Luis Felipe Bravo Mena, ex dirigente nacional del PAN, prevé que el voto de su partido se va a pulverizar con el eventual registro de México Libre, pero es un costo que se va a tener que pagar por los errores cometidos durante la dirigencia pasada y por no haber sido capaces de procesar un momento crítico en el que se sobrepusieron los intereses personales sobre los superiores.

Panista de toda la vida, considera que las diferencias que llevaron a la salida del ex presidente Felipe Calderón y su esposa, Margarita Zavala, de Acción Nacional para posteriormente fundar México Libre, no eran de tipo ideológico, por una propuesta filosófica o un programa político, sino por posiciones y candidaturas concretas que no se pudieron conciliar y nos llevaron a la ruptura.

Dirigente nacional del blanquiazul cuando esta fuerza política llegó a la Presidencia de la República en el año 2000 con Vicente Fox, estima que tanto Calderón como Ricardo Anaya, ex presidente y ex candidato a Los Pinos, respectivamente, fueron culpables del rompimiento, pero no sólo ellos: fue toda la institución porque no se hizo todo lo que se pudo por evitarlo.

Creo que nos faltó agotar todas las herramientas y posibilidades para evitar esto que nos va a llevar a la división del voto, puntualiza Bravo Mena.

El PAN y partido de Calderón, gemelos

En entrevista con este diario, el ex asesor de Manuel J. Clouthier estima que hay que aprender la lección y, por lo pronto, recomienda a los militantes que en esta nueva coyuntura no rompan puentes y mantengan la amistad con los promotores del nuevo partido, pues no descarta que más adelante se puedan hacer alianzas.

Si se han hecho con el PRD, el PRI y hasta con algunos de Morena, más con quienes sabemos que no tenemos diferencias de fondo, puntualiza el ex senador y actual representante del gobierno de Guanajuato en la Ciudad de México.

Tan no las hay que el ex candidato a la gubernatura del estado de México no duda en calificar al PAN y a México Libre como hermanos gemelos, pues ambos nacieron de la misma matriz filosófica.

Vamos a ser dos expresiones de esta filosofía humanista, quizá con un matiz, por eso no ve al PAN votando contra una iniciativa presentada por la organización de Calderón.

Al hacer una evaluación del estado del blanquiazul tras la derrota electoral de 2018, reconoce que está en momentos difíciles que se inscriben en una coyuntura nacional e internacional.

De hecho, recuerda en un restaurante de la avenida Reforma, que en el mundo, los partidos políticos históricos que construyeron grandes etapas de los países en los pasados 70 años están en franco declive, en vía de desaparición o ya no existen. Entre ellos se encuentra el Demócrata Cristiano y el Socialista de Italia, ejemplifica.

Señala que en México, el modelo de los partidos de la llamada transición democrática, terminó y se avanza a un espacio intermedio entre el tripartidismo y el esquema que se gesta con la creación de nuevas fuerzas políticas, cuya cristalización se verá en los comicios de 2021, pues ahí se sabrá quién y cómo queda.

Ante este escenario, el reto del PAN es que a partir de su restructuración interna, logre expresarse como una corriente de pensamiento e inquietudes lo suficientemente sólida y espesa para continuar como una alternativa de participación política.

El ex embajador de México en el Vaticano considera que Acción Nacional tiene que ir al encuentro de los ciudadanos y acompañar sus causas, desechar la idea de que todo se arregla con mercadotecnia electoral y entender que el ciudadano vota por personas.

Bravo Mena también señala que es necesario acabar con el grupismo. Los estudios refieren que los partidos tienden a oligarquizarse y a formar núcleos cerrados que desplazan una vida interna más abierta y fluida. Eso le ha sucedido al PAN, reconoce, y que es un fenómeno que ha alejado del instituto político a diversos liderazgos.

Por último, se pronuncia por combatir la corrupción entre militantes porque con eso lo que se hace es defender a la institución.