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Ver día anteriorMartes 14 de abril de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad perdida

Enraizado, el pensamiento neoliberal

L

a secuela neoliberal en el quehacer político cotidiano está muy lejos de caer en desuso. Es más, sigue siendo una forma de percibir ese quehacer de algunos partidos y de los funcionarios que dependen de ellos.

De esa manera no es raro que PAN, PRD y hasta PRI visualicen el futuro inmediato a partir de las normas que dictaron las leyes del mercado neoliberal –aunque suene a pleonasmo–, sin considerar que su realidad y los tiempos que ahora diseñan nuevas alternativas políticas formulan retos que no figuran en las agendas de ese pensamiento.

Acción Nacional, ya casi sin militantes, grita y vocifera en contra de cualquier medida que se tome desde el gobierno de Claudia Sheinbaum o del presidente López Obrador, por descolorida que pueda ser, pero llama a la unidad nacional si supone que de ahí puede jalar agua para su molino; el PRD patalea y patalea, pero sigue hundiéndose, y del PRI no hay nada que rescatar. Por ahí un alcalde de mente carcelaria se niega también a aceptar las medidas que, según él, pueden beneficiar a Morena.

No es posible decir que Morena y su dirigencia sean un dechado de rectitud ideológica. Por el contrario, si nos atuviéramos a la cúpula actual bien podríamos decir que las viejas prácticas no dejan de formar parte del día a día de ese organismo, que como se puede ver cada vez está más lejos del gobierno de la ciudad y de la Presidencia de la República.

Claudia Sheinbaum, que se diga lo que se diga no deja de estar atenta al tema de la pandemia y sus consecuencias, anunció que las autoridades regalarán vales de despensa a los beneficiarios de Lincosa, la agencia gubernamental donde se surten de leche los habitantes de la capital más empobrecidos.

En esta ciudad hay 500 lecherías de ese tipo y se supone que gracias a ellas pueden acceder al alimento cerca de 400 mil personas. Tal idea, de entrada, se calificó de clientelar, por lo que los tres de los cuatro alcaldes que no pertenecen a Morena se han negado a acatarla, y tendrían razón si de ese partido, o lo que sea, dependiera el reparto de los vales de despensa que propuso la jefa de Gobierno, pero no. Se trata de ayudar a la gente que se ha quedado sin empleo, sin forma de llevar dinero a sus casas, pero el síndrome neoliberal les ha ganado y necesariamente atienden a su experiencia inmediata anterior y desentierran el argumento manido como si fuera el gran hallazgo.

No, por lo visto Morena no debería tener una oportunidad para estar en el poder, pero tanto el gobierno federal como el local parecen no tener mucho que ver con los morenos. El problema es que no hay oposición. Tal vez por ello no sea necesario organizar operativos de beneficio a la gente desde la autoridad. Los tiempos obligan, nada más.

La contradicción azul cada vez pierde más credibilidad, el PRD no encuentra dónde comprarla y el PRI mira desde sus cenizas cómo se desmoronan los demás. Que quede claro: el gobierno no es del PAN ni del PRI, y menos del PRD, pero tampoco de Morena. ¿Se entiende?

De pasadita

En el Partido Verde hay gran expectación por lo que suceda dentro de unos días. En esa organización se dice que están construyendo todos los puentes para llegar a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, porque hay una estrategia partidista para sumarse a las acciones del gobierno.

Y mientras los verdes esperan con un buen rango de esperanza para sumarse al poder –estrategia de siempre de ese instituto político–, en el gobierno se mira con desconfianza la posibilidad, y eso porque, pese a todo y contra todos, las encuestas dicen que la jefa de Gobierno sigue teniendo una muy buena aceptación entre la gente, por lo que las alianzas, que más tarde o temprano causan vergüenza, no parecen un recurso urgente. Ya veremos.

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