Tras el surgimiento de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) hace 25 años, ésta se estancó y se desdibujó hasta terminar en una gran descomposición, con menos presupuesto y con pérdidas de personal calificado. Se redujo su capacidad para responder al deterioro ambiental creciente, a los desafíos y a garantizar el derecho a un ambiente sano, señala el borrador del programa sectorial 2020-2024.

Se buscará recuperar a la Semarnat de su inercia para ponerla al servicio de la sociedad, volcarla hacia los ciudadanos y los colectivos, ciudadanizar la política ambiental. Al mismo tiempo se pretende reorientarla institucionalmente para convertirla en una institución líder para proteger, fomentar y apoyar la recuperación ambiental de la nación, en diálogo con los distintos sectores de la sociedad, con las comunidades y a través de la cooperación internacional, indica el documento elaborado por especialistas de la dependencia.

Advierte que el futuro tiene que cambiar, ante la clara desconexión entre la Semarnat y sus organismos sectorizados, a pesar de la gran importancia de las actividades, la investigación pública y la generación de conocimiento que en ellos se realiza.

En un diagnóstico de la dependencia, el documento añade que también se dio un escaso trabajo intersectorial y transversal de la política ambiental; tuvo recursos económicos decrecientes e insuficientes que no puede subsanar la cooperación internacional y los bancos multilaterales. Es importante recordar que en el sexenio pasado, entre 2015 y 2017, se redujo el presupuesto de la Semarnat casi a la mitad, al pasar de 67 mil millones de pesos a 35 mil millones.

El documento indica que se redujo la labor de la Semarnat a unos cuantos aspectos, hubo poca o nula confianza y esfuerzos para incluirla participación social en la solución de problemas ambientales, además de que tareas fundamentales se hicieron a través de la contratación de consultorías.

Asegura que hay una oportunidad histórica para que el uso y ocupación del territorio y de los recursos naturales vayan hacia un nuevo modelo de planeación que privilegie la previsión sobre la improvisación. La planeación del desarrollo debe conciliar, sobre el te-rritorio y en todas las regiones, el crecimiento económico, el progreso social y una relación armónica con el medio ambiente que permita el aprovechamiento sustentable.

Agrega que se ha propuesto construir un gran acuerdo para establecer una alianza estratégica con los pueblos indígenas, las comunidades forestales y campesinas y todos los colectivos que habitan las regiones rurales, que han conservado y fomentado el cuidado del medio ambiente. Con ellos se impulsarán acuerdos de trabajo para fomentar el desarrollo de energías renovables, el reciclado de materiales, la captación de agua de lluvia y el transporte alternativo.