que es tan auténtica que la gente piensa que es un documental.

–Pero los personajes son reales, aunque están en una ficción…

–No lo veo así necesariamente. Porque, aunque yo ya había escuchado de este tipo de empresas, como Family Romance, 85 por ciento de la película lo inventé yo. Las historias son mías. Entonces, aunque sigue siendo una representación de algo que existe, lo que se ve es la interpretación de lo que yo imagino a partir de esa realidad.

–Los humanos usamos máscaras para casi todo lo que hacemos y la película habla de una labor específica, donde se finge ser alguien más para involucrarse en una vida ajena. ¿Consideras que todo lo que vivimos es parte de un acto?

–Claro. Es la forma natural de vivir en sociedad. Todos interpretamos un papel y mucho de lo que hacemos es una representación. En Facebook, por ejemplo, todos muestran una interpretación de sí mismos. Los padres también lo hacen ante sus hijos, al hablarles distinto que a un adulto. Y es que mucho de lo que hacemos es un montaje. No es ninguna novedad que delegamos a otros nuestros papeles en una familia o los propios. Un ejemplo son las niñeras, pues remplazan el lugar de los padres para que ellos puedan salir de casa y les pagamos por su trabajo.

–Entonces, ¿todo el tiempo estamos fingiendo? ¿Existe o no una identidad propia en nosotros?

–No lo sé. Quizás en el inconsciente, aunque incluso los sueños son una representación. Pero al menos en las sociedades todos somos intérpretes de una u otra forma.

–Pensando en una película como Family Romance, LLC, donde nos muestras una ficción inspirada en tu interpretación de una realidad en la que de facto existen estos roles, ¿dirías que algo de ‘realidad’ se perdió entre esas capas?

–No lo creo. A veces pasa lo contrario. Porque cuando eres realmente buen cineasta, lo que haces es mejorar las realidades en juego. Así es como se logra hacer algo que ilumine al espectador. Te ayuda a acercarte más a una verdad.

–¿Crees que eso no atrae del cine? ¿Consideras que la realidad no nos es suficiente y buscamos la forma más placentera de mejorarla?

–Así es. El arte son realidades inventadas. Ahí yace la belleza del cine, la literatura, la poesía y la música. Son cosas que nos iluminan y permiten dar un paso más allá de los hechos. Ocurre en el cine documental, cuando se cree que lo único que vale son los hechos y los datos duros. Para mí eso es un error.

“El cine documental –agrega Herzog– se debe alejar de esa idea, se debe divorciar del periodismo y de los hechos concretos, porque debe adaptarse a la experiencia cinematográfica. Esa razón es por la que la gente reacciona tan bien a mis documentales.

Si el arte se tratara de hechos, entonces el libro más importante sería el directorio telefónico, porque lo conforman millones de entradas con información precisa. Podemos tener páginas y páginas sobre cualquiera, digamos el señor Smith; su dirección sería la correcta y también su teléfono. Pero aunque un directorio nos pueda proporcionar toda esa información sobre el señor Smith, nunca podrá decirnos la razón por la cuál llora a solas todas las noches.

–Y esto, ¿cómo mejora nuestra experiencia humana? ¿De qué manera algo que no es real nos puede acercar más a algo tan íntimo como el alma?

–Te voy a contar algo que siempre digo para ejemplificar esta idea. Miguel Ángel hizo La Pietà (La Piedad escultura en el Vaticano), que considero la escultura más hermosa jamás realizada. Es la imagen de la Virgen María sujetando a Cristo recién bajado sin vida de la cruz. Si miras el rostro de Jesús puedes identificar su tormento pero, sobre todo, puedes ver que se trata de un hombre de 33 años, mientras que María luce más joven, a pesar de ser su madre.

“¿Debemos acusar a Miguel Ángel de habernos dado fake news (noticias falsas)? ¿Nos está engañando? ¿Es un mentiroso? ¿O acaso está modificando los hechos para darnos una visión más profunda de María y del sufrimiento de Jesús? Porque eso es lo que yo hago. Eso es lo que el cine debe hacer siempre.”