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Ha muerto Joseph Shabalala
 
Periódico La Jornada
Sábado 15 de febrero de 2020, p. a12

Música zulú: interjecciones suspiros silbos chasquidos de la lengua guturaciones murmullos musitaciones.

La galaxia presenta desde el martes ausencia de brillo en uno de sus confines: se extinguió Bhekizizwe Joseph Siphatimandla Mxoveni Mshengu Bigboy Shabalala, cuerpo celeste que encarnó el 28 de agosto de 1941 en la aldea nombrada Ladysmith, zona zulú de Sudáfrica y dejó el cuerpo físico en Pretoria apenas hace cuatro días.

Pasó a la historia bajo el nombre abreviado de Joseph Shabalala, asociado a una de las agrupaciones musicales que cambiaron la música del mundo: Ladysmith Black Mambazo, conjunto canoro cuyas cantilaciones suenan y son: musitaciones gemidos llamado y respuesta implosiones labiales glotis semiglotis epiglotis fonación.

La muerte de Joseph Shabalala pasó desapercibida para el mundo de la banalidad pero no para los cultivadores del periodismo musical porque el mejor reportero de esa especialidad, Jon Pareles, consignó con oportunidad en The New York Times el deceso, glosa y treno: fonación clamor pregón eco reflejo nota sostenida en el aire, notas musicales en danza circular elíptica arremolinada.

La discografía de Ladysmith Black Mambazo forma una torre de discos compactos, décadas de producción y decoro desde que los reflectores se posaron sobre esa troupe de guerreros zulúes que entonan notas sublimes mientras saltan por los aires: arremolinada la masa sónica en elipsis.

Los reflectores fueron a Sudáfrica cuando el maestro Paul Simon viajó a esas tierras y enfrentó violento rechazo fifí porque él, Paul Simon, simpatizaba con la batalla antiapartheid. Elipsis en el aire mientras suenan notas entrecortadas alargadas sostenidas en el trino de aves nocturnas y por ende bondadosas en cantilación.

El disco Graceland, la obra maestrade Paul Simon, debe su magia a la música zulú porque Joseph Shabalala, director fundador del coro a capela Ladysmith Black Mambazo, compuso con Paul Simon la pieza titulada Homeless, cuya fuente original es una canción que se canta en zona zulú durante las bodas; en el disco de Simon expresa de manera poética y en lengua zulú la lucha antiapartheid:

Webaba silale mawenic
Webaba silale maweni
Homeless, homeless
Moonlight sleeping on a midnight lake
Homeless, homeless
Moonlight sleeping on a midnight lake
We are homeless, we are homeless
The moonlight sleeping on a midnight lake
And we are homeless, homeless, homeless
The moonlight sleeping on a midnight lake
Zio yami, zio yami, nhliziyo yami
Nhliziyo yami amakhaza asengi bulele
Nhliziyo yami, nhliziyo yami

El éxito descomunal del disco Graceland hizo notar al mundo la existencia de una música tan bella, tan prístina, tan pura como las mismísimas invenciones que había hecho Bach hacía unos 500 años a partir de una materia prima común: la naturaleza, la lógica del árbol, el viento, la luna, el agua, puesta en ordenación de notas musicales:

Foto
▲ Joseph Shabalala.

webabe silale maweni moonlight sleeping on a midnight lake

La música zulú que llevó Joseph Shabalala al mundo tiene su nido en la tradición isicathamiya, música tradicional que surgió en contraposición a la modalidad denominada mbube: la diferencia consiste en la delicadeza como respuesta a la violencia porque mientras isicathamiya acaricia mbube ruge:

rrrrrr clac rrrr clac rrrrr clac

Isicathamiya proviene del verbo zulú cathame: caminar con suavidad, moverse cuidadosamente, mientras mbube significa león, es decir: mientras la música zulú mbube ruge, muestra su poder en voz muy alta, la música zulú isicathamiya lo dice sonriendo, amorosamente: musitaciones susurros caricias entonaciones cálidas del corazón.

El éxito coronó el trabajo de Joseph Shabalala y sus discos se multiplicaron, insisto, más allá del que grabó con Paul Simon y el célebre álbum Shaka Zulu, producido precisamente por Paul Simon y premiado con el Grammy. Y eso es relevante porque demuestra en los hechos la importancia de una música primigenia, sencilla, nacida de la aldea y que ha influido a varias generaciones de creadores de culto: Meredith Monk y Bobby McFerrin entre ellos, y demuestra a su vez que es materia prima de autores consagrados como el húngaro György Ligeti y el estadunidense Steve Reich, quienes aprendieron de la música zulú así como de la de los pigmeos y otros creadores africanos que suelen musitar: anananáne anánane anánana.

El escucha puede claramente ver y escuchar la sucesión de melopeas que danzan persiguiéndose, jugueteando de la misma manera en que los colibríes se persiguen en el vuelo y hacen ruidos lindos con sus picos largos mientras atardece:

anánane ananáne ananané

Los integrantes de Ladysmith Black Mambazo danzan mientras cantan acapela y aunque no los veamos (sus videos abundan en YouTube) el oído percibe con claridad el sistema de vasos comunicantes con otras formas de creación artística nacidas de la simplicidad, el vacío, lo absoluto, como el teatro Kabuki. Silencios huecos intersticios armonías.

La música zulú que cultivó Joseph Shabalala es un compendio de alegría, una sumatoria de aclamaciones en son de paz, sus temas son los temas que mueven al mundo desde siempre: el amor, el paisaje, la fe, la armonía:

balidos vientos ululantes saetas vocales alas que suenan pregones silbos palmas entrechocadas chasquidos gorgoritos el sonido de la lengua rebotando en el paladar. La implosión de los labios sumergidos en líquido amniótico; el sol que duerme sobre un lago.

Ha muerto Joseph Shabalala. Suenan los discos todos de Ladysmith Black Mambazo por el mundo.

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