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Un día sin nosotras
A las jodidas, los paros sólo nos perjudican
 
Periódico La Jornada
Martes 10 de marzo de 2020, p. 6

Desde el amanecer, miles de mujeres, la mayoría trabajadoras informales o dueñas de pequeños negocios se movilizaron, como todos días, para acudir a panaderías, tiendas de ropa, de autoservicio, departamentales, estéticas, farmacias, tortillerías, zapaterías, puestos ambulantes y de periódicos, mercados públicos, empleos de limpieza y seguridad privada. Vine a trabajar porque yo no tengo quien me mantenga ni me pague una quincena. A las jodidas, los paros sólo nos perjudican, asegura Rita, vendedora de periódicos desde hace 30 años.

Apresuradas para no llegar tarde, algunas incluso cargando a sus hijos, mantuvieron un flujo contante en los andenes del Metro y en los servicios del transporte público desde las primeras horas de ayer.

Si bien la afluencia de usuarias fue menor a otros días laborables, su presencia fue innegable. “¿Va a trabajar?, sí, aquí es cuando se debe uno ver de madre, venir a trabajar y ser luchona y echarle pa’delante”, afirma Elba, quien labora limpiando sanitarios en el Metro.

Indignada por la violencia feminicida que asola el municipio de Nezahualcóyotl, estado de México, donde habita, asegura que el verdadero problema es la inseguridad, pero también la indiferencia de los cuerpos policiacos. Esos ni hacen nada, los que sí se meten a los madrazos son los del Ejército, pero y con estos paros qué puedes hacer, vamos a ser realistas.

En las calles fue visible la presencia de las comerciantes ambulantes. Rosa, quien vende tamales frente a una clínica de salud, en la alcaldía Cuauhtémoc, expresa: estoy trabajando por necesidad. Hay hijos que mantener. El paro es ilógico, porque para empezar ayer en su marcha hicieron muchos destrozos, están exigiendo respeto, pero no lo están dando. Sí, estamos en contra de la violencia de la mujer, pero eso no va a cambiar de la noche a la mañana.

En contraste, en las sucursales de grandes empresas como América Móvil, BBVA, Santander, Movistar, Starbucks, saltó a la vista la escasa presencia de mujeres trabajando. Son firmas que respaldaron a sus empleadas en su reclamo por la ola de feminicidios.

No obstante, en plazas comerciales fue evidente su asistencia en diversos locales como tiendas de ropa, heladerías, supermercados, cafeterías y restaurantes. Claudia, vendedora de piso en una zapatería, cuyo salario depende de las ventas que realice, señala: nos dijeron que podíamos faltar, pero no se nos iba a pagar el día, además iba a perder mis comisiones por ventas. La situación económica en mi familia no está para perder todo un día de trabajo, así que decidí venir, lamentó.

Los mercados públicos no fueron la excepción. En barrios populares como la colonia Ex Hipódromo de Peralvillo, donde se ubica el mercado Beethoven, marchantas y clientas acudieron con normalidad.

Sin embargo, en los barrios históricos de Coyoacán y San Ángel, la afluencia de vendedoras y clientas fue mínima. En Valle de Aragón, estado de México, doña Tere acudió, como desde hace 50 años, a su puesto en el mercado, afirma: tengo que venir a trabajar, últimamente las ventas están muy bajas, cada día vendo menos, imagina que hoy no abro, pues mi familia no come.

En una farmacia de medicamentos genéricos donde todas las empleadas son mujeres, las vendedoras señalaron que decidimos venir por solidaridad, pero también porque, aunque estamos a favor de luchar contra la violencia de género, el paro no funciona, porque no nos hacen caso. Tengo que trabajar, aunque te digan no te voy a descontar, yo sé mi obligación, mi responsabilidad, pues mis hijos dependen de mi ingreso.