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La pandemia, un reto similar a la montaña: Bonilla

En las crisis aprendimos a sacar lo mejor de nosotros
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▲ La pareja de montañistas Badía Bonilla y Mauricio López tenía en puerta el ascenso del Annapurna, que se debió cancelar ante la emergencia sanitaria. En la imagen, durante su expedición al Broad Peak, en Pakistán.Foto cortesía Una pareja en ascenso.
 
Periódico La Jornada
Jueves 9 de abril de 2020, p. a11

La mente puede ser la mejor aliada o la peor enemiga, plantea Badía Bonilla, quien junto a Mauricio López forman una pareja de montañistas mexicanos en busca de las 14 cimas más altas del mundo.

De no ser por la pandemia de coronavirus que tiene paralizado al planeta, esta pareja hoy precisamente estaría en pleno ascenso del Annapurna, una montaña de las más letales y que en 2012 estuvo a punto de provocarles la muerte.

Una avalancha de nieve nos impidió conquistar la cima en aquel entonces, dice Badía; otra avalancha, la de la pandemia, nos impide hacerlo este año.

Fue extraño, relata, porque cada expedición representa un verdadero reto para conseguir financiamiento y emprender el viaje. Este año todo parecía resolverse de manera tersa y sin complicación. Hasta que la pandemia se desbordó y detuvo el flujo de la vida social en el planeta.

Podíamos lamentarnos y sentirnos víctimas del destino, desarrolla Badía; pero la montaña nos ha enseñado ha enfrentar la adversidad, el miedo y la frustración, saber calcular el miedo y sobre todo a amar la vida; esta emergencia sanitaria nos coloca ante situaciones muy parecidas.

Lo imprevisto y la crisis los llevan a elaborar analogías entre los peligros de la montaña y esta pandemia que obliga a la humanidad a protegerse del contagio. Ambos montañistas han visto de cerca el peligro de la muerte y eso los ha templado para anteponer la seguridad y el aprecio por la vida.

En aquella expedición al Annapurna sobrevivimos a dos avalanchas de nieve, recuerda Badía; la primera nos pasó encima, pero un glaciar impidió que nos sepultara; fue una experiencia escalofriante, después otra destruyó nuestro campamento, perdimos equipo y comida.

Ante tantos imprevistos, la pareja eligió regresar sobre sus pasos sin conseguir la cima. Ese ánimo para enfrentar lo que muchos considerarían un fracaso, ellos lo interpretan como momentos decisivos en los que se privilegia la vida.

La montaña ahí sigue, dice Badía; “entonces nosotros consideramos esos momentos con la palabra ‘revés’ y eso nos exige sacar nuestro mejor repertorio para sobreponernos, sin victimizarnos ni aventar todo ni frustrarnos”.

Lo opuesto a la montaña majestuosa, al horizonte inabarcable, es el encierro; el hastío de las cuatro paredes y los días que parecen iguales. Badía y Mauricio elaboran sus rutinas de entrenamiento en casa, escriben un libro al alimón y ponen en acto todo lo aprendido en tantos años de enfrentar cumbres inhóspitas.

Esta crisis del coronavirus es también una coyuntura para conocernos a nosotros mismos y para conocer al otro, sugiere Badía; “una oportunidad para saber quién es uno, el otro y el nosotros cuando estamos en pareja o familia".

Crecer duele, sentencia Badía; enfrentar las crisis es parte de vivir, hemos aprendido a sacar lo mejor de nosotros ante los imprevistos, con la certeza de que nadie más lo puede hacer.