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Es mejor parar

Huiqui: jugar sin público es perder el alma del futbol
 
Periódico La Jornada
Lunes 16 de marzo de 2020, p. 4

El alma de toda competencia está en la emoción que se contagia entre el público. Una competencia sin alaridos, coros, estruendo, pierde mucho sentido. En la primavera de 2009, la epidemia de influenza obligó por primera vez a disputar partidos con las gradas vacías. Joel Huiqui, en ese entonces defensa insustituible del Cruz Azul, recuerda la extrañeza de saltar a la cancha en silencio.

El túnel que conduce al terreno de juego anticipa lo que espera, un rumor insistente que detona cuando el jugador pisa el césped. En ese trayecto se chocan manos, se saluda a la afición y se meten de lleno al ritual del deporte.

Era muy raro entrar en silencio, recuerda hoy Huiqui, en la fecha 10 del Clausura 2020, la última en algunas semanas que se jugará a puerta cerrada por la emergencia provocada por la pandemia del coronavirus. A partir de este lunes, este torneo, el femenil y las divisiones inferiores pararán toda actividad.

Los primeros minutos son los más difíciles; no hay gente en las gradas, no hay sonido, es muy extraño; entonces sólo se escucha el golpeteo del balón, las voces que damos entre los compañeros y los rivales, al entrenador que nos da indicaciones, es muy raro.

Hace días que las principales ligas del mundo suspendieron sus torneos. Algunos todavía lo hacen a puerta cerrada, la competencia mexicana era una de ellas, aunque el sábado anunciaron que se jugaría esta jornada sin público. Un día después, los directivos de nuestro país, en acuerdo con la Secretaría de Salud, anunciaron que a partir del lunes se dejaría de jugar el torneo local.

La decisión de continuar a puertas cerradas se tomó con nuestras autoridades sanitarias, opina Huiqui; pero en lo personal, creo que es mejor detener el torneo, porque es más seguro y además pierde sentido el juego. Hay otros temas más importantes que atender.

Huiqui relata que después de los primeros minutos de incomodidad. Como si un artista ofreciera un espectáculo sin público, terminan por concentrarse mucho más y olvidan, tal como deben hacer en tiempos de normalidad, que hay un mundo afuera de la cancha.

Hay un primer impacto sicológico al ver el estadio vacío, explica; pero eso no debería afectar, porque cuando jugamos con normalidad también debemos concentrarnos y dejar de lado si nos apoya o nos abuchean los aficionados rivales.

Este domingo se jugó el clásico joven entre su equipo, Cruz Azul, donde ahora cumple funciones de entrenador de fuerzas inferiores, y el América. Una oportunidad para que La Máquina demostrara que pisa fuerte en este torneo.

Huiqui, no deja de lado lo absurdo de este momento. Una victoria para los cementeros, sería una victoria silenciosa.

Este clásico será recordado por lo atípico, donde todos veremos a jugadores tratando de imponerse a una realidad.