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No sólo de pan...

De congruencia en la cúpula

L

a gente de buena voluntad, crítica y consciente del estado de un país roto y sin perspectivas aparentes de mejora acompañamos, progresivamente y a lo largo y ancho del territorio mexicano, al actual presidente de la República. No creo conocer a nadie que se haya arrepentido de este camino, con todo y la campaña desaforada de oponentes políticos empeñados en desprestigiar desde la personalidad del mandatario hasta casi cada una de sus palabras y acciones, porque nuestra mayoría mantiene sus bonos de confianza, comprendiendo la inmensa dificultad de un rescate económico, político y social, sin deber hacer, a cambio, ciertas concesiones para el sistema global dominante representado por Estados Unidos y sectores nacionales arraigados a sus privilegios.

Sin embargo, al escuchar, ya para el día de hoy más de 300 veces que hemos dejado atrás el neoliberalismo, quisiéramos poder constatarlo en algunas acciones y resultados concretos por modestos que fueran. Porque, en congruencia con estas palabras, hoy deberíamos ya estar celebrando políticas para el campo y sus productores que tuvieran como base la confianza en sus necesidades, en su discernimiento e inteligencia, en vez de asestarles desde arriba programas como Sembrando Vida, el que, si bien ha sido positivo para algunos, otro gran número no sólo ha dejado sus parcelas de autosubsistencia, sino que emprende la destrucción de la selva, para implantar frutales y maderables a cambio de apoyo monetario y poder comprar sus alimentos (¡!)

Otro ejemplo, ¿qué impide al proyecto del Tren Maya construir tantas estaciones locales como fueran necesarias entre los 18 puntos destinados a la economía turística, de manera que las comunidades beneficiadas con un rápido descenso y ascenso de personas y mercancías pudieran desarrollar un turismo autogestivo, con cabañas, comedores colectivos, paseos guiados, regulación del número de visitantes y una vigilancia sobre el comportamiento de éstos, en vez de tener que padecer los planes de desarrollo de ONU-Habitat con enfoque incluyente (sic) y sustentable (doble sic)?

Tal vez salimos del neoliberalismo por la puerta de la utopía, pero, como no confiamos en nosotros gobierno, ni en la gente que nos apoya, no nos queda sino aceptar la asistencia técnica de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos para la revisión, certificación y validación de modelos de negocio, prestructuración financiera y bases para una gestión pública justa y equitativa, o sea cien por ciento neoliberalismo.

Pero, ¿y si se le tuviera confianza a las comunidades en vez de aplastarlas con programas preconcebidos? ¿Acaso no valdría la pena introducir la experiencia zapatista con sus logros sociales y sustentables para apuntalar la verdadera vocación de los pueblos originarios y sus descendientes, entre quienes viven en las márgenes de la espada que va a atravesarlas? Y, si así se hiciera, habría que revisar y enmendar las impiadosas normas del Servicio de Administración Tributaria que obligan a los productores directos de alimentos a viajar al Walmart más cercano (a veces distante de 50 kilómetros o más) para comprar cajas de comida chatarra y poder alimentar a sus visitantes, porque sus tortillas, salsas, verduras y proteínas obtenidas de sus milpas y con su trabajo ¡no pueden ser facturadas! ¿Tendrá este detalle algo qué ver con los servicios básicos para mejorar la vida de los habitantes que anuncian los grandes proyectos? Congruencia, señor Presidente.