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Negocios y empresas

Implicaciones del Brexit

L

a salida de Gran Bretaña de la Unión Europea es un hecho, ya que las votaciones más recientes le dieron una aplastante mayoría al gobierno conservador. A partir de febrero, Europa será diferente a escalas económica y política.

Esta situación no es inusual en el viejo continente. Durante el siglo XX las fronteras se reconformaron varias veces: a principios, con la Primera Guerra Mundial y con la creación de la Unión Soviética. A mediados, con la Segunda Guerra Mundial. Más adelante con la caída del Muro de Berlín, la desaparición de la Unión Soviética y la creación de la Comunidad Económica Europea. A finales, con la incorporación de otros países a la renovada comunidad europea. La relación de Europa con el resto del mundo, en particular con Estados Unidos, también ha vivido transformaciones importantes en materias económica y comercial. Es decir, si hay algo permanente es el cambio.

El 2020 se inicia con una ruptura entre Gran Bretaña y la Unión Europea, las fronteras abiertas se redefinen, lo que generará choques entre Gran Bretaña y el resto de Europa Occidental.

Pero quizá lo más importante es que el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte también se transformará. Algunos miembros de esa comunidad, conformada por Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, no quieren salir. Escocia e Irlanda del Norte lucharán por permanecer en la Unión Europea y pueden romper con Gran Bretaña. Irlanda del Norte podría integrarse con la República de Irlanda.

La salida de Gran Bretaña de la comunidad europea generará choques, pero la realidad es que ambas partes se necesitan. A escala política hay codependencia, y tanto las empresas como el comercio que fluye en esa región se mantendrán con algunos cambios, de acuerdo con las reglas fijadas por organismos internacionales.

Lo que sí sucederá es un replanteamiento de la comunidad europea, donde lo más probable es que se transforme en otra cosa, porque las realidades contrastantes entre sus miembros, por ejemplo, entre Alemania y Grecia, en lugar de llevar a un desarrollo cada vez más equilibrado entre regiones ricas y pobres de la comunidad, acentúa las diferencias. El viejo continente, como es usual, se mantiene en una transformación geopolítica constante.