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Los dos más grandes de la ciudad laboran las 24 horas

Crematorios trabajan a un ritmo nunca antes visto

Las despedidas son cortas y sólo 2 personas pueden esperar las cenizas

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▲ El personal que labora en los crematorios capitalinos trabaja todo el día y dependen de las máquinas para sacar el trabajo.Foto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Domingo 31 de mayo de 2020, p. 28

A un día de que concluya la Jornada Nacional de Sana Distancia y comience la nueva normalidad, en los crematorios de la Ciudad de México se trabaja a marchas forzadas: en un día, sólo en dos panteones, han sido incinerados 50 cuerpos, además de registrarse cargas de trabajo nunca antes vistas.

La pandemia de Covid-19 aceleró el funcionamiento de los hornos que operan 24 horas en los panteones Dolores y San Nicolás Tolentino, los más grandes de la capital, pero también se realizan cremaciones en Palo Alto, Cuajimalpa; San Isidro, Azcapotzalco; Xilotepec, Xochimilco, así como en instalaciones privadas.

En un recorrido por algunos se observó que se han abierto fosas adicionales en extensiones de terreno, las cuales son preparadas de forma preventiva para evitar la saturación y así aminorar la carga en los hornos.

La recomendación de incinerar a las víctimas mortales por Covid-19 originó la alta demanda de cremaciones, pero también se pueden inhumar y estamos preparados para eso, señaló el jefe de unidad a cargo del panteón Dolores, Víctor Manuel Ávila, quien advirtió que eso ha ocasionado que algunos servicios funerarios abusen de las familias.

Las muertes por coronavirus se atienden en coordinación con el gobierno capitalino; cada deceso está registrado desde el C5 y hay un seguimiento, se detalla en el reporte del crematorio de San Nicolás Tolentino, en Iztapalapa, y el de Dolores, expuso Ávila, por lo que se programa cada cremación y el personal sigue las medidas de protección para prevenir contagios.

El trabajo, reconocen los operadores de los hornos, depende de la capacidad y funcionalidad de las máquinas. Han llegado a tener servicios en un día de 20 restos, en el de Dolores, cifra que sube en San Nicolás Tolentino, donde se realizan hasta 30 incineraciones y han tenido a los cuatro hornos en funcionamiento al mismo tiempo.

Un íntimo adiós

Pese a que los procesos han cambiado, el trabajo para cremar o inhumar es el mismo y se realizan para evitar contagios. Al entrar los familiares a los cementerios son rociados con desinfectante de la cabeza a los pies. Sólo pueden ir 10, la despedida es corta y se hace en un cuarto previo al ingreso a los incineradores, unos cuantos minutos para luego salir. Sólo dos personas esperan las cenizas.

Para el procedimiento de inhumación se acordona el perímetro que limita el paso de los deudos, mientras cuatro trabajadores enfundados en trajes protectores desinfectan y maniobran para bajar los ataúdes. Una vez que se cierra la fosa todos tienen que salir.

Si se atiende la situación y cumplen los protocolos de prevención, para evitar contagios hay condiciones para inhumar, aseguró el funcionario de la alcaldía Miguel Hidalgo. Comentó que ellos están obligados a preservar los cadáveres no identificados, los cuales van a la fosa común, que también habilitaron ante la pandemia con una capacidad de 100 a 150 cuerpos, de los cuales ya fueron ocupados 40 y de ellos 21 han sido víctimas de coronavirus.

Aclaró que hay carga de trabajo, pero la gente debe ocuparse mejor por atender las medidas de salud y hacer caso a las recomendaciones sanitarias para evitar que lleguen aquí.